Las rachas de buena suerte tienen explicación científica
El "efecto ganador" es el responsable de que hormonalmente una persona tenga mayor predisposición a atraer la buena fortuna.
Hay días, semanas o meses en los que una persona puede sentir que todo funciona a su favor: le va bien el trabajo, le tocan los semáforos en verdes y recibe buenas noticias. Estas rachas de buena suerte que a veces son atribuidas al azar o las constelaciones (mercurio retrógrado, fases de la luna o eclipses) biológicamente sí tienen un motivo.
Mientras más eventos positivos experimenta el individuo más competitivo se siente, mayor confianza tiene y mejor le va.
La buena suerte es equiparable al éxito y este se alcanza a través de la competitividad, que una persona sea competitiva de acuerdo con Manuel Jiménez, profesor e investigador de la Universidad de Málaga, tiene que ver con las hormonas.
"Por un lado influye el nivel de testosterona que se tiene por disposición genética y por otro el porcentaje de esa hormona que se adquiere por las experiencias, esto es conocido como efecto ganador".
Es decir, mientras más eventos positivos experimenta el individuo más competitivo se siente, mayor confianza tiene y mejor le va. Esta sería la razón por la que los equipos deportivos ganan partidos seguidos o un trabajador escala rápido laboralmente.
Pero la testosterona no es la única responsable de esto, sumado a ella está la dopamina. Ian Robertson, psicólogo clínico, en una entrevista con el canal español RTVE explicó que "la razón por la que queremos ganar es que el triunfo nos hace sentir bien. Es como tomar una droga. Nos sentimos bien y repetimos aquello que nos hace sentir bien".
Tras un acontecimiento positivo el cuerpo genera dopamina que reduce el cortisol, la hormona del estrés, lo que provoca que las personas sean más capaces de actuar a su máximo nivel.