Mujeres de asfalto
Colectivo. La organicación Mujeres de Asfalto capacita a personal público y privado en los derechos de la mujer.Cortesía.

Mujeres de Asfalto: De la lucha a la transformación social

Con una red de 300 voluntarias y presencia en siete provincias, el colectivo  fortalece la participación femenina

Por más de 18 años, el Colectivo Mujeres de Asfalto ha trabajado en Ecuador con mujeres en situación de movilidad humana, sobrevivientes de trata y tráfico de personas, así como con comunidades afrodescendientes, indígenas y montubias. En su lucha constante por la incidencia política y la visibilidad de las voces históricamente marginadas, el colectivo ha extendido su alcance a siete provincias del país: Esmeraldas, Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja, Ibarra y Manabí. 

Su impacto se refleja en más de 5.000 beneficiarias directas y sus familias, mujeres que han encontrado en este espacio un refugio, una comunidad y, sobre todo, una plataforma de empoderamiento. “No se trata solo de asistir o acompañar, sino de transformar realidades y garantizar que las mujeres sean protagonistas de su propia historia”, expresa Juana C. Francis Bone, presidenta de la Fundación de Acción Social e Integral Mujeres de Asfalto.

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Inicios en la ruralidad

Desde sus inicios, el colectivo se ha enfocado en zonas periféricas y rurales del Ecuador, donde las brechas de exclusión y la violencia estructural son más profundas. Su labor no se limita a la asistencia social, sino que apuesta por la formación y la organización comunitaria. “Cuando una mujer reconoce su poder y su historia, deja de ser solo una víctima y se convierte en una líder capaz de exigir derechos y construir justicia”, explica Francis Bone. Parte fundamental de este proceso es la Asamblea Popular, un espacio de articulación colectiva que fortalece la presencia y el trabajo del colectivo a nivel nacional.

Proyectos destacados del colectivo

El impacto del colectivo se materializa en distintos proyectos que apuntan a fortalecer la autonomía y la incidencia de las mujeres en sus comunidades. Bochinche Lab es uno de ellos, un laboratorio de comunicación comunitaria que trabaja con mujeres y diversidades, brindándoles herramientas para contar sus propias historias. “Nos hemos silenciado durante siglos. Con Bochinche Lab, tomamos el micrófono y la cámara para narrarnos desde nuestra propia voz”, enfatiza Francis Bone. 

Otro de los proyectos es RECLAMA, una iniciativa que rescata la memoria oral de las mujeres afrodescendientes en Esmeraldas. A lo largo de cuatro años, este espacio ha servido para documentar y difundir sus experiencias, reivindicando su papel en la historia y la cultura del país. Además, la Escuela Popular de Formación Política e Incidencia se ha convertido en un pilar fundamental del colectivo, ofreciendo capacitación a mujeres y diversidades con el objetivo de brindarles herramientas para la acción política y el liderazgo territorial. “No queremos que las mujeres solo sean beneficiarias de políticas públicas, sino que se convertirán en quienes las diseñan y las exigen”, explica la vocera.

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El corazón de la red: El voluntariado

El trabajo del Colectivo Mujeres de Asfalto es posible gracias a una base sólida de 16 personas en su directorio y una red de 300 voluntarias a nivel nacional. Estas colaboradoras se suman desde diferentes espacios: activismo, formación, incidencia política y comunicación comunitaria. “La transformación social no es un acto de caridad, sino de justicia. No trabajamos por las mujeres, sino junto a ellas, porque el cambio es colectivo”, concluye Francis Bone. 

Con casi dos décadas de resistencia y trabajo en comunidad, el Colectivo Mujeres de Asfalto sigue abriendo caminos para que las mujeres en Ecuador no solo sobrevivan, sino que vivan con dignidad, voz y poder.

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