
Ozempic y Saxenda: la otra cara de los ‘mágicos’ reductores de peso
Los fármacos para adelgazar ganan fama entre celebridades. ¿Solución rápida o riesgo silencioso?
La búsqueda constante de cumplir ciertos estereotipos de belleza ha hecho que cada vez más mujeres y hombres busquen soluciones rápidas para perder peso. Esto ha ocasionado que medicamentos como Ozempic y Saxenda ganen popularidad rápidamente a nivel mundial por lograr ese objetivo. Sin embargo, su uso no es recomendable para todos y, menos aún, sin supervisión y prescripción médica. Aunque parezca una solución mágica, su aplicación irregular podría ocasionar diversas consecuencias negativas para la salud.
El por qué de su auge
Ozempic fue lanzado en 2017 como tratamiento para la diabetes tipo 2 y ganó notoriedad en los últimos años cuando se descubrió su capacidad para reducir el apetito y promover la pérdida de peso. Su popularidad creció cuando celebridades como Elon Musk y Kim Kardashian mencionaron su uso para bajar de peso de manera rápida. Poco a poco, las redes sociales amplificaron su fama al mostrar casos de más personas con sus impactantes transformaciones, promoviendo su uso más allá de los fines médicos aprobados y poniendo en riesgo la salud de quienes lo usan arbitrariamente.
La doctora Johanna Moore Cortez, especialista en endocrinología y metabolismo, explica que, a pesar de que en otros países este medicamento está aprobado para el tratamiento de la diabetes tipo 2, en Ecuador no tiene registro sanitario y quienes lo comercializan lo traen de otros países de forma irregular. “Muchas de las personas que están ofreciendo este tratamiento no son médicos, hay cosmiatras o cosmetólogos que lo usan como la medicina mágica para bajar de peso y podrían generar graves consecuencias a los demás”.
La opción regulada en el país
Moore detalla que el medicamento inyectable que sí tiene registro sanitario en Ecuador y está aprobado para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad se llama Saxenda (proveniente de la molécula liraglutide), el cual actúa sobre los receptores del cerebro que controlan el apetito y generan una sensación de llenura y menos hambre. Eso sí, la experta recalca que no significa que todas las personas lo puedan usar.
“Luego de una evaluación exhaustiva del paciente, solo los endocrinólogos o médicos especialistas en metabolismo podemos prescribirlo”. La primera evaluación es el historial médico para saber si el paciente tiene alguna enfermedad base que esté provocando el aumento de peso. Hay que descartar algunas patologías, analizar cómo es el comportamiento del paciente con la comida, cuáles son sus horas de sueño y el nivel de estrés que maneja. También hay que hacer exámenes de sangre y una ecografía abdominal”, señala Moore.
¿Para quiénes no está indicado?
La doctora Paola Palacio, especialista en endocrinología, detalla que su uso está contraindicado para pacientes con antecedentes personales y familiares de cáncer de tiroides. “Si el paciente tiene un nódulo tiroideo, se debe investigar antes de darle la medicación”. Tampoco lo pueden utilizar personas que hayan tenido pancreatitis (o tengan el riesgo de tenerla), cálculos en la vesícula o gastroparesia (movilidad intestinal lenta). Si se aplican estos medicamentos y tienen esas enfermedades, pueden agudizar el problema. Por eso, corren un gran peligro quienes los compran en centros clandestinos sin un control adecuado”. Además, Moore complementa que está contraindicado para pacientes con enfermedades psiquiátricas sin tratamiento.
Aspecto nutricional
La nutricionista Allison Santillán recalca que es crucial el acompañamiento de un nutricionista porque el paciente que lleva este tipo de tratamiento debe aprender a mejorar sus hábitos alimenticios, identificar los horarios para comer y conocer sus porciones para cumplir con sus requerimientos nutricionales básicos y mantener sus niveles de glucosa estables. “Al disminuir o perder el apetito, la persona corre el riesgo de no consumir los macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas buenas) que su cuerpo necesita, generando una deficiencia de nutrientes”.
Además, Santillán alerta que, si la persona tiene un alto consumo de alimentos con azúcares refinados, esto puede provocar picos elevados de glucosa en sangre. “Como hay reducción del apetito, hay quienes descuidan la hidratación y, a largo plazo, esto puede causar problemas renales”.
Por su parte, la nutricionista Ericka Borbor añade que el uso de este tipo de medicamentos puede ser una opción temporal, pero no aborda las causas del comportamiento alimentario inicial y, por eso, no lo recomendaría. “La pérdida de peso rápida rara vez es sostenible y, de hecho, puede generar más perjuicios que beneficios. El peso no es un indicador fiable de la salud y la diversidad corporal es una realidad que debe ser aceptada sin juzgar o promover ideales estéticos”.
Dra. Johanna Moore Cortez
Por eso, en lugar de recurrir a soluciones rápidas para bajar de peso, Borbor recomienda centrarse en alternativas sostenibles y saludables que favorezcan el bienestar integral, como aprender a identificar las señales de hambre o saciedad de manera natural, tener una relación más sana con la comida y elegir alimentos que nutran el cuerpo y sean placenteros según los gustos personales, sin necesidad de imponer reglas restrictivas.
Efectos adversos
Palacio resalta que, cuando se usan sin una evaluación adecuada, pueden desencadenar varios efectos secundarios como náuseas, vómitos, fatiga extrema, dolor estomacal, estreñimiento y diarrea. En casos más graves, se ha relacionado con pancreatitis, problemas renales o riesgos cardíacos. “El médico debe dar un acompañamiento constante porque cuando el paciente presenta alguno de los síntomas, el especialista analiza si regula la dosis o suspende su uso”, añade Palacio.
En el aspecto físico, la disminución de peso radical y en poco tiempo podría hacer que la piel del cuerpo y el rostro esté más flácida, ya que el paciente pierde grasa y músculo. Por eso, en el caso de que el médico endocrinólogo le haya prescrito esta medicina, las especialistas recalcan la importancia de acompañar el tratamiento con actividad física que incluya ejercicios de fuerza para fortalecer la masa muscular.
Dra. Paola Palacio
En cuanto a la salud mental, si no existe el acompañamiento multidisciplinario de un psicólogo, la pérdida de peso acelerada podría afectar negativamente la relación con la comida, incrementando el miedo a recuperar el peso perdido. “Los pacientes que desean bajar de peso deben tener un acompañamiento o soporte psicológico porque, a veces, comemos no por tener hambre, sino porque estamos estresados, tristes o con ansiedad. Aprender a identificar sus emociones y reconocer el motivo de sus hábitos es clave”, dice Moore.
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