Manos en posición de rezo
La oración puede calmar al afligido y sanar al enfermo.Pixabay

La oración tiene poder

A través de ella es posible alcanzar un estado de paz y bienestar, hallar alivio en el dolor y sanar enfermedades.

Al margen de la religión que se profese, el ser humano, en los momentos más difíciles de su vida, acude a la oración con la finalidad de encontrar respuesta, esperanza y alivio a su dolor.

Con seguridad la gran mayoría de los ecuatorianos han recurrido a ella en estos días de confinamiento para solicitar a Dios, entre otras cosas, protección ante la pandemia de coronavirus que azota al país y al mundo.

Y es que rezar te permite mantener una comunicación con Dios, para bendecir su nombre, reflexionar, agradecer, fotalecer la fe y también te da las fuerzas para afrontar las vicisitudes con una mejor actitud.

Incluso el papa Francisco invitó a los ciudadanos a responder al virus "con una pandemia de oración, compasión y ternura".

Orar tiene poder. "Quienes practican este hábito viven con más paz interior, reflejan serenidad y en lo más profundo de su conciencia brilla una luz", dice el médico Manuel de la Peña, Presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social.

Una terapia que sana

La oración es 'medicina' que sana. Son muchas las historias que se conocen de personas que, pese a la enfermedad incurable que tenían, se recuperaron 'de milagro' gracias a que ellas mismas, sus familiares y amigos no pararon de orar.

Estudios realizados por el American Heart Institute de Kansas (EE.UU.) y publicado en la revista Archives of Internal también lo confirman. Revelan casos de pacientes que tuvieron recuperaciones asombrosas, otros que requirieron menos días de hospitalización y de muchos que asumieron su enfermedad de mejor manera, en comparación con aquellos enfermos que no seguían esta práctica.

Resultados similares arrojó el estudio del Centro Médico Rabin (Israel) y publicado en el British Medical Journal. En él se constató que las sesiones de plegarias produjeron cambios significativos en la evolución de la enfermedad de pacientes hospitalizados. Desde reducción en los niveles de la presión arterial y los ritmos cardíacos y respiratorios hasta lograr que ellos aprendan a convivir con la afección, con más esperanza, optimismo y menos depresión y ansiedad.

Y aunque el debate científico-religioso sobre si la oración ayuda a curar sigue abierto, practicar la oración es un tema obligado para cualquier creyente, sea cual sea su fe religiosa (cristiano, budista, protestante, hindú o musulmán). "Es diálogo con Él en el Espíritu Santo, que ora en nosotros y nos permite dirigirnos a Dios llamándolo Padre, Papá, Abba", puntualiza el papa Francisco.

La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y descansar en su soberana voluntad. 

Martín Lutero