Pablo Campana: "El fútbol y la familia son mi pasión y mi vida"
Con el recuerdo de un padre que para él fue el mejor del mundo, el empresario celebra los 365 días del año esta
fecha.
Directo, pragmático, exigente, cariñoso y dado a la familia, Pablo es un padre a todo dar y ese rol lo ha distinguido no solo a nivel privado, al dejar en claro cuál es su prioridad de vida. Paralelo, ha sabido complementar otras facetas que lo definen en su totalidad.
En la última década, se ubica en la más alta palestra empresarial del país, en una carrera ascendente que empezó como campeón de tenis y que luego lo llevó, incluso, a ser ministro de Comercio Exterior e Inversiones (2017-2019), con el único afán de aportar a su país desde ese escenario, afirma.
Los desafíos cumplidos no son pocos, y ha logrado construir un nombre con tenacidad y arrojo. Lidera una de las más sólidas compañías inmobiliarias del país, entre otras empresas fundadas por él.
El fútbol, su pasión
Su aproximación al deporte es uno de los rasgos que más enorgullece al empresario. Excampeón de tenis, no obstante, el fútbol es su verdadera pasión.
“Fui seleccionado del colegio, era centrodelantero y fui parte de las inferiores de la Católica en Quito, pero a los 14 años me retiré porque tenía más aptitudes para el tenis. Llegué a ser campeón nacional y a los 18 campeón sudamericano en Venezuela, con Luis Adrián Morejón y Pepe Sea. Representar a mi país fue lo máximo en la Copa Davis y en las Olimpiadas de Atlanta con Nicolás Lapentti, dobles; con él ganamos varios torneos satélites. Gané varios challengers de dobles y uno de singles. ¡Gratos recuerdos! Gracias al tenis conocí el mundo y a mi esposa”.
Con el tiempo, el deporte es parte de su vida cotidiana y el de toda su familia. Mantiene una rutina entre el gimnasio, tenis, paddle y correr: “Todo deporte es mi único vicio”, dice.
La motivación más grande
Quiteño de nacimiento, lleva el mismo nombre de su padre, quien falleció hace casi tres décadas, un hecho doloroso que debió enfrentar muy joven. La memoria no es esquiva y reconoce cuán duro debió trabajar su madre -María Luisa Sáenz Miño- para sacar adelante a sus hijos.
“Fue el mejor padre del mundo, nos inculcó a ser gente de bien, la importancia de ser sencillos, a respetar a los demás y el deporte. Ahora tenemos la dicha de ser muy cercanos como familia, amiga y socia, además es una gran abuela”.
Al abordarlo sobre esta entrevista, Pablo y su familia se encontraban en Nueva York, a propósito de un partido de fútbol de su hijo Leo, quien juega en el Inter de Miami CF. Encantado aceptó el reto, embanderado con la camiseta de sus cuatro hijos, su mayor felicidad y motivación: “Leo es el gran orgullo de toda la familia. Creció con una pelota y ahora es jugador profesional. Lo acompañamos en todos los partidos y es un chico fantástico y sencillo”.
Al formar un hogar con Isabel María Romero Noboa, su mayor esfuerzo y compromiso ha sido la familia.
Al mismo tiempo habla de cada uno de sus hijos con detalle y emoción, considerando sus diferencias, fortalezas y bondades. Pablo Xavier (25 años), economista, lo acompaña en la misma ruta y se siente confiado de sus habilidades y capacidad laboral. Isabela, de 17, es una gran atleta, y una maestra en tocar guitarra y piano; mientras, Fiorella (11 años) juega tenis y hace danza. “Soy muy meloso, cariñoso con mis hijos, pero también soy un padre muy exigente en disciplina, perseverancia y que sean buenas personas”.
Junto a Isabel María han sabido acompañar a sus hijos, sobre todo en el plano espiritual. “Somos católicos practicantes y hemos fomentado el deporte y el arte en ellos para complementar su formación”. Al mismo tiempo, reconoce ser de pocos amigos, porque ha priorizado el tiempo familiar a los eventos sociales.
El mejor título que se puede tener es de ser padre o madre
CARA A CARA
- ¿Qué no tolera?
-La mentira, el engaño, la ‘sapada’.
- ¿El momento más duro?
-Cuando mi hijo Pablo tenía año y medio tuvo cáncer al riñón… Fue muy duro. Fueron 13 quimioterapias, pero salimos adelante.
- ¿Cómo es la comunicación con sus hijos?
-Soy protector, les hablo con la verdad, soy directo, no doy vueltas, al igual que con mi esposa y colaboradores.
- ¿Cómo los consiente?
-Besos, abrazos y acciones.
- ¿Por qué ha pedido perdón?
-¡Un montón de errores! Somos de carne y hueso, pero pido perdón a Dios y comulgo.
- ¿El momento más gratificante?
-Todos los días doy gracias a Dios por la familia que tengo.
- ¿Qué legado quiere dejar a sus hijos?
-Ser perseverantes, educados, que amen su país y que alcancen lo que se propongan.
- ¿Cómo celebrará el Día del Padre?
-¡Los 365 días del año lo celebro!