¡Los niños y las mentiras excesivas!
La psicóloga Annabelle Arcos explica qué hacer si identifica que su hijo evita decir la verdad de forma recurrente.
Aunque al inicio parezca chistoso que los pequeños digan las famosas ‘mentiras piadosas’ para no tener represalias sobre la travesura o equivocación que cometieron, no hay que tomar esta acción a la ligera. Si lo continúa haciendo de forma repetitiva, a largo plazo se puede convertir en una persona que aprendió que la mentira es útil y la puede utilizar como un modo de vida.
Así lo menciona la psicóloga Annabelle Arcos, quien explica que los niños comienzan a mentir alrededor de los tres a cuatros años porque a esa edad es cuando ya logran analizar que la acciones que cometen crean consecuencias en su entorno. “Si el pequeño es recurrente hay que prestar atención y analizar las causas que lo motivan a evadir la verdad”, comenta la experta.
Motivos
- Descubre que por medio de la mentira va a evitar, así sea de manera momentánea, algún tipo de castigo o repercusión por algo que haya o no hecho.
- Si en casa ve que los adultos mienten, es muy probable que ellos normalicen esa acción y también lo hagan.
- Cuando es un mecanismo de defensa para no defraudar la imagen que los padres tengan de él. Un ejemplo común es si obtuvo malas calificaciones.
- Querer encajar en otros grupos sociales aparte de sus familiares (como sus amigos de la escuela o vecinos). Comienza a ser importante para ellos la opinión del otro.
¡Soltero y con más de 40!
Leer másQué hacer
- Fomentar los valores, la confianza y la comunicación entre la familia.
- Evitar mentir frente a los pequeños. Se enseña más con los hechos que con las palabras. Si es necesario no decir la verdad y usted está junto a su hijo, debe explicarle inmediatamente por qué lo hizo en ese momento. Recuerde, los niños son como una esponja, absorben todo lo que ocurre en el ambiente.
- Trabajar en su autoconfianza. Es importante que aprenda a quererse tal como es y que, pese a todo, sienta que su familia siempre lo va a amar.
- Eliminar la imagen de padres autoritarios que ejercen la disciplina por medio del miedo. Si se aplican castigos excesivos o muy radicales pueden generar ansiedad y preocupación en el niño, lo cual hace que él crea que la mentira es la única manera de ‘salvarse’ de las represalias de su equivocación.