Mente positiva: tres lecciones para empezar bien el día
Los hábitos matutinos pueden determinar en buena parte como continuará nuestro día.
Tener un buen día, e incluso una buena vida, depende en gran medida de las rutinas que hemos construido. Los hábitos y prácticas cotidianas influyen en nuestro estado de ánimo y en el propósito de tener una 'Mente Positiva'.
Pensemos, por ejemplo, en el inicio del día. Al despertar cada mañana, lo más probable es que nuestro primer contacto sea con el teléfono celular. Revisamos mensajes de texto, redes sociales, noticias y esa es la primera información que ingresa a nuestro cerebro. Una costumbre habitual pero que puede tener efectos negativos.
El bombardeo de información -que en muchos casos es falsa- y las constantes pugnas en redes sociales pueden crear un mal ambiente para empezar el día. Nuestro humor puede resultar afectado por cosas que están fuera de nuestro control.
Pensemos en un camino alternativo, en empezar la jornada con pensamientos positivos y lejos de la confrontación. Pensemos en una mañana más plena.
¿Cómo lograrlo? Algunas personas recurren a la meditación o a una rutina de ejercicios. Esos caminos son altamente efectivos pero requieren de una disciplina inquebrantable y de otros factores externos (el clima, el entorno, la pereza...). Por eso, la alternativa que planteo hoy se basa en tres pensamientos que recordar inmediatamente luego de despertar. Ideas y lecciones que repetiremos cada mañana para tenerlas en mente todo el día.
Controla tus percepciones
Es importante recordar que lo que pensamos de una persona o de una situación es solo eso: un pensamiento. Dejar que las percepciones que tenemos de algo o de alguien afecten nuestra vida es un riesgo que no vale la pena correr. Además, hay una gran probabilidad de que estemos equivocados.
¿Cuántas veces notaste que tu primera impresión de alguien era equivocada? No juzguemos basados solo en lo que creemos. Conozcamos antes.
Dirige tus acciones adecuadamente
Un principio de la filosofía estoica es actuar de forma adecuada. Evitar las reacciones fruto de emociones como el enojo o la tristeza. Antes de cada actividad piensa en sus implicaciones y toma unos segundos para buscar una mejor alternativa. Si despiertas con esa idea en la mente será más sencillo aplicarla.
Acepta lo que no controlas
Es la lección más valiosa para cada día. Debemos entender que hay cosas que no controlamos y lo único que podemos hacer es aceptarlas y evitar que perturben nuestras emociones. Si reconocemos nuestras limitaciones y aceptamos que no todo está bajo nuestro control podremos convivir en armonía con el entorno.
