Miguel Betancourt: recreación pictórica con sello propio
Uno de los más grandes exponentes de la pintura ecuatoriana devela su esencia y evolución, en una trayectoria a nivel mundial.
En un emotivo encuentro, el maestro recoge piezas e imágenes que forman parte del gran cuadro que ha sido su vida. A los 64 años, en una convivencia pacífica consigo mismo, su alma creativa lo mantiene activo, en la búsqueda constante por más.
Desde su taller, su espacio más íntimo y cercano, contempla a lo lejos el Ilaló, monte que vio nacer al artista, cuando joven, capturado por el sobrecogedor paisaje. En las faldas del volcán, el silencio y soledad que precedían el vasto entorno fueron la chispa que desató esa ansia incontenible por el dibujo y el color. “Todo comenzó con el deseo de plasmar el río San Pedro, los cerros, los celajes los campos floridos, el silencio, el vuelo de los pájaros, el cielo… Los colores de la naturaleza me extasiaban y el desfogue era la creación. Me inquietaba el reflejo del sol en el agua, un reto que debía subsanar con el paso del tiempo”.
Con la acuarela, aprendió a contener el horizonte enigmático de la serranía, bajo la tutela de Oswaldo Moreno -de corriente abstracta y del grupo de los Van-, quien resultó un gran maestro en la apasionante travesía del pintor. “Cada salida al campo era una lección para poder aproximarme a la cartulina. Con Oswaldo aprendí el valor de la limpieza y frescura de la técnica como algo primordial en la plástica”.
Moreno fue su ejemplo e inspiración, así como Eduardo Kingman, quien provenía de una escuela indigenista legendaria. “Ambos fueron cercanos, habían trazado un camino y, en mi juventud, ellos se constituyeron en una suerte de guías espirituales”.
Aquella formación rica pero informal, evolucionó, no obstante, en el Slade School of Fine Art, en Londres, gracias a una beca que ganó por medio del British Council, y, antes, en un taller de pintura del Milwaukee Art Museum, EE.UU. Ricas experiencias que fueron consolidando un estilo único que simboliza una impronta en el universo cultural y artístico del país. De hecho, su nombre se ubica entre los más grandes exponentes pictóricos de las últimas décadas, con una obra que ha recorrido importantes galerías y museos de Europa, Estados Unidos y Asia a lo largo del tiempo. Este 2022 fue invitado a la Trienal de Arte Latinoamericano de Nueva York (NYLAAT), y, como dato destacado, su trabajo, desde 2008, es parte de una muestra itinerante, Imago Mundi, patrocinada por la fundación Benetton.
“Exponer en muchos lugares me ha brindado la oportunidad de conocer lindísima gente. En mi atelier en Cumbayá, recibí al diseñador Luciano Benetton (2006), donde nació la idea de hacer un mapeo de los artistas vivos de todo el mundo. Entonces compró y restauró la edificación de una vieja prisión que bautizó como Galleria della Prigione, en la que fundó Imago Mundi, una fundación que ha publicado más de 150 libros de casi todos los países del mundo. Este hito fue cristalizado por el amor al arte. En Treviso se hizo el libro sobre 160 artistas ecuatorianos -’Ecuador light of time: Contemporary artists from Ecuador’-“.
Entre dos corrientes
En una tenaz evolución, el trabajo de Betancourt es dinámico y versátil. La experiencia en Gran Bretaña, dice, fue medular, pues le permitió romper el formato y la técnica de la acuarela al papel. “Los museos de Londres me ayudaron a descubrir la intensidad de los colores de nuestra América”.
A través de su performance, no solo recrea la esencia que se encuentra en su entorno, sino también reactualiza obras clásicas como las Meninas de Velásquez y las de Picasso: “A partir de ellas, hice mi propia versión en unas 60 piezas, en diferente técnica y formato. En todo caso me considero un artista expresionista y también constructivista. La amalgama de las dos corrientes crea un equilibrio en el soporte pictórico”. La libertad creativa y la técnica que lo caracteriza le han valido destacadas críticas a lo largo de su prolífera producción artística. En 2020, en el libro ‘Latin American Art since 1900’, autoría de Eduard-Lucie-Smith, se incluye un estudio de su obra en el marco artístico latinoamericano.
Por dentro
Su familia es su amor y centro, la que ha debido ceder ante la pasión del maestro para que siga avanzando hacia la consecución de sueños. Junto a él, su esposa por más de 40 años, Jacqui Urresta, y sus hijas, que crecieron y hacen vida en el exterior. “Miro con sana envidia la entrega de mi esposa para con mis nietos. Cómo me habría encantado vivir más experiencias junto a ellos y mis hijas, también con los amigos que he venido haciendo, a lo largo de la vida…”.
Aun en ese vacío, el maestro siente gran orgullo al ver que sus hijas van logrando sus propios sueños y caminos. “Andrea vive en Zurich, ciudad desde la que se desplaza por diversas partes del mundo por trabajo, con una fundación ecológica, ella está casada con un ciudadano suizo y nos ha regalado dos nietos: Olivia y Julián. Y Maria Fernanda, que cumplió una estancia en Rwanda por 5 años, ahora está en el vecindario, Bogotá, en las Naciones Unidas”.
Su más reciente exposición
El artista presenta en la Alianza Francesa de Quito su última exposición temático-antológico, denominada 'Cosmogonías de un pintor', en la que recoge una selección de obras con un paradigma creativo de lo prehispánico que mantiene el modelo estético como sello de identidad. “Se trata de 43 piezas, óleos y acuarelas sobre lienzos, yutes y una gran variedad de papeles, de obras -en su gran mayoría- con figuraciones derivadas de un corpus precolombino diverso, muchas de las cuales son determinables fielmente por su origen equinoccial. Entre ellas destacan las inspiradas en las figuras femeninas de la cultura Valdivia, las teratologías de filiación La Tolita y Jama Coaque, las sillas en forma de U de la cultura Manteña, entre otras.
Cara a Cara
- ¿Cómo ha sido la experiencia?
¡Maravillosa! He podido vivir de profesar el arte con libertad y llevar mi obra por el mundo incluso en colecciones públicas y privadas.
- ¿Lo que más le ha costado para llegar a donde está?
El arte también ha sido una amada exigente que me ha apartado un tanto de la vida familiar y los amigos… algunos se han ido definitivamente y solo me queda un hálito de nostalgia.
- ¿Lo más duro que ha atravesado?
La pérdida de familiares y amigos en la pandemia. Realmente he tenido que vivir angustias a causa del covid. Me angustian también los desastres de carácter ecológico y las amenazas de una guerra nuclear.
- ¿Aspiraciones de vida?
¡Seguir pintando! Y muchos proyectos en mente. Para el próximo año estoy organizando una muestra en Europa.
- ¿Cuál es su mejor obra?
La familia que he formalizado.
- En este momento ¿a qué le teme?
Quizá a algún accidente o la pérdida repentina de algún familiar o amigo.
- ¿Qué legado quiere dejar a sus hijas?
Una loa a la amistad y a la familia