COVID-19: ¿La tercera dosis de la vacuna es necesaria?
La prioridad es inmunizar a las personas que aún no han recibido ninguna vacuna para luego continuar con el pinchazo de refuerzo.
La eficacia de las vacunas contra la COVID-19 inyectadas hasta ahora en la población ecuatoriana y mundial, en general, es de alta eficacia contra todas las variantes del coronavirus, incluida la delta. Al parecer, son razones suficientes para considerar que, aunque una tercera dosis puede aportar algunas ventajas, la prioridad sigue siendo inmunizar a quienes aún no han recibido ni una dosis y están en mayor riesgo de padecer la infección, ha dicho la OMS.
A criterio de la doctora Carmen Álvarez, experta en vacunación de Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), las dosis aplicadas, por ahora, son suficientes porque aún no han transcurrido los seis meses de protección y no se ha dado un aumento exagerado de casos, sino todo lo contrario, y esto es gracias a la vacunación. "La población que no ha sido inmunizada es la que actualmente está ocupando los establecimientos sanitarios".
Sin embargo, admite que esa protección no es para siempre y que pasados los 6 meses, se empieza a tener una disminución de la cantidad de anticuerpos e inmunidad, con lo cual es lógico que se debería empezar con la dosis de refuerzo el próximo año, dice la experta.
Por ahora varios países de América Latina como Chile, Uruguay y Ecuador continúan aplicando la tercera dosis contra el COVID-19, solo al personal de salud, a los adultos mayores y personas vulnerables.
Primero deben finalizar con la vacunación de las dos dosis a los grupos faltantes (entre 25 y 40 años) para luego comenzar con las terceras dosis.
¿Vacunas distintas, riesgos en la salud?
Se recomienda que la tercera dosis sea distinta a la que se aplicó con las dos primeras, porque el espectro que cubre será más amplio (debido a las nuevas variantes). Científicamente no hay ningún problema en que se utilicen vacunaciones mixtas ni se ha registrado ningún problema de salud.
Aplicar una tercera dosis distinta también es una estrategia para evitar los efectos secundarios que provocan las vacunas de adenovirus (como las de Astrazeneca o la de Jannsen). Al ser estas vacunas de adenovirus, hay otros antígenos ajenos al coronavirus que pueden causar una respuesta inmunológica o efectos secundarios adversos.
Por eso, ya no es necesario implantar en nuestro cuerpo este adenovirus complejo, sino solo reforzar la respuesta inmune a la proteína S, que es la responsable de la infección contra el coronavirus. Esto lo podemos hacer a través de las vacunas de ARN (como la de Pfizer y Moderna) que generan y potenciarán la respuesta inmune solamente a la proteína S, y por lo tanto, provocará menos efectos secundarios. Esta estrategia ya ha sido aplicada y muy estudiada, por ejemplo, en la vacunación infantil.
¿Qué ocurre con las vacunas Sinovac?
Estas son con virus inactivado, bien por productos químicos o bien por calor. Lo que ocurre es que muchas veces con esta vacuna ya no se genera una buena respuesta inmunológica, sobre todo la respuesta celular, que también es importante así como los anticuerpos, y tampoco genera una muy buena respuesta a la proteína S. Por eso, es importante que con esta vacuna la dosis de refuerzo sea con una distinta que sí genere una buena respuesta inmune (cualquier vacuna sirve en este caso, también la de Astrazeneca) ya que lo que hace es amplificar la respuesta a la proteína S, y sería suficiente para aumentar la capacidad para realizar la llamada de refuerzo.
¿La aplicación de la tercera dosis de refuerzo genera los mismos efectos adversos que las aplicadas anteriormente?
A priori, podríamos decir que sí. Pero hasta la fecha, hace más de un mes que ya han vacunado a los más vulnerables, no ha habido absolutamente ninguna complicación. Esto se debe a que el sistema inmune ya se ha acostumbrado a estos efectos adversos gracias a las anteriores vacunas.