Padres en alerta: qué hacer ante un abuso sexual escolar
La prevención es la clave. Sin embargo, no siempre basta. Compartimos una guía de cómo evitarlo y actuar en caso de que ocurra o haya ocurrido.
En agosto de 2020, los titulares de diarios hablaban de un solo tema. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictaba sentencia en un caso que resonó en nuestro país desde el 2002: los abusos sexuales contra Paola Guzmán Albarracín por parte del vicerrector de su escuela.
El Tribunal de la CIDH determinaba que Ecuador había violado el derecho a la vida de la adolescente, por lo que le correspondía dar indemnización, reparación integral a la familia de ella y, entre otras acciones, declarar un día oficial de “lucha contra la violencia sexual en las aulas”.
Aquella sentencia llegó 18 años después de que Paola se suicidó. Ni su cuerpo ni su mente resistieron tanto trauma generado por la violación.
Tiempo después, en abril de 2022, la historia de otra adolescente volvió a conmocionar al país. Una estudiante de 14 años del colegio fiscal Luis Napoleón Dillon, del norte de Quito, fue violada presuntamente por el conductor de su expreso, después de ser retirada cerca de su domicilio para llevarla a clases.
A partir de ese momento, hubo una secuencia de hechos. Los padres de la menor se quejaron de que las autoridades no hicieron nada inmediatamente.
Y la marcha de protesta no tardó en llegar. Los estudiantes se movilizaron por dos días consecutivos para pedir justicia. El Ministerio de Educación, por su parte, solicitó la renuncia de la rectora del colegio Dillon, la cual fue aceptada. Y a inicios de mayo, el conductor logró ser capturado.
Mientras tanto, en la Costa ya se iniciaron las clases de manera presencial. Y ante casos como aquel, viene la incertidumbre de los padres. En SEMANA dialogamos con expertos para dar una guía de cómo prevenir o actuar ante una situación de abuso sexual en las instituciones educativas.
Atención a las banderas rojas
Esté atento a los siguientes cambios que pudieran darse en su hijo. Según la psicóloga Camila Pozo, detectarlos es una alerta de que algo inusual está ocurriendo.
- Fisiológicos: Problemas en el sueño o el apetito.
- Psicológicos: Presencia de irritabilidad, frustración o también de emociones como tristeza o desánimo.
- Conductual: Evalúe si su hijo se aísla de su círculo social, o tal vez es muy dependiente de ustedes (los padres) y demuestra temor al resto de personas.
Ayuda psicológica
La actitud de la familia es fundamental en el momento en que el infante se anima a contar sobre sus miedos ante un posible agresor. O en su defecto, sobre el abuso. Samuel Merlano, psicólogo clínico y coach, da una guía para padres:
- No reaccione con violencia: Por más grave o triste que sea la situación, bríndele a su hijo acompañamiento para que se sienta protegido.
- No minimice el hecho: Ante un abuso, el menor queda con un trauma muy fuerte. Los padres deben buscar asistencia psicológica y así evitar que la víctima caiga en depresión o, en el peor de los casos, en el suicidio.
- No culpe a la víctima: Eso ahonda el problema. Trabaje en la idea de que no fue culpa del menor.
Recuerde: Si no hay apoyo psicológico, el problema aumenta a nivel emocional. Incluso, cuando la violación es del mismo género (hombre a niño o mujer a niña), a futuro la víctima puede dudar de su orientación sexual. Es necesaria la asistencia integral para que pueda llegar a ser un adulto sin heridas por sanar.
Nivel de justicia
En caso de abuso sexual, hable con la institución educativa para que active el protocolo. Recuerde que ese acto es un delito.
La denuncia puede ser presentada directamente en la Fiscalía. No descarte la asesoría de un abogado.
Siempre atentos
Un descuido del padre o la madre puede tener consecuencias trágicas. Y el no dedicar tiempo para enseñar tiene que ver con ello.
A decir de Camila Pozo, psicóloga infantil, “la familia juega un rol clave en la prevención y eso se logra hablando de educación sexual enfocada en la edad del hijo. Desde pequeños, por ejemplo, deben aprender a reconocer sus partes íntimas por su nombre, no con otros términos. Y recalcarles que nadie puede tocarles esas zonas”, precisó.
En ese camino de crianza, reitera que es también importante educarlos para ser amables sin necesidad de tener contacto físico obligatorio (beso o abrazo), más aún si se trata de extraños.
Y aconseja voltear la mirada al plantel educativo. “No está de más que pida información a las autoridades sobre si han hecho una evaluación psicológica a sus docentes. Si cuentan con Departamento de Consejería Estudiantil (DECE). Y si la infraestructura es segura (sobre todo el área de baños o salones)”, aconseja.
Otro punto importante es observar cuidadosamente la relación de su hijo con los adultos (profesores, entrenadores, conserjes, conductores, etc.) y el trato que reciben de ellos. “Ahí es importante que como familia mantengan un fuerte vínculo de confianza. Preguntar cómo le fue en clases o si hizo todas las tareas, suele ser muy general. Prefiera ser más exacto en los detalles. Puede empezar contando cómo le fue a usted en su día. Esto ayudará a que su hijo exprese sus sentimientos y le diga si alguna persona de la escuela o colegio le resulta amenazante o no”, enfatiza.
Hay que proteger siempre a quien es más vulnerable, y en este caso es el menor de edad. Su hijo.
Momento de reparar
Para Sofía Benavides, asesora y consultora familiar, “si hubo un abuso quiere decir que desde casa no se tomaron medidas preventivas para frenarlo. Ningún abuso escolar es repentino. Hay comportamientos del agresor que se van evidenciando en el proceso hasta que termina perpetuándose”, explica.
Sin embargo, si no se pudo evitar, tanto padres como hijos deben recibir asistencia u orientación, ya sea individual o grupal, tanto para reparar el daño como para que no vuelva a suceder algo parecido. “Ahí es donde se configura la resiliencia en la familia”, explica Benavides. “En ese momento los integrantes deben mirarse a sí mismos y notar lo que hay que fortalecer como núcleo para que haya una conexión real entre ellos”, puntualiza.
Enfatiza que en ese proceso no se debe revictimizar a quien sufrió la agresión. “La familia nuclear, es decir padres y hermanos, debe ser apoyo para que ese menor pueda sanar. Los demás familiares (tíos, primos, etc.) solo deben conocer lo justo y necesario para evitar la revictimización”, sugiere. Así se evitarían preguntas fuera de lugar como: ¿Por qué se quedó sola en el bus?, etcétera.
Con el fin de evitar la prueba y error, es necesario solicitar ayuda con especialistas. “Los expertos siempre seremos un tercero imparcial que ayude a guiarlos”.