Narices Rojas
Los voluntarios de la fundación se conectan cada fin de semana con su público.Cortesía

La risa como terapia desde el otro lado de la pantalla

El ‘Teleclownsultorio’ nació para llevar distracción en tiempos de encierro. Narices Rojas lo ideó como algo temporal, pero ya cumplió un año

Si la pandemia ya nos les permitía llevar sus terapias de la risa de puerta a puerta había que buscar la manera de suministrarlas. Los payasos humanitarios de la fundación Narices Rojas decidieron probar cómo sería llegar a un hospital, a un asilo para ancianos, a una casa hogar o a un centro para personas con discapacidad desde una pantalla.

Hubo días en que se los veía recorriendo un hospital, gracias a una doctora que los trasladaba por el lugar, a través de una tableta. Raketa Coqueta, Zerapio, Churry, Tulipán, Chichito o Cindyrección proporcionaban sus dosis de la risa desde el otro lado del ordenador.

El fin de semana, los voluntarios recordaron esas vivencias con un encuentro especial virtual de ese ‘Teleclownsultorio’, que comenzó en el Día de la Mundial de la Risa en 2020 (2 de mayo).

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“Nos embarcamos en este viaje y pensamos que iba a ser algo temporal, que podía durar dos meses, tres o hasta cuatro. Es increíble que estemos cumpliendo un año”, dice complacida Alexandra Gonzaga, presidenta de la fundación.

Ellos no han querido descansar en su labor. “La risa puede ser una medicina en estos momentos que estamos pasando”, destaca.

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El objetivo del 'Teleclownsultorio' es llevar alegría en tiempos de encierro.Cortesía

Raquel Rodríguez, fundadora de la agrupación, reconoce que no fue una tarea fácil. Les tomó más de un mes aprender cómo podían llegar a las personas de forma virtual.

Ahora, todos los fines de semana, se conectan con su público. Es una sesión más abierta, en la que participan unas 30 personas cuando lo hacen vía Zoom o más si lo transmiten por Facebook.

Su público se ha diversificado, pues ahora también se unen quienes están en sus casas y buscan una manera de divertirse, como lo hicieron el fin de semana, en que practicaron los tipos de risa, la que sale con las vocales, la simulada, la nerviosa... Hay ocasiones en que se conectan personas de otros países para disfrutar de un momento que les ayude a despojarse del estrés.

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Raquel sabe que la conexión vale la pena, especialmente cuando ve a personas que están en cama, enfermas, y a las que su ánimo les cambia cuando se encuentran con estos “doctores especiales”.

Raúl Contreras, coordinador del voluntariado, también está sorprendido con lo que han logrado. “Al principio se me hacía imposible pensar que podíamos conectar a personas vía virtual, porque estábamos acostumbrados a ver los ojos, los gestos... Pero con el teleconsultorio lo pudimos hacer y hemos impactado positivamente a más personas, con nuestro trabajo lúdico, sincero, efectivo y afectivo, aunque sea virtualmente”, dice.

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Hace un año comenzaron estos encuentros virtuales para suministrar las terapias virtuales de la risa.Cortesía

Los ejercicios de respiración, los bailes y las risas, forman parte de estas terapias, que terminan con un abrazo virtual. “Hoy necesitamos más que nunca de esos abrazos y es importante recordar lo humanos que somos”, dice Raquel.

Por eso sus tratamientos llegan también a los médicos y personal de la salud, para inyectarles energía en esos momentos en que su trabajo los agota. Esperan volver pronto al cara a cara, al abrazo físico, a las carcajadas sin parar frente a frente, pero, mientras tanto, aplicarán la dosis desde el otro lado de la pantalla, como su “telemedicina de la risa”.