La ciencia ha determinado cuántos encuentros sexuales se recomiendan a la semana
Descubre sobre la frecuencia óptima de las relaciones sexuales en pareja, sus beneficios para la salud física y mental
Determinar la frecuencia ideal de las relaciones sexuales en una pareja es un tema tan complejo como personal. Factores como la edad, el trabajo, la situación personal, la salud y otros elementos individuales influyen en la actividad sexual. A pesar de la creencia social de que la frecuencia se relaciona con la felicidad de la pareja, muchos expertos subrayan que la calidad supera a la cantidad en este ámbito.
Jake Maddock, un experto en parejas, sugiere que deberían aspirar a mantener relaciones sexuales dos o tres veces por semana, respaldando su recomendación con los beneficios para la salud que ello conlleva. Además, advierte sobre el riesgo de que las parejas se acomoden con el tiempo, disminuyan la frecuencia y, eventualmente, se separen.
La dinámica de las relaciones, tanto sentimentales como sexuales, evoluciona con el tiempo, siendo la edad un factor determinante. En la juventud, el sexo puede tener un papel crucial, pero a medida que envejecemos, las prioridades y necesidades cambian. Un estudio del urólogo Harry Fisch del Hospital Presbiteriano de Nueva York respalda esta afirmación, indicando que la frecuencia sexual disminuye con la edad.
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Los beneficios del sexo, más allá del placer, son numerosos. Entre ellos se encuentran mejoras en el sistema inmunitario, el estado de ánimo, la apariencia física, la fertilidad y la salud cardiovascular. Además, se ha demostrado que el sexo contribuye a reducir el estrés, mejorar la calidad del sueño y alargar la vida.
Aunque Maddock sugiere una frecuencia específica, es importante señalar que la felicidad de una pareja no está directamente vinculada a la cantidad de sus relaciones sexuales. La diversidad de estudios y opiniones en este tema indica que no hay un estándar único, y lo más crucial es la comunicación y la comprensión mutua en la pareja. En última instancia, la calidad de la conexión íntima parece ser más relevante que cumplir con una media ideal dictada por la ciencia.
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