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Las enfermedades masculinas pueden afectar a cualquier edadFreepik

La próstata, una preocupación masculina frecuente

Abordar estas enfermedades de manera temprana puede ser crucial para su prevención y tratamiento adecuado

Se habla mucho de los cambios hormonales que las mujeres experimentan al llegar a la menopausia, pero no es menos cierto que los hombres también atraviesan transformaciones relacionadas con la edad. Uno de estos cambios son las enfermedades de la próstata, que aunque pueden afectar también a los hombres jóvenes, son más frecuentes en los adultos mayores y tienen un impacto significativo en su calidad de vida.

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Con el paso de los años, es común que los hombres enfrenten problemas relacionados con esta glándula, especialmente a partir de los 50 años. Desde problemas comunes como la hiperplasia prostática benigna (HPB) hasta enfermedades más graves como el cáncer de próstata, estas afecciones se convierten en una preocupación creciente, especialmente a medida que los hombres envejecen. Hablar del tema se sigue considerando tabú, pero es importante conversarlo con su pareja para que juntos encuentren soluciones. Los doctores Christian Cueva, docente de la Escuela de Medicina de la UIDE, y Marcos Rendón, urólogo especializado en Argentina, aclaran datos clave

¿Cuál es su función?

La próstata es una glándula pequeña, del tamaño de una nuez, ubicada en la pelvis, debajo de la vejiga y frente al recto. Su función principal es producir un líquido que forma parte del semen, el cual nutre y transporta los espermatozoides durante la eyaculación. Además, la próstata rodea la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior del cuerpo, lo que significa que cualquier alteración puede afectar tanto la función urinaria como la reproductiva.

Los problemas más comunes

El doctor Cueva cree que las causas que generan estas patologías son multifactoriales, “pero existen factores importantes como la herencia genética, la disminución de las hormonas sexuales masculinas, la promiscuidad, los malos hábitos para orinar (no es lo mismo orinar a las 18 que a los 50), la inadecuada forma en la que ingerimos líquidos, entre otros”.

Por su parte, el doctor Rendón comenta que los problemas de la próstata tienen repercusión en la vida sexual del hombre, y “esperar a que aparezcan los síntomas puede ser demasiado tarde, ya que estos suelen manifestarse cuando la enfermedad ya está en una etapa avanzada. Por eso mejor es la prevención”.

Básicamente existen tres patologías. El primero es el agrandamiento benigno de la próstata, conocido como hiperplasia prostática benigna (HPB), es uno de los problemas más corriente. Esta condición puede comprimir la uretra y causar síntomas como dificultad para orinar, necesidad frecuente de hacerlo -especialmente en la noche- y sensación de vaciado incompleto de la vejiga. “El crecimiento benigno depende de la edad y de factores genéticos y de salud”, aclara el doctor Rendón.

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Otro problema relevante es la prostatitis, que implica la inflamación de la próstata. Esta puede ser causada por infecciones bacterianas o factores no infecciosos, como el estrés; es más común en hombres menores de 45 años. Los síntomas incluyen dolor pélvico, molestias al orinar y fiebre en casos agudos. La prostatitis depende de factores infecciosos y la mayoría de veces es por relaciones sexuales sin protección.

El cáncer prostático, por su parte, es la mayor preocupación de los urólogos, ya que es una de las principales causas de muerte por cáncer en hombres. Aunque suele desarrollarse lentamente, identificarlo en etapas tempranas es crucial. Los factores de riesgo incluyen edad avanzada, antecedentes familiares y dieta rica en grasas.

Síntomas para vigilar:

  • Dificultad para orinar: Esto puede incluir una necesidad frecuente de orinar, especialmente por la noche, o dificultad para comenzar a orinar.
  • Flujo urinario débil o interrumpido: Un chorro de orina débil o que se detiene y empieza nuevamente puede ser señal de un problema en la próstata.
  • Dolor o ardor al orinar: El dolor o una sensación de ardor al orinar puede ser un síntoma de una infección o inflamación.
  • Sangre en la orina o el semen: La presencia de sangre debe ser motivo de consulta médica inmediata.
  • Dolor en en el cuerpo: Dolores en la espalda, pelvis o cadera pueden ser un signo de que la próstata está afectada, especialmente si es persistente o inexplicable.
  • Disfunción eréctil: La dificultad para mantener una erección también puede estar relacionada con problemas prostáticos.
  • Dolor durante la eyaculación: Puede ser un indicativo de afecciones en la próstata.

Prevención y cuidados

Atender a tiempo los problemas de la próstata no solo mejora la calidad de vida, sino que también puede salvarla. La clave está en la prevención y el monitoreo constante. Ambos doctores recomiendan realizar revisiones rutinarias a partir de los 40 o 45 años, o antes si existen antecedentes familiares.

¿El examen es anual? "Depende del caso", explica el doctor Rendón. "Por control, generalmente sí, aunque en algunos casos se puede espaciar a dos años o, en otros, ser más frecuente, dependiendo del riesgo". Los exámenes incluyen un análisis de sangre para medir el antígeno prostático específico (PSA) y un tacto rectal. “Aunque el tacto rectal es una prueba importante, no proporciona un diagnóstico definitivo de ninguna patología, pero es fundamental para guiar las decisiones clínicas”, indica Cueva.

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Aunque no se ha demostrado de manera concluyente si los cambios en el estilo de vida o una dieta saludable pueden influir directamente en la salud del paciente, es innegable que el organismo funciona mejor cuando se le proporciona el combustible adecuado.

Claro está, los ajustes en el estilo de vida y la dieta pueden beneficiar no solo la próstata, sino también la salud general del cuerpo, reduciendo el riesgo de HPB o prostatitis. Sin embargo, no tienen impacto en la prevención del cáncer de próstata.

Los factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de problemas en la próstata incluyen una mala higiene, promiscuidad sin protección adecuada, malos hábitos como aguantar las ganas de orinar, consumir grandes cantidades de líquido de golpe y la ingesta de irritantes como alcohol, ají y bebidas gaseosas.

En forma general, es recomendable adoptar una dieta rica en frutas, verduras, grasas saludables como las del aceite de oliva y pescado graso, y alimentos ricos en fibra como los granos integrales y las legumbres. Incorporar tomates e infusiones, que contienen antioxidantes beneficiosos, también puede ser útil. Es importante evitar el exceso de grasas saturadas y carnes rojas, así como limitar el consumo de alcohol y tabaco.

Además, incluya ejercicio regular, controle el peso, ingiera suficiente agua y practique técnicas para reducir el estrés. Por último, es fundamental que consulte con un médico para exámenes periódicos y que siga sus recomendaciones para un acompañamiento adecuado.

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