Pink Tax: El impuesto que pagas por ser mujer
Un estudio revela la diferencia injustificada de precios entre artículos masculinos y femeninos.
Pagar más solo por ser mujer. Resulta absurdo siquiera mencionarlo y aún más pensar que esto suceda en pleno siglo XXI. Sin embargo, varios estudios muestran que la discriminación de género llega acompañada de un signo de dólar y se disfraza del color rosa.
Se trata del famoso pink tax o impuesto rosa, que básicamente se aplica a casi todas las versiones femeninas de los productos de uso diario.
¿Te has preguntado por qué una rasuradora femenina cuesta más? O, ¿qué pasa con el precio del jabón y los desodorantes? Estudios alrededor del mundo señalan que hay mucho detrás de esa desigualdad de precios.
Una investigación que inició en el aula de clases da respuestas a varias preguntas sobre este tema. Diana Morán, docente investigadora de la Universidad de Guayaquil forma parte del equipo que elaboró el primer acercamiento al pink tax en Ecuador. “Cuando lo discutimos en clase, los chicos empezaron a contar sus experiencias”, cuenta. Ahí notaron que efectivamente algunos productos costaban más.
Los artículos estudiados se dividieron en cuidado personal, tecnología, juguetes, ropa de adultos y ropa de niños.
Los de cuidado personal fueron los que más reflejaron estas diferencias en precios. Según los resultados de la investigación, en el área de perfumes y fragancias las mujeres pueden pagar hasta un 18 % más en comparación al valor de la versión masculina. La diferencia en costos puede llegar hasta los $ 30, dinero que bien podría ser usado para cubrir cualquier otra necesidad básica.
En el caso de los antitranspirantes llega al 12 %; y en los artículos de limpieza, el sobreprecio —o impuesto rosa— llega al 16 %.
En los juguetes para niños, en cambio, el pink tax no se hace evidente.
¿Sabías que las maquinitas de afeitar para mujeres salen más caras que las de hombres?
— FEIM (@FundacionFEIM) March 26, 2018
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¿El rosa tiene más de esto y aquello?
No necesariamente. La idea de que los productos enfocados a la mujer son más elaborados o presentan cualidades diferentes a los de los hombres está muy arraigada pero no es del todo cierta.
Para este estudio, que ya fue presentado en la Semana Feminista de la Flacso, se tomó en cuenta que los artículos comparados no guardaran mayor diferencia ni en su composición, ni en su empaque. De hecho, la versión masculina y femenina son similares en el 90 %.
Jeans, zapatillas e incluso una camiseta básica —que presentan las mismas cualidades— son más caros para las mujeres.
Los perfumes son el ejemplo perfecto, ya que lo único que cambia es la fragancia: para hombres pino y para mujeres lavanda.
Entonces no hay excusa, “no se puede señalar que la diferencia en precios, sea consecuencia de una diferencia en producción”, señaló Morán. Es exactamente la misma presentación y mismo tamaño, solo que la versión femenina cuesta más.
Pero aquí no termina todo. Una de las conclusiones que arrojó este estudio es que los comercios —tiendas o cadenas de supermercados— también influyen en el “valor” del impuesto rosa.
¿Cómo? Resulta que a medida que la tienda se iba haciendo más grande y personas con más dinero acudían a comprar, el pink tax también aumentaba.
El dinero rosa
De centavito en centavito el monto que ‘recauda’ el pink tax puede llegar hasta las nubes, si se considera el impacto sobre el consumo de las mujeres a nivel mundial.
La proyección del monto generado por el impuesto rosa en Ecuador todavía está pendiente; sin embargo no se puede negar que ese porcentaje extra afecta a la economía femenina. Sin mencionar la diferencia de ingresos entre los dos sexos: según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en diciembre de 2016 el salario de las mujeres alcanzaba los $ 287,18; mientras que el de los hombres fue de $ 367, 7.
El problema es global. Estudios en Estudios en Estados Unidos, España, Argentina y Colombia —solo por nombrar algunos— muestran que el de Ecuador no es un caso aislado.
A escala internacional, el pink tax también suele incluir productos de higiene femenina como toallas sanitarias, tampones, entre otros.
En el trabajo Identidad de género, consumo y discriminación a través del precio, publicado en 2018, se señala que esta “discriminación de género por medio del precio no es en la actualidad una práctica habitual en las empresas”, más bien es una consecuencia del concepto y la identidad de las mujeres en la sociedad.
‘Ley rosa’ para el impuesto
En California (Estados Unidos) existe una regulación vigente desde 1995. La ley prohíbe la discriminación de precios por género en servicios como peluquería y tintorería.
En el caso del Gobierno Canario, existe la Ley de Presupuesto que fue aprobada en 2018 y toma en cuenta la eliminación del equivalente al IVA en relación con algunos productos femeninos.
En cuanto a Ecuador, la Ley Orgánica de Defensa del Consumidor no contempla algún caso de variación de precios específicamente por género.
Un movimiento contra el pink tax
A nivel internacional, los movimientos contra el impuesto rosa siguen apareciendo. En Argentina, la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM) apoya la campaña #NoPinkTax, con la que buscan visibilizar los valores que ponen en desventaja a la mujer. Participar es sencillo: solo se trata de tomar una foto mientras estás haciendo tus compras y mostrar la desigualdad en los precios. Al final, subes la foto a Twitter y añades el hashtag.
En Corea del Sur también se dio una protesta, pero esta fue directamente al bolsillo. En ese país, un grupo de mujeres decidió dejar de gastar dinero el primer domingo de cada mes en señal de protesta por este tipo de discriminación de género. Este grupo de mujeres que no gastan nada por un día, ya cuenta con 5 mil seguidores en Twitter.