Día de la Salud Mental: un gato, el mejor tratamiento contra el estrés

Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha dedicada a aumentar la conciencia sobre los problemas de salud mental y combatir los estigmas que rodean estas afecciones. En un mundo donde las demandas diarias y el ritmo acelerado de vida generan altos niveles de estrés y ansiedad, cuidar de nuestra salud mental se ha convertido en una prioridad. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada cuatro personas en el mundo, es decir, aproximadamente 1.700 millones de personas, sufrirá un trastorno mental a lo largo de su vida. Con estadísticas tan alarmantes, es fundamental que las herramientas para cuidar la salud mental se diversifiquen. Curiosamente, uno de los mejores aliados en esta misión podría estar más cerca de lo que creemos: nuestros gatos.

Un compañero silencioso con efectos poderosos

Sanicat, una compañía reconocida por su enfoque en productos para gatos, ha puesto el foco en cómo estos animales pueden ser una gran ayuda para nuestra salud mental. Y es que no se trata solo de la compañía física que ofrecen, sino de cómo su presencia tiene efectos medibles y beneficiosos en nuestro bienestar emocional. El ronroneo característico de los gatos, por ejemplo, no es solo un sonido relajante; es una herramienta natural para reducir el estrés.

Diversos estudios han demostrado que este sonido tiene la capacidad de calmar el sistema nervioso y mejorar el estado de ánimo. El ronroneo emite vibraciones en un rango de frecuencia que ha sido asociado con la disminución de la presión arterial, la reducción del ritmo cardíaco y, en general, una sensación de calma que puede ser casi terapéutica. La sensación de bienestar que provoca este sonido ha llevado a muchos a hablar de la “gatoterapia”, una forma de describir cómo los gatos actúan como agentes terapéuticos activos.

Los Gatos y la Hormona del Bienestar

Además del efecto calmante del ronroneo, la interacción con los gatos contribuye a la liberación de oxitocina en nuestro cuerpo. Esta hormona, también conocida como la “hormona de la felicidad”, tiene un efecto directo en la reducción del estrés y la ansiedad. Al acariciar a nuestro gato, o simplemente tenerlo cerca, el cerebro activa mecanismos que generan una sensación de bienestar, calma y conexión emocional.

Para muchas personas que padecen trastornos de ansiedad, depresión o estrés crónico, tener un gato puede ser una fuente constante de apoyo emocional. Sanicat ha enfatizado que esta interacción no debe verse como una simple compañía pasiva, sino como una forma activa de terapia. 

Aunque la “gatoterapia” puede sonar como una tendencia reciente, la verdad es que la interacción terapéutica con animales ha sido utilizada durante décadas en distintos ámbitos. El simple hecho de cuidar de un ser vivo puede dar a las personas un sentido de responsabilidad y propósito, elementos clave para mejorar la salud mental. En el caso de los gatos, su carácter independiente, pero a la vez afectuoso, los convierte en compañeros ideales para quienes necesitan momentos de calma sin la presión de estar constantemente interactuando.

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