Una problemática en aumento: Los adolescentes duermen mucho menos que antes
La falta de sueño en adolescentes, una crisis de salud que afecta su rendimiento y bienestar
En la última década, las horas de sueño de los adolescentes han disminuido drásticamente, lo que ha encendido las alarmas en organizaciones de salud de todo el mundo. Según el último informe del estudio HBSC, apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), apenas el 30 % de los jóvenes entre 11 y 18 años logran dormir las 8 a 10 horas recomendadas por los expertos. Esta cifra contrasta con el 75 % de jóvenes que cumplían con el sueño adecuado en 2010, mostrando una preocupante caída progresiva.
El impacto de esta crisis del sueño va más allá de la somnolencia diurna o el cansancio crónico; los efectos se han visto reflejados en el rendimiento escolar, el estado de ánimo y la salud mental de los adolescentes, que en muchos casos experimentan mayores tasas de ansiedad, depresión y dificultades de concentración.
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Leer másLos resultados de los estudios
La relación entre el sueño y la salud es clara y fundamental. Dormir menos de lo necesario afecta múltiples aspectos de la vida diaria de los adolescentes. Estudios de American Academy of Pediatrics revelan que esta privación está vinculada a problemas graves como el aumento de accidentes de tráfico, cambios drásticos en el comportamiento y un uso cada vez mayor de sustancias como cafeína, alcohol y drogas en un intento por compensar la falta de energía y concentración.
Las diferencias entre géneros también resultan preocupantes, ya que las adolescentes son quienes presentan mayores dificultades para cumplir con las horas mínimas de sueño. Solo el 25 % de ellas reporta descansar lo suficiente, mientras que el 37 % de los chicos alcanza este umbral.
El informe de Health Behaviour in School-aged Children también subraya que, conforme los adolescentes crecen, su actividad física disminuye, lo que agrava aún más la situación. Un factor económico parece influir considerablemente en esta tendencia: aquellos jóvenes de familias con mayores ingresos suelen realizar más ejercicio físico que aquellos que no.
Nuestra IP @M_Carmen_Moreno se encuentra ahora mismo en directo presentando los resultados de la última edición del estudio HBSC 2022 en las I Jornadas Escuelas Promotoras de Salud.@sanidadgob @InvestigaUS https://t.co/2Tt9w1lJ1w pic.twitter.com/MNMiVfLpCG
— HBSC España (@HBSCSpain) October 15, 2024
¿A qué se debe esto?
Diversas investigaciones apuntan a que factores como el uso excesivo de dispositivos electrónicos, especialmente en las horas previas a dormir, y el aumento de las actividades académicas y sociales, han contribuido significativamente al retraso de las horas de sueño de los adolescentes.
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Leer másAdemás, el uso de pantallas luminosas hasta altas horas de la noche ha demostrado alterar los ritmos circadianos, dificultando que los jóvenes duerman y se levanten en horarios saludables.
Según un artículo científico de la revista Dialnet, países como Estados Unidos y Canadá ya han tomado medidas para intentar mitigar esta problemática, ajustando los horarios escolares para permitir que los adolescentes duerman más.
En algunos distritos, las clases no comienzan antes de las 8:30 de la mañana, lo que ha demostrado tener efectos positivos en la cantidad y calidad del sueño, así como en el rendimiento académico y la disminución de la somnolencia diurna.
En Corea, por ejemplo, el tiempo de sueño promedio de los adolescentes ha caído a cifras alarmantes: entre 4,8 y 6,2 horas diarias durante los días escolares. El sueño adecuado es esencial para el desarrollo físico y mental de los adolescentes, y las cifras actuales muestran una clara tendencia a la baja.
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