Una ruta turística en Quito sigue los pasos de la gesta libertaria
El recorrido lleva a los visitantes a través de los puntos claves para la emancipación.
El Centro Histórico de la capital es un ícono turístico del país, con sus ornamentadas iglesias, museos y casas patrimoniales. Sin embargo, el 10 de agosto, fecha en que se celebra la independencia del Ecuador, estos inmuebles históricos toman otro significado.
Y es por ello que el fin de semana que se recuerda la gesta libertaria y que habrá un puente de tres días de feriado, los espacios anclados en la historia de la independencia se activan para revelar a los visitantes su pasado.
La ruta visita siete puntos de la ciudad y toma cerca de ocho horas. Arranca en la iglesia de El Sagrario, a un costado de la Catedral Metropolitana. En lo que hoy es el despacho parroquial residía Manuela Cañizares, quien recibió a los patriotas en su vivienda.
Así lo explica el historiador Marco Ocaña. “Manuela Cañizares era una conocida dama quiteña, y las tertulias en su casa eran frecuentes. Ahí los patriotas planificaron el proceso de la emancipación, y ella es recordada por instarles a tomar la lucha con las frases: ¡Cobardes hombres nacidos para la servidumbre! ¿De qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!”.
Justo al frente de El Sagrario está el segundo punto del recorrido y quizás el más popular: el Museo de Cera Alberto Mena Caamaño. Creado en los años cincuenta, este guía a los visitantes a través del contexto histórico que llevó al proceso libertario, y a uno de los episodios más tristes de la época: la matanza de aproximadamente 300 quiteños el 2 de agosto de 1810.
“La masacre de los próceres es uno de los capítulos más tristes de nuestra historia y nosotros destacamos el alto precio que los héroes pagaron por la libertad”, explica Juan Pablo Jurado, guía educativo del museo.
En la parte delantera del lugar se halla el Centro Cultural Metropolitano, lugar que sirvió para que los insurgentes busquen una estrategia para su liberación.
El cuarto punto de la ruta, ubicado en las calles Guayaquil y Chile, es la Sala Capitular de la iglesia de San Agustín, donde se firmó el acta de la Junta de Gobierno el 16 de agosto de 1809.
En la iglesia patrimonial se encuentra la Declaración de Independencia, la mesa y un sillón, tallado en pan de oro, que fueron utilizados para la firma del acta de libertad.
Juan Gómez, guía del lugar, comenta que además de conocer la Sala Capitular, quienes se sumen a los recorridos en horas de la tarde y noche también podrán descender a las catacumbas, donde se encuentra una fosa común en la que fueron enterrados los patriotas.
“Durante el resto del año, las catacumbas permanecen cerradas al público, pero en esta época es habitual tener recorridos que bajen hasta ahí, como un acto de conmemoración al sacrificio de los patriotas”, dice.
Tras concluir el recorrido por la Sala, el museo y las catacumbas, los visitantes suben hacia la Plaza Grande, o Plaza de la Independencia, donde se encuentra el Monumento a los héroes del 10 de agosto. Ubicado en el extremo oriental, este conmemora la liberación de Quito. Fue inaugurado en 1906 y muestra una figura femenina representando la victoria y la libertad.
En julio, el monumento sufrió daños por actos de vandalismo y se encuentra bajo reparación.
El penúltimo punto del recorrido es el Museo de la Ciudad, donde se encuentra detallada la emancipación a través de documentos y bienes.
La ruta concluye a cuatro cuadras, en la iglesia de San Blas, que fue utilizada como refugio por los patriotas durante el levantamiento de 1809.
La ruta de los barrios, una propuesta para intrépidos
Para quienes buscan alejarse de los recorridos tradicionales está la Ruta de los Barrios, como explica Andrés Zamora, guía turístico y fundador de Walk Quito. El colectivo realiza semanalmente un recorrido a pie por la ciudad, alejándose de los hitos turísticos.
Desde 2020, durante el 10 de agosto, estos recorren los barrios que se sumaron a las revueltas por la emancipación.
“Cuando se habla de los patriotas quiteños, se piensa en los criollos, pero la lucha por la independencia no habría triunfado si no fuera por los vecinos de los barrios de San Blas, San Roque, San Sebastián y Santa Clara, que motivados por el 10 de agosto, promovieron posteriores levantamientos en contra de las injusticias de la Corona”, sostiene.
Para ellos, el recorrido empieza donde la ruta tradicional termina, en la iglesia de San Blas. Zamora y sus compañeros mencionan el refugio de los patriotas y discuten sobre la composición de este barrio, que era de uso exclusivo para los indígenas de la ciudad.
La ruta avanza por la Plaza Grande y sube hasta San Roque, que en la época colonial era un barrio de artesanos, donde ya se habían organizado algunas de las primera revueltas de la urbe.
“Se ha olvidado selectivamente la participación de San Roque, y todas sus casas patrimoniales han sido derrocadas. Para nosotros es importante destacar su lucha y no tildarlo como un barrio peligroso sin importancia”, dice Zamora.
El recorrido, que toma cuatro horas, concluye al pie del monasterio de Santa Clara.
¿Qué llevar y dónde comer?
El verano en la capital es caluroso en la mañana y frío en las noches. Para los recorridos en horas de la mañana se recomienda llevar un gorro, protector solar y agua; mientras que en las noches es necesario usar una chompa o abrigo grueso.
La gastronomía es una delicia infaltable de cada recorrido, y el Centro Histórico ofrece sitios típicos que datan del siglo XIX, como la heladería San Agustín y la cafetería Modelo de la calle Venezuela.
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