Si no te gusta lo que refleja el espejo, podrías padecer de dismorfofobia
Famosas como Lily Allen, Miley Cyrus y Hayden Panettiere lo han padecido. Más que tratamiento estético se requiere del psicológico.
¿Alguna vez imaginaste que la exmodelo y actriz Uma Thurman, quien ha interpretado varios personajes sexis en el cine como Hiedra (Batman), Mia Wallace (Pulp Fiction) y Beatrix Kiddo (Kill Bill) pudiera padecer de un trastorno mental? Pues sí, padece de dismorfofobia o trastorno dismorfóbico corporal, que es la distorsión de su imagen, lo que genera una preocupación excesiva por un defecto corporal inexistente o de escaso notoriedad.
Este trastorno lo causan muchos factores dice la psicóloga Jéssica Rodríguez, uno de ellos es la mala relación afectiva o vínculo con la figura materna en el caso de las mujeres y la paterna en el de los hombres, que provoca en el menor una autodesvalorización, miedo y vergüenza.
Al no darse una conexión emocional de empatía, respeto y ser aceptado, se provoca un desbalance emocional, como tensión interna o conflictos con el yo (emocionales afectivos y cognitivos) lo que ocasiona una falsa idea de si mismo y de lo que creo que los demás tienen de mí, dice la experta.
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Leer másOtro motivo es la demanda y exigencia social y cultural. El sociólogo César Garcés explica que nuestro ser y cuerpo se definen a partir de las relaciones y experiencia con otros, de las normas y valores de los grupos a los que pertenecemos.
Existen reglas que terminan por ordenar y controlar a la sociedad e individuos, un sistema de normalización en el que el cine, la tv, la publicidad y las redes determinan patrones culturales promoviendo el consumismo y la búsqueda de cuerpo cada vez más atractivos.
El tratamiento que vale
Quienes tienen el trastorno se someten a tratamientos cosméticos, quirúrgicos, dermatológicos, capilares, dentales, entre otros, reiterativamente y con exigencias descabelladas, creyendo que es la solución, pero solo el proceso psicoterapéutico lo es, el cual debe de llevar al paciente a cambiar la forma de hablar negativamente de sí mismo con respecto a su apariencia (“soy deforme”), modificar los pensamientos irracionales (“no voy a ser feliz si no me opero”) y reducir o lograr que desaparezcan sus conductas obsesivas (maquillarse mucho si el ‘defecto’ está en la cara, cubrirse el cuerpo si le acompleja alguna parte, etc.), sostiene Rodríguez.
Perfil del individuo
- Desarrollan alteraciones graves en el estilo de vida, evitando actividades sociales y ocupacionales, debido a que se avergüenzan de su apariencia. Muchos se recluyen en casa o se aíslan.
- No creen en los halagos.
- Permanecen solteros o se divorcian.
- Tienen baja autoestima, viven en desdicha, desmotivación, autorreproche y creen que cambiando su imagen corporal aumentará su autovaloración y mejorará su vida interpersonal (con los demás) e intrapersonal (consigo mismo).
- Actúan compulsivamente y suelen ser obsesivos, al punto de ser casi ritualistas. En algunos casos se ven constantemente al espejo, para analizar su rostro o cuerpo, y en otros evitan reflejarse en él.
- Tienden a compararse frecuentemente con otros.
- Padecen de ansiedad, depresiones fuertes y trastornos de la personalidad.
- Manifiestan reacciones autoagresivas, incluso con los terapeutas.
- Algunos sujetos tienen conductas suicidas.
Del espejo al quirófano
Para el cirujano plástico reconstructivo y estético Luis Bitar Auad, este trastorno se presenta tanto en hombres como en mujeres. “Ambos miran anomalías que ni el cirujano ve, pero yo les hablo del tema, aunque no llegan a comprender y se molestan; por eso en ocasiones los cito con algún familiar y converso con ellos sobre el asunto y les sugiero que busquen ayuda psicológica”. Como la salud mental está afectada, esta perjudica a la física, trayendo como consecuencias lesiones y complicaciones. “Por ejemplo la nariz, al pasar de cirujano en cirujano, en cada operación va a lesionarse funcional (respiración) y estéticamente, hasta perder la punta nasal, por falta de circulación y manipulación. Lo mismo pasa con las mamas, los párpados, etc.”, advierte el galeno.
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Leer másEvalúate:
Realízate estas preguntas con sinceridad.
- ¿No me siento a gusto con mi imagen corporal?
- ¿He pensado en hacerme algunas cirugías en mi cuerpo o rostro?
- ¿Evito salir, porque no quiero que critiquen mi aspecto físico?
- ¿Busco mucho al médico, en especial al dermatólogo para que me ayude con los ‘defectos’ en mi piel?
- ¿Compro grandes cantidades de productos de belleza?
- ¿Hago demasiado ejercicio para verme bien?
- ¿Siempre me arreglo el cabello, porque me siento incómodo?
- ¿Siento que ninguna ropa me queda bien?
- ¿Estoy dispuesto a arriesgar mi vida con tal de verme lo más perfecto posible?
- ¿Este problema de mi imagen afecta mi vida laboral, afectiva y de estudio?
Si contestaste más de 5 ‘sí’: Es posible que padezcas dismorfofobia. Es recomendable que busques ayuda profesional con un psicólogo clínico.
Si respondiste más de 4 ‘no’: No tienes problemas con el trastorno.
La belleza exterior no es más que el encanto de un instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma.