Ricky Luque: ¡En la cúspide!
Atraviesa su mejor momento y en su casa comparte en SEMANA su historia y cómo logró llegar a donde está.
Su vida ha sido un compendio de eventos sorprendentes con una marcada estrella a su favor. Publicista, empresario, escritor y diseñador de interiores, todo lo que ha hecho ha sido de forma sobresaliente, quizá porque es megatalentoso, o un total ‘control freak’ (dominante), o porque pone todo y más en lo que emprende, o porque la fortuna simplemente lo acompaña… Pero en realidad, al mirarlo con lupa, los logros alcanzados son producto de todo aquello. ¡Punto!
Defensor de las causas poco comunes, le gusta romper paradigmas y abrir caminos para otros… Exitoso publicista, se destacó como empresario en el sector gastronómico, donde fungió hasta de relacionador público y, de paso, acabó siendo figura internacional en la afamada publicación Architectural Digest, con un inusitado talento que fue expuesto junto a su socio de aquel momento, Jorge Marcos, con quien marcó época con La Boca del Lobo y en Lobo Sapiens.
Escuchar su testimonio de vida es una suerte de experiencia supraterrenal. Ricky se expresa con pausa, con sentido, con detalle, con profundidad, y, debo admitirlo, con respeto a su interlocutor y al medio, al que agradece el poder contar su historia y cómo llegó a ser parte de una reducida élite que acapara el diseño interiorista del país.
Poner lindos muebles se llama ‘amoblar’, pero nuestro ‘expertise’ es ir más allá, crear atmósferas
Su mejor proyecto
Al volcarse de lleno en el diseño interiorista, su reputación fue hacia arriba tras varios años de ejercicio profesional. No solo han sido residencias o empresas, sino proyectos de alta gama como el flamante Country Club de Guayaquil, que marca un antes y un después con su impronta y la de Verónica, su hermana, con quien comparte vítores en un estudio que ha crecido exponencialmente desde que lograron adjudicarse el concurso entre 18 propuestas (incluidas dos firmas internacionales), en el mayor desafío de su carrera: “No tuvimos vida prácticamente, fue un trabajo arduo y conseguimos levantarlo en poco más de un año. Es el proyecto más grande de Guayaquil en hospitalidad y estuvo lleno de sorpresas y ‘rewards’ (recompensas). Lo que buscamos fue transmitir la esencia de este club que fue parte de nuestra vida desde chicos. No queríamos que solo se vea bonito, sino que el diseño interior represente su esencia y lo que significa para sus socios”.
“Crear atmósferas”
Hay quienes afirman que en su estudio son cirujanos plásticos del diseño interior, pues el abordaje parte del ADN del espacio a intervenir, o más bien de sus dueños o de una marca, lo que es la ‘vestimenta comercial’, un área que le apasiona. “Con mi hermana Verónica a veces nos reímos porque somos como ‘mediums’ interioristas”.
El amoblamiento y crear un ‘styling’, dice, es una parte del diseño, pero los acabados periféricos son esenciales para experimentar un ambiente en su totalidad. “Poner lindos muebles se llama ‘amoblar’, pero nuestro ‘expertise’ es ir más allá, crear atmósferas, con concepto”, afirma el diseñador.
Su casa, remanso de paz
En sus proyectos se destaca un marcado estilo actual, contemporáneo (mezcla de clásico y moderno). No obstante, en su casa Ricky ha logrado desapegarse de lo que antes ocupaba su espacio. Descubrió para sí el sosiego del blanco y sus matices, sin nada que distraiga los sentidos: “Hoy, mi casa no tiene ‘alertas emocionales’. En las áreas sociales no hay estímulo alguno (ni cuadros ni decoraciones), solo profundidades de blancos y texturas. ¡Fotos no tengo de nadie, las guardé todas! Y eso me hace permanecer en el presente, sin que tenga que estar emocional ni anhelando nada del pasado. Lo poco que he rescatado, artístico y de valor sentimental, está en una sola pared, en un pasillo. Además, parece un regimiento militar porque no me gusta el desorden. El clóset está ordenado perfectamente por colores…. ¡Mi pareja la lleva muy difícil porque soy ¡un sargento! Cuando vienen de visita siempre preguntan: ¿Tuviste una sesión de fotos hoy?”.
Cara a cara
¿Metas?
Internacionalizar la marca, aunque vamos por ese camino. También me gustaría hacer intervenciones urbanas, a gran escala, como una escultura que cambie una ciudad. Personalmente, mantener mi vida en paz y ¡tener un excelente día!
- ¿Realizado?
Sí, me siento realizado, aunque tengo algunos pendientes como tomar ciertos cursos que complementen mi perspectiva profesional y también vivir un mundo de experiencias personales que aún no conozco.
- ¿Su experiencia en Guayaquil cómo ha sido?
La bienvenida fue apoteósica. Tuve el respeto, la admiración y la oportunidad de trabajar y colaborar en esta ciudad, sabiendo que no hago las cosas de manera común.
- ¿Quién lo acompaña en la vida?
Antes, hubo momentos en los que me derrumbé profesionalmente por no estar bien personalmente, pero ahora tengo la suerte de tener una estabilidad emocional importante. Me acompaña mi pareja, con quien estoy por 8 años, además de la familia y amigos, muchos que fueron mis clientes. También benefactores y mecenas que creyeron en mí. Pero hay ratos que necesito estar solo. Suelo tomarme un día a la semana sin contacto social.
- ¿Su peor defecto?
¡Soy ‘control freak’! Soy perfeccionista y por eso ‘futurizo’ mucho, porque quiero controlar lo que viene.
- ¿El momento más difícil de atravesar?
La época del correísmo fue durísima para mí y para muchos también.
- ¿Cómo se desconecta?
Me compro un par de trapos y regreso con una sonrisa de oreja a oreja. Amo la música clásica, la fotografía, viajar y hacer bici… El deporte me mantiene lúcido, sereno y ‘cuerazo’ como estoy (ríe).
- ¿El éxito?
Es complicado porque la gente se hace una imagen de ti que no necesariamente eres, pero también es divertido, aunque hay que manejarlo con madurez.
IG: @rickyluquepolaroid y página web www.rickyveronica.com.