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Mónica Heller es presidenta del M.Heller Group y Presidenta de la Cámara de Comercio de QuitoKarina Defas

Mónica Heller, valentía en los negocios y en la vida

La presidenta de la Cámara de Comercio de Quito habla sobre su trayectoria y su labor a favor de las empresas nacionales

“Yo crecí en una casa donde se hablaba de negocios. Mis padres eran empresarios y esa “escuela” de la mesa del comedor te va formando desde muy chiquita”, señala Mónica Heller.

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Sin embargo, para la empresaria quiteña, presidenta de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) y presidenta de la Federación de Cámaras de Comercio del Ecuador, el camino ha sido todo, menos color de rosa.

Tras culminar sus estudios en finanzas y un doctorado en Derecho en los Estados Unidos, partió a Colombia, donde gerenció una empresa norteamericana, pero su sueño siempre fue volver a Ecuador.

No obstante, a fines de los años noventa, cuando concretó su retorno, el sector empresarial no la recibió con los brazos abiertos.

“Me enfrenté a muchísimos retos. Ecuador era (y sigue siendo) un país profundamente machista. Era difícil para las mujeres entrar en el mercado laboral con opciones reales de crecimiento en la vida corporativa. Había una gran resistencia, y yo no fui la excepción. Me costó muchísimo abrirme un camino. Muchos dolores, muchos embates, fue un camino de mucho aprendizaje y muchas lágrimas”, recuerda.

La perseverancia ha sido una de sus características innatas, y pese a las trabas, la empresaria continuó trabajando, y eventualmente fundó M. Heller Group, empresa inmobiliaria que se enfoca en construir edificios con diseños innovadores y estilos únicos.

Su éxito, sin embargo, lo atribuye no solo a su ética laboral, sino al inquebrantable apoyo de su familia.

“Tengo un matrimonio que de verdad ha sido para mí un pilar, un soporte, un sitio de paz. Tengo un marido inteligente, que me apoya, que entiende los retos y las dificultades y que ha sido una contraparte en mi proceso. Soy muy agradecida de esa relación porque sin duda alguna, con quien te casas, a quien escoges como pareja, define enormemente el futuro de tu carrera profesional”, afirma.

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Heller afirma que el fracaso es parte de la vida para los emprendedores, pero que uno debe aprender de ello y levantarse.Karina Defas

Pero, ¿es posible ser una profesional de éxito y una madre y esposa dedicada? Heller asegura que sí, pero agrega que para ello hay que estar dispuesta a hacer sacrificios en lo privado, y a demostrar gran entrega hacia lo laboral.

“Si yo quiero ser gerente de una empresa, tengo que trabajar a tiempo completo. No puedo pedir permisos y ausentarme todo el tiempo, no puedo pedir prebendas o excepciones, y eso significa no estar presente en otros espacios. Pero cuando estoy en el hogar y con mis hijos estoy al 100%. Siento que las mujeres ecuatorianas tenemos que rever cómo definimos el éxito”, señala.

Pasado y futuro

Risueña, comenta que se considera una mujer optimista, pero acepta que a veces sí piensa en “tirar la toalla”, sobre todo cuando de enfrentar los enormes retos del sector productivo se trata.

“A veces, cuando pienso en todo lo que aún hay por hacer, y en las dificultades, sí me quiero dar por vencida, pero me dura poquito”, dice.

Entre los numerosos proyectos que ha desarrollado, su favorito fue la recuperación de La Mariscal. Sin embargo, más de una década después, ver la situación actual de la antigua zona rosa de la capital le molesta.

“En sus momentos de gloria fue maravilloso. Es un proyecto que me dio mucho orgullo y satisfacción. Desafortunadamente, por una serie de malas alcaldías que tomaron malas decisiones, ha habido una afectación importante”, dice. Pero no se da por vencida, una característica que siente que la define.

“Los empresarios y emprendedores tenemos claro que a veces ganamos y a veces fracasamos. De alguna manera, el fracaso construye parte del éxito. No hay que tenerle miedo al fracaso. Lo que hay que tener es la disposición de volverse a levantar y volver a la pelea”, señala. Y asegura que desde su rol en la Cámara de Comercio apuesta nuevamente por La Mariscal. “Estoy trabajando para que se reconstruya y que vuelva a ser el polo turístico que alguna vez fue”.

Cara a cara con Mónica Heller

¿A qué dedica su tiempo libre?

Me gusta mucho leer. Me gustan los perros. Tengo algunos y me liberan de tensiones, son supremamente terapéuticos. Me gusta la música y el teatro.

¿Se considera hogareña o le gusta la farra?

¡La farra! No soy muy hogareña, me encanta salir.

¿Qué consejo le daría a la Mónica de 20 años si pudiera regresar al pasado?

Que sufra menos, que se angustie menos. Le diría que tenga un poquito de paciencia y que se rodee de gente inspiradora.

¿Le huye a la polémica o la enfrenta?

Soy una persona frontal. No busco la polémica, pero la enfrento directamente si eso implica defender posiciones en las que creo. La paz y el consenso no pueden venir a expensas de lo importante.

¿A quién le habría gustado conocer?

Me habría encantado conocer a Mercedes Sosa. Su música fue una parte muy presente en momentos de profunda introspección y soledad. Tengo una deuda de gratitud con ella.

¿Cuál es su sitio favorito de Quito?

Me encantan los cafés en general. Y La Mariscal, aún amo y creo en La Mariscal.