Mente positiva: 'Las tres versiones de una historia'
Los conflictos inician por la intención de imponer nuestro criterio. La verdad no es exclusiva y única
Las últimas semanas han sido intensas. Conflictos políticos, electorales e ideológicos plagaron los espacios de opinión y las redes sociales. Pareciera que grupos reducidos de personas creen tener la verdad absoluta y no están dispuestos a negociar con los demás.
Mente positiva: 'Luchando contra los delirios de grandeza'
Leer másLas discusiones, en su mayoría, arrancan con esa premisa. Dos o más personas creen tener la razón y están seguros de que cualquier otro criterio es un error. Las peleas más graves suponen no solo una diferencia de opiniones sino el deseo de eliminar o callar a quienes piensan diferente.
Lo cierto es que este modelo tradicional de conflicto parte de un error. Creer que la verdad es privilegio de unos pocos es caer en la equivocación del egocentrismo y la supremacía con poco sentido.
El cantante inglés Robbie Williams tiene una forma más sencilla de entender la vida y la plasmó en su canción Shame. En las primeras líneas de esa melodía, el cantautor explica que cada historia tiene tres versiones: la tuya, la mía y la verdad
¿Qué significa esa afirmación? La idea de Williams es que cada conflicto será más llevadero y podrá solucionarse más rápido si entendemos que lo que creemos como cierto es solo nuestra percepción de verdad. El otro también tiene una versión tan válida como la que hay en nuestra mente.
Pensemos en una disputa por política -de las más agresivas en los últimos meses-. Los simpatizantes de un candidato tienen una versión de la realidad. La defienden y creen que el otro candidato está mal. Sus seguidores, por su parte, también tienen una versión propia y no significa que una sea mejor. Las dos son válidas y merecen respeto.
Mente positiva: 'El arte de sentir satisfacción'
Leer másNinguno de los dos segmentos llegará a la verdad sino escucha a su contraparte. Esa es la tercera versión de Williams: la verdad.
En la mayoría de discusiones no hay acuerdos y eso no está mal. No estás obligado a cambiar de opinión ni a lograr que los demás piensen diferente. Lo que si debes hacer de manera obligatoria es entender que todos tenemos un criterio que merece respeto. No caigamos en actitudes violentas que no conducen a nada positivo.