Renovaron los votos y el sueño de sus guerreros

Todo surgió en un día de juegos en la fundación Ser Feliz. Los niños comenzaron a hablar de lo que más deseaban en ese momento. Unos querían ir al cine, a la playa o al circo y otros anhelaban viajar o conocer a algún famoso. Cuando le tocó el turno de revelar sus sueños a aquella pequeña de 9 años que estaba coloreando, las voluntarias se sorprendieron. Lo que ella más anhelaba era que sus padres se casaran.

Ese deseo despertó el interés de hacer algo diferente en la fundación, así que decidieron organizar una boda. Y aunque no lograron que los padres de la pequeña soñadora se casaran, sí lo consiguieron con otras seis parejas.

Fue así como el 2 de agosto de 2019 estos padres cumplieron con uno de los grandes anhelos de sus guerreros, seis menores que luchan contra el cáncer. La fundación había conseguido los vestidos de novia y los trajes. Los niños, elegantes y ansiosos, eran los portadores de aros y las niñas, las floristas.

Ha pasado un año de aquel día y las parejas decidieron renovar sus votos el 1 de agosto pasado. Lo hicieron en la parroquia Jesús Obrero, emocionadas, sin invitados y sin la presencia de sus pequeños, pues para cuidar de su salud, ellos se quedaron en casa.

Pero las voluntarias estaban capturando esos momentos para luego hacer un video que les entregarían como regalo a cada uno, con los instantes más emotivos frente al altar. Son esas imágenes que por estos días ellos ven una y otra vez.

De las seis parejas, solo una de las esposas pudo usar el mismo vestido que lució hace un año en la boda, pues las otras llegaron a la iglesia a renovar sus votos con sus vientres abultados por el embarazo. El padre Frank Delgado bromeó con ellos. Les dijo que la próxima celebración sería el bautizo de los niños.

Un día antes de la renovación de votos, las parejas acudieron a la fundación a recibir su última charla de preparación y la única presencial, pues las anteriores se hicieron de manera virtual. Mantuvieron el distanciamiento y solo se juntaron para la foto, al igual que lo hicieron el día de la ceremonia en la iglesia, día en que ellas lucieron sus mascarillas blancas bordadas. Luego, una pequeña cena selló el momento.

Esa unión, coincidían las parejas, los había fortalecido y aquello daba también fuerzas y nuevos ánimos a sus hijos: a Diego, quien padece de linfoma de Hodking; a Kristel, quien se enfrenta a la leucemia al igual que Ashley; a Heidy, que tiene retinoblastoma; a Misael, que padece de un osteosarcoma, y a Nixon, que enfrenta una histiocitosis maligna.

Lissett Ortega, quien preside la fundación, estaba emocionada de ver cómo estas parejas que atraviesan por momentos duros por la enfermedad de sus pequeños se han unido aún más y que eso ayuda a sus hijos a sentirse más fuertes.

La pandemia ha detenido las bodas de este año para cumplir más sueños de los guerreros, pero esperan retomar pronto las charlas de preparación y seguir en la tarea de dar aliento a los niños que se enfrentan al cáncer y a sus familias.