¿Mi hijo es un tirano?
Exceso de permisividad y ausencia de autoridad parental son algunos de los factores que influyen para que los menores adquieran esta conducta.
El síndrome del emperador, también conocido como el del ‘niño tirano’ define a los menores que tienen un comportamiento de abuso hacia sus padres, sin demostrar la más mínima conciencia ni respeto. También recibe el nombre de Trastorno de Oposición Desafiante (TOD), explica la psicóloga Jasmín Lama.
Tatuajes vemos, razones no sabemos
Leer más¿Por qué ocurre?
Esta conducta autoritaria puede surgir a cualquier edad de la etapa infantil. Entre los factores que inciden en su aparición están la ausencia de autoridad, la sobreprotección, el exceso de permisividad o consentimiento, así como la falta de acuerdo entre los padres para establecer normas de crianza. Otro punto a considerar es la culpabilidad que sienten algunos adultos al pensar que son malas personas por establecer muchas reglas en el hogar.
Y aunque los contenidos audiovisuales (películas, series o videojuegos) que consumen y el entorno social (amigos, primos, abuelos) en el que se desarrolla el menor influyen en dicho comportamiento, en los padres recae la mayor responsabilidad de cuidarlos, educarlos y enseñarles los valores primarios, puntualiza la psicóloga Lama.
Así son
Las características principales de los hijos tiranos son:
- Desarrollan escasa tolerancia a la frustración. Cuando no consiguen lo que quieren hacen rabietas; y si al obtenerlo no se sienten satisfechos, se enfocan en otro problema.
- Son poco empáticos. Les cuesta sentir remordimiento o culpa por sus actos.
- Gritan y utilizan el chantaje emocional. Puede existir maltrato psicológico y físico hacia sus padres.
- Exigen la atención constante de todo lo que está en su entorno.
- Tienen baja autoestima disfrazada de tiranía.
- Culpan a los demás de sus malas acciones y esperan que los otros solucionen los inconvenientes que generan.Las características principales de los hijos tiranos son:
- Desarrollan escasa tolerancia a la frustración. Cuando no consiguen lo que quieren hacen rabietas; y si al obtenerlo no se sienten satisfechos, se enfocan en otro problema.
- Son poco empáticos. Les cuesta sentir remordimiento o culpa por sus actos.
- Gritan y utilizan el chantaje emocional. Puede existir maltrato psicológico y físico hacia sus padres.
- Exigen la atención constante de todo lo que está en su entorno.
- Tienen baja autoestima disfrazada de tiranía.
- Culpan a los demás de sus malas acciones y esperan que los otros solucionen los inconvenientes que generan.
¿Qué hacer?
- Los padres deben establecer reglas y límites. Explicarles siempre a los hijos por qué razón toman determinada decisión.
- Ser coherentes en sus decisiones y llegar a acuerdos en referencia a un mismo problema.
- No sobreprotegerlos, pero sí guiarlos para que ellos desarrollen habilidades positivas que los ayuden a frenar sus actitudes violentas.
- Supervisar las actividades de los infantes y darles responsabilidades en casa.
- Demostrar autocontrol y autoridad.
- Dialogar y establecer una buena relación con los hijos.
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