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La práctica de contar calorías se popularizó en el siglo XXPexels

El origen de la obsesión por contar calorías: de la ciencia al estilo de vida

Aunque el conteo de calorías es una práctica común, su origen fue un proceso científico que surgió a finales del siglo XIX

La información sobre las calorías es omnipresente: aparece en etiquetas de productos, menús de restaurantes e incluso en dispositivos de ejercicio. Sin embargo, lo que hoy consideramos obvio, como la relación entre ciertos alimentos y su contenido calórico, era una novedad hace más de un siglo.

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La caloría, originalmente una unidad para medir el calor, fue definida a principios del siglo XIX por el químico francés Nicolas Clément. Años más tarde, el químico estadounidense Wilbur O. Atwater adoptó este concepto para estudiar la nutrición humana, adaptando el uso del calorímetro –un instrumento para medir calor– para analizar los alimentos. Atwater publicó extensos estudios sobre las calorías presentes en proteínas, grasas y carbohidratos, estableciendo la fórmula que aún hoy usamos: 1 gramo de proteína o carbohidrato equivale a 4 calorías, mientras que 1 gramo de grasa aporta 9 calorías.

El caso de Lulu Hunt Peters

A inicios del siglo XX, con avances tecnológicos en conservación y transporte de alimentos, la disponibilidad de productos creció. Sin embargo, las personas comenzaron a llevar una vida más sedentaria debido a la urbanización y la mecanización de trabajos, lo que generó una creciente preocupación por el exceso de peso, especialmente en Estados Unidos. En paralelo, el ideal de belleza cambió, pasando de valorar los cuerpos robustos a preferir figuras más delgad

Fue en este contexto que la médica Lulu Hunt Peters utilizó el concepto de contar calorías para perder peso. Influenciada por los trabajos de Atwater, Peters aplicó la lógica de consumir menos calorías de las que se gastan y logró reducir su peso significativamente. Motivada por su éxito, compartió su experiencia en columnas y publicó el libro Dieta y Salud: Con la clave de las calorías (1918), que rápidamente se convirtió en un éxito de ventas.

La caloría como herramienta cultural

Peters popularizó la idea de hablar de los alimentos en términos de calorías en lugar de porciones. Su enfoque se alineaba con la obsesión cultural por cuerpos más estilizados, especialmente entre las mujeres blancas de clase media. Además, el control del peso se volvió más accesible con la venta de balanzas domésticas, lo que permitió a las personas pesarse en casa.

Aunque sus comentarios sobre el sobrepeso hoy serían considerados gordofóbicos, en su tiempo fueron vistos como una forma de autocrítica, ya que ella misma había sufrido de sobrepeso. Su libro, aunque hoy politicamente incorrecto, fue considerado entretenido y bien escrito.

La persistencia del conteo de calorías

Hoy en día, aunque sabemos que el conteo de calorías no es el método más eficaz para mantener una dieta saludable o perder peso de manera sostenible, la práctica sigue vigente. Muchos recurren al conteo de calorías como una forma sencilla de controlar su ingesta, a pesar de que no refleja el valor nutricional real de los alimentos. La obsesión por los números, que surgió con las calorías, se ha extendido a otros indicadores como el índice de masa corporal y el colesterol, lo que da a las personas la ilusión de tener control sobre su salud y peso.

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