¿Se puede reducir la edad biológica? Descubre lo que dice la ciencia

El envejecimiento es un proceso inevitable, pero investigaciones científicas han demostrado que podemos modular su ritmo. Aunque la genética influye en este proceso, factores como la dieta, la actividad física y ciertos hábitos pueden impactar significativamente en la edad biológica, la cual no siempre coincide con la edad cronológica.

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El biogerontólogo Steve Horvath, exprofesor de Genética Humana y Bioestadística en la Universidad de California, ha sido un referente en el análisis de los relojes biológicos. Estas herramientas permiten evaluar la edad celular a través de modificaciones epigenéticas, proporcionando datos sobre cómo diversas prácticas afectan el envejecimiento.

Recientemente, Horvath publicó en la revista Nature un estudio que examinó el impacto de tres factores fundamentales: el consumo de ácidos grasos omega-3, la ingesta de vitamina D y la práctica de ejercicio físico. La investigación, realizada en cinco países europeos, involucró a 2.157 personas mayores de 70 años y se llevó a cabo durante tres años.

Así ayuda el Omega-3 y la vitamina D al cuerpo

Los participantes fueron organizados en distintos grupos que recibieron combinaciones variadas de estas intervenciones. Aquellos que tomaron suplementos de ácidos grasos omega-3 presentaron una reducción del 13% en la frecuencia de infecciones y un 10% menos de caídas en comparación con el grupo de control. Asimismo, la combinación de omega-3, vitamina D y ejercicio disminuyó en un 39% la probabilidad de desarrollar pre-fragilidad y en un 61% la aparición de cáncer invasivo.

Desde una perspectiva biológica, los hallazgos sugieren que estos hábitos pueden disminuir la edad celular en un periodo de tres años, lo que equivale a un rejuvenecimiento de aproximadamente tres a cuatro meses. Aunque la cifra puede parecer reducida, su mantenimiento a largo plazo podría traducirse en una menor incidencia de enfermedades crónicas y una mejora en la calidad de vida.

Uno de los descubrimientos más notables del estudio fue la influencia del ejercicio físico. Aquellos que realizaron entrenamiento de fuerza tres veces por semana obtuvieron mayores beneficios en comparación con quienes se centraron en ejercicios de flexibilidad. Esto resalta la importancia del trabajo de resistencia para activar procesos celulares que favorecen la longevidad.

Estrategias adicionales para mejorar la edad biológica

Además de los hallazgos del estudio de Horvath, otros informes recientes publicados en Fortune, NBC News y OrthoCarolina han identificado estrategias complementarias que pueden contribuir a reducir la edad biológica:

• Dormir bien: Mantener una rutina de sueño de entre 7 y 9 horas diarias ayuda en la regeneración celular y el equilibrio metabólico.
• Manejo del estrés: Prácticas como la meditación, el mindfulness y la interacción social pueden reducir la inflamación y el deterioro celular.
• Alimentación rica en antioxidantes: Consumir frutas, verduras, frutos secos y alimentos con polifenoles protege contra el daño oxidativo.
• Ejercicio cardiovascular: Actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta mejoran la salud del corazón y disminuyen el riesgo de trastornos metabólicos.
• Menos azúcares procesados: Reducir el consumo de azúcares y carbohidratos refinados previene la resistencia a la insulina y el envejecimiento acelerado.
• Exposición controlada al sol: Una cantidad moderada de luz solar favorece la producción de vitamina D y regula los ritmos circadianos.
• Vínculos sociales y bienestar emocional: Mantener relaciones sociales sólidas se asocia con mayor longevidad y mejor salud mental.

El Dr. Ángel Durántez, especialista en Medicina Preventiva y Envejecimiento Saludable, resalta la relevancia de estos descubrimientos. Gracias a los relojes biológicos, es posible medir con mayor precisión cómo diversas estrategias de estilo de vida, suplementación y tratamientos médicos afectan el envejecimiento celular.

Estos estudios representan un avance significativo en la comprensión del envejecimiento y su control. Basándonos en esta evidencia, una alimentación equilibrada con grasas saludables, una correcta suplementación vitamínica, ejercicio de fuerza, descanso adecuado y estrategias para manejar el estrés pueden ser claves para prolongar la vida con mejor salud.

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