Ácido úrico: cómo una semilla desechada puede ser la solución
Las semillas de calabaza podrían ser una solución que tiramos a la basura
Las semillas de calabaza, a menudo desechadas tras consumir el fruto, podrían cambiar la manera en que tratamos problemas de salud como el ácido úrico elevado. Estas semillas, provenientes del género Cucurbita, no solo son parte de la tradición culinaria de varias culturas, sino que también poseen propiedades nutricionales destacadas que podrían impactar significativamente en nuestra salud.
Las frutas más ricas en proteínas que debes incluir en tu dieta
Leer másPropiedades nutricionales y beneficios específicos
Las semillas de calabaza son una fuente rica en aceites saludables, proteínas y compuestos bioactivos que ofrecen beneficios clave. Según investigaciones recientes, estas semillas contienen hasta un 51.9% de ácido linoleico y un 29% de ácido oleico, ambos reconocidos por su capacidad para reducir inflamaciones y mejorar la salud cardiovascular.
Además, son ricas en magnesio, un mineral esencial para la salud ósea y la función metabólica adecuada. Una de sus propiedades más interesantes es su capacidad antioxidante, atribuida a compuestos como los tocoferoles.
Esto las convierte en aliadas contra el estrés oxidativo, un factor que contribuye al desarrollo de enfermedades crónicas como el cáncer.
Ácido úrico y salud renal
El exceso de ácido úrico en el organismo puede conducir a condiciones como los cálculos renales. Los nutrientes presentes en las semillas de calabaza, como el magnesio y los ácidos grasos insaturados, podrían desempeñar un papel crucial en la regulación de los niveles de este compuesto en la sangre.
¿Realmente los padres tienen hijos favoritos? La ciencia lo confirma
Leer másAsimismo, las semillas están llenas de vitamina E, un componente esencial que fortalece las defensas del cuerpo y mejora la circulación al mantener saludables los vasos sanguíneos. Además, su contenido de fibra mejora la salud digestiva, contribuyendo indirectamente al bienestar renal.
Estas semillas pueden consumirse de diversas formas: tostadas, en harinas, o como aceite. Su inclusión en la dieta diaria no solo ofrece beneficios nutricionales, sino que también promueve la sostenibilidad al reducir el desperdicio alimentario.
Desde un enfoque industrial, su alto contenido de aceite y proteínas las posiciona como una materia prima ideal para la producción de alimentos funcionales.
Para seguir leyendo EXPRESO sin restricciones, SUSCRÍBETE AQUÍ.