Papa Francisco en Quito
El pontífice, acompañado por los obispos ecuatorianos, saluda a quienes se encontraban apostados en la Plaza Grande.Archivo EXPRESO/Santiago Fernández

Papa Francisco: los días que Ecuador compartió con el Vicario de Cristo

La visita del papa en julio del 2015, no fue la primera. Estuvo en dos ocasiones anteriores, llegó como Jorge Mario Bergoglio

Ecuador estaba emocionado. Por segunda ocasión, un papa visitaría el país. El primero fue Karol Wojtyła, el papa Juan Pablo II, quien en 1985 pisó tierras ecuatorianas durante el mandato del ingeniero León Febres-Cordero.

Treinta años después, volvían los preparativos: misas campales, encuentros con autoridades gubernamentales y eclesiásticas, y la organización de una multitud entusiasta cuya alegría podía desembocar en desorden.

El ferviente entusiasmo del un pueblo católico

Siento alegría y gratitud al ver esta calurosa bienvenida: es una muestra más del carácter acogedor que tan bien define a las gentes de esta noble nación”.

Papa Francisco

El 5 de julio de 2015, en la tarde, el papa Francisco aterrizó en Quito. En su primer mensaje a los ecuatorianos, expresó que venía “como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo”. También recordó a santa Mariana de Jesús, al santo Hermano Miguel, a santa Narcisa de Jesús y a la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada en Guayaquil durante la visita de san Juan Pablo II.

Al día siguiente, el santo padre viajó a Guayaquil. Su vuelo estaba programado para las 09:00. La primera parada fue el santuario de la Divina Misericordia, donde miles de fieles lo esperaban emocionados. Allí celebró su primera misa en el país.

La primera misa campal tuvo lugar en el parque Samanes, donde, según registros oficiales, unas 800 mil personas lo recibieron con ovaciones, gritos y cánticos. Muchos habían pasado la noche en el lugar para asegurarse un sitio. 

Ni el calor ni el cansancio hicieron mella en su entusiasmo. Entre la multitud había personas de distintas provincias y de otros países. No faltaron quienes lloraron de emoción al verlo pasar en el papamóvil, ni aquellos que, desbordados por la euforia, burlaron el cerco policial para acercarse al pontífice.

Más tarde, almorzó en privado en el Colegio Javier, donde lo esperaban sus hermanos jesuitas. Aunque el encuentro no estuvo abierto a la prensa, se supo que entre los presentes estaba el padre Paquito, figura histórica de la Unidad Educativa Javier y de la comunidad guayaquileña, quien fallecería tres años después.

Papa Francisco en Quito
El pueblo católico demostró su devoción al papa con cuadros alusivos.Archivo Expreso/ Vincenzo Pinto

El papa Francisco regresa a Quito

Por la tarde regresó a Quito. Estaba programada una visita de cortesía al presidente de la República, Rafael Correa, en el Palacio de Carondelet. Luego, pronunció un mensaje desde la Catedral de Quito y saludó a los miles de fieles reunidos en la Plaza Grande en espera de su bendición.

Su apretada agenda incluyó también una reunión con los obispos y su participación en un foro en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Sin embargo, el evento más multitudinario fue su segunda misa campal en el país, esta vez en el parque Bicentenario de Quito. 

Ante cientos de miles de fieles, invitó a reflexionar sobre “el hermoso desafío de la evangelización, no desde palabras altisonantes ni con términos complicados, sino que nazca de la alegría del evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”.

Su último día en Ecuador fue el 8 de julio. La jornada comenzó temprano con una visita a un hogar de ancianos y un encuentro con el clero, religiosos y seminaristas en el Santuario Mariano de El Quinche. Y al mediodía su avión partió rumbo a La Paz, Bolivia.

2015 fue la tercera visita de Bergoglio a Ecuador

La de 2015 no fue la primera vez que Jorge Mario Bergoglio visitó Ecuador. En 1981 llegó al país como parte de la orden de los jesuitas. Debía seleccionar colegios de su congregación e instalar en el magisterio sacerdotal a 30 seminaristas argentinos.

Cumplida su misión, dos años después, en 1983, regresó al Puerto Principal por tres días. Quería evaluar el trabajo y los avances de los 30 seminaristas escogidos en los colegios jesuitas del país.

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