Oenegé Ambulancia Deseo cumple el último sueño de pacientes catastróficos
Apuestan por una Dream Card para que la persona seleccione el tipo de sueño y entregue la donación
Un solo propósito: cumplir el último deseo de pacientes con enfermedades catastróficas. Esa es la misión de la Fundación Ambulancia Deseo en su traslado y acompañamiento emocional, que hasta el momento suman más de 324 beneficiados.
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Leer másLa persona recibe una dosis de felicidad e impulso para sobrellevar la enfermedad que padece mediante actividades y dinámicas; en el caso de los pacientes desahuciados el objetivo es cumplir el deseo que aspira o aquello que no ha logrado cumplir.
“Nosotros como fundación recibimos voluntarios cada dos meses, los capacitamos, les brindamos ideas claves y cómo hacer las cosas para poder entregar apoyo emocional al pacientes, poder hablar con las familias, qué decir y cómo tratar a estos pacientes en cuidados paliativos. También se los entrena con el uso de la ambulancia”, explica Andrés Barriga, presidente de la Fundación.
Después del proceso, los voluntarios se certifican en contención emocional, es decir, manejan mecanismos para evocar emociones positivas, comunicar y enfrentar el duelo con los familiares. La ambulancia para el traslado contiene equipos médicos sencillos y en caso de faltar alguno se los solicitan a los hospitales. En ese momento aparecen los voluntarios profesionales y asisten a la persona.
En la cita se cumple el anhelo y regalan un oso de peluche, “como representación de la labor del voluntariado”. El niño o joven lo recibe con emoción y lo conserva con el afán de recordar al voluntario y su acción.
La Fundación nace en Holanda
La gestión nace en Holanda de la mano de Kees Veldboer, fundador y director de la Ambulance Wish Foundation. Kees conoció a un ex marinero, quien le dijo que tenía muchas ganas de navegar en un barco por última vez, y así lo hicieron.
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Leer másEn una carta escrita semanas antes de su muerte, Stefanutto escribió: “Me hace bien que todavía haya gente que se preocupa por los demás. Puedo decirles por mi propia experiencia que un pequeño gesto de otra persona puede tener un gran impacto”.
En los Países Bajos, más de 270 voluntarios con formación médica trabajan actualmente con siete ambulancias y trasladan anualmente a miles de enfermos terminales a lugares dentro y fuera del país. Ecuador es el séptimo país que pidió autorización para aplicarlo.
“Acá la gente te ayuda con objetos, productos o lo que puedan, pero no dona dinero y es esencial para coordinar la gestión. Hay sueños que no necesitan dinero y con recaudación de fondos en participación de ferias, venta de osos de peluche y otros productos de bisutería se cubre esos gastos menores como movilización y la ambulancia. El resto se lo trabaja con alianzas”, argumenta Barriga.
Para el financiamiento acuden a ferias y venden sudaderas para universitarios, artículos de resina, bisuterías y otros artículos donados que se comercializan. En ferias grandes la acogida es mayor y los recursos son más notables.
Por su parte, los 54 voluntarios activos visitan albergues, recaudan fondos conversando con otra comunidad sobre la fundación, les muestra el producto estrella para llamar la atención y así conectan con más aliados. Cada dos meses, la organización reciben 30 voluntarios y culminan 10 voluntarios con el proceso (cinco cada mes). Ellos se someten a programas y sesiones online.
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