Cómo superar la ansiedad posasalto
El miedo a salir luego de ser víctima de la delincuencia puede causar trastornos psicológicos como angustia y depresión.
Los titulares de prensa, las historias de amigos o conocidos y las redes sociales actualmente mantienen a la ciudadanía en estado de alerta respecto a la violencia en las calles. Cuando una persona es víctima de un robo, este temor se incrementa, afectando gravemente su psiquis y su regreso a la vida cotidiana.
La desconfianza a los semáforos, las motos y la oscuridad debido al riesgo que existe de perder la vida en ellos impacta a nivel físico y psicológico durante un atraco.
El ser asaltado es un abuso, una violación de su integridad total: cuerpo, mente y espíritu ceden ante este sometimiento violento.
Sentimientos de desolación, vulnerabilidad, impotencia y rabia son los más comunes, de acuerdo con un estudio de la Revista Médica de Chile, en la que se indica que estos varían dependiendo de la personalidad y el nivel de la agresión sufrida.
Durante el evento delictivo
Cuando se disfruta de un almuerzo con amigos o familiares, por lo general no se piensa en que podría ocurrir un hecho violento. Por eso, de acuerdo con el psicólogo, el asalto es una situación abrupta, en la que la víctima carece de capacidad de reacción o de comprensión de lo que sucede.
En ese momento surge lo instintivo de preservar la vida, enfatiza José Saldarriaga, especialista con maestría en Psicología Clínica. “Lo mejor es no hacerse el fuerte, recordar que lo material no es importante y mantener la calma a través de ejercicios de respiración”.
Algunas de las acciones preventivas que recomienda el experto incluyen no tener el teléfono u objetos de valor en lugares visibles, acudir a sitios que tengan protocolos de seguridad y mantener la tranquilidad cuando se presente el incidente.
Cuando hacemos conciencia de lo que está pasando y tomamos precauciones es menos traumático para las personas en el momento que ocurra.
Luego del robo
Palpitaciones, jaquecas, sudoración y llanto incontrolable son manifestaciones físicas. ¿Pero cuándo se convierte en un trastorno de estrés postraumático? “Si a las dos semanas ve un deterioro de la calidad de vida, preocúpese. Y si esto continúa a los dos o tres meses, ya hay un trastorno”, advierte el profesional, quien enumera algunos de los efectos psicológicos:
- Miedo y paranoia: Evitar salir de casa y tener sensación de indefensión.
- Ansiedad: Pensamientos repetitivos que reviven el hecho.
- Trastornos del sueño: Pesadillas e insomnio.
- Irritabilidad: Enojo y deseo de venganza.
Recomendaciones
Para hacer más llevadero el proceso:
- Hablar con alguien sobre lo ocurrido.
- No culparse, ni creer que las cosas pudieron ser de otra manera.
- No guardar rencor al asaltante. Este sentimiento lo volverá irritable y agresivo.
- Retomar las actividades, sin descuidar la alimentación y el ejercicio.
- Acudir a un profesional si luego de dos semanas no puede retomar su vida.