Sanando su niño interior
Si no recibió en la infancia amor y protección para crecer sano emocionalmente, esas carencias, probablemente, le acompañarán toda la vida.
El niño interior representa la parte más vulnerable de un adulto. Cuidarlo es vital para un buen desarrollo emocional en las posteriores etapas de la vida.
La autoestima, la seguridad y la confianza se desarrollan en los primeros años y son los padres los responsables de prodigar a sus hijos todo aquello que los haga crecer seguros, confiados y mentalmente sanos.
Sin embargo, cuando el pequeño no recibió la atención que necesitaba y experimentó rechazo, abandono, trato injusto o humillante, se va a formar una herida interior con la cual crecerá y lo acompañará quizás toda su vida.
Incluso, cuando muchos padres se esfuercen por hacer una buena labor, es poco probable que logren cubrir todas las necesidades emocionales que sus hijos requieren.
Tomar conciencia y aceptar que ciertas experiencias dejaron una herida profunda con consecuencias es el primer paso para sanar. Nada de lo vivido es determinante. Es posible hacer las paces con el pasado y soltar a través de actividades terapéuticas.
Su "niño" le recuerda
- No dar tanta importancia a las cosas que no lo merecen.
- Que necesita ser abrazado, cuidado y mimado.
- Evitar ser tan exigente y perfeccionista consigo mismo.
- No ser tan serios. Ser más divertidos, no perder la ilusión, la imaginación ni las ganas de soñar.
- Disfrutar las cosas simples y sencillas de la vida.
Manifestaciones de un niño herido
- Inestabilidad en las relaciones afectivas o en el trabajo.
- Actitud defensiva o agresiva.
- Inseguridad, temor al rechazo o al abandono.
- Desconfianza, miedo a la soledad.
Ejercicios
- Busque una fotografía de cuando era niño, mírela unos minutos, sin jugar, solo sienta. ¿Qué era lo que más le gustaba hacer? ¿Qué juguetes tenía? ¿Con quién jugaba?
- Haga un viaje en el tiempo y visualícese de niño, con la mayor cantidad de detalles: qué ropa tenía puesta, cómo tenía su cabello. Imagine que hoy visita a ese niño y que en tono dulce y respetuoso le dice cuánto lo ama y lo valora. Agradézcale cada vivencia y aprendizaje, manifiéstele lo orgulloso que está de él.
- Finalmente abrácelo y dígale que no tienen nada que temer, que lo ama y que nunca estará solo, pues el adulto que es hoy lo acompañará siempre.
Tenga presente
- Si un niño no recibió de sus padres afecto es difícil que pueda darlo de adulto.
- Todos llevamos dentro al niño que un día fuimos, es esa parte juguetona libre e inocente que a veces sale espontáneamente.
- Al margen de si tuvo una infancia buena o mala, usted está a cargo de su vida y solo usted tiene la responsabilidad de ser feliz.