El amor en tiempos de redes sociales: historias de parejas
¿Es posible encontrar el amor y una pareja estable por Internet? Sí, según las historias que encontró EXPRESO
Un clic basta. Enamorarse 'en línea' hace rato dejó de ser una locura. El amor en la era digital ha alcanzado un nuevo nivel de impresionantes posibilidades. Encontrar el amor verdadero en línea no es una locura, por eso cinco parejas le contaron a EXPRESO sus historias de amor en tiempos de redes sociales.
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Leer másLas opciones son muchas. Desde aplicaciones de citas como Tinder o Bumble, o empezar a seguirse en redes sociales como Twitter o Instagram. Algunas parejas lo han hecho incluso a la 'antigüita' dentro de la misma web. Blackberry Messenger o Facebook han sido otras de las opciones.
SOFÍA Y CARLOS: TUITS QUE SE CONVIRTIERON EN CÓMPLICES DE UN AMOR INESPERADO
Sofía Espitia y Carlos Ibarra simplemente se regalaron un 'follow' en Twitter, vieron que tenían ciertos amigos en común y empezaron a interactuar en la línea de tiempo (TL) respondiéndose uno que otro tuit.
Eso no fue suficiente para que llegaran a ser amigos, mucho menos para enamorarse. Pero el día en el que Carlos subió una fotografía haciendo una actividad con un grupo religioso cambió toda la historia.
Esa imagen llamó la atención de Sofía, porque ella pertenecía al mismo grupo, entonces decidió enviarle un mensaje directo (DM) para preguntarle sobre el tema. A partir la ahí la conversación nunca acabó.
Terminaron compartiendo sus números para seguir hablando por WhatsApp, hasta que un día decidieron salir a conocerse y 'desvirtualizarse'. Se vieron varias veces, hasta que tuvieron su primera cita: Un postre y un café en una cafetería para luego ir por una pizza.
Cuentan que hasta hoy repiten esa primera cita. El mismo postre, el mismo café y la misma pizza siempre, y el sentimiento sigue siendo igual que la primera vez.
Sofía y Carlos tienen seis años de casados y una hija de 5 años, dicen que sienten que en esta etapa de su vida de esposos lo tienen todo, y que quizás solo tendrían que sumarle un perro a su familia.
GALA Y DANIEL: UN MENSAJE EN FACEBOOK QUE TERMINÓ EN UNA FAMILIA DE TRES
Solo un ocurrido mensaje por Facebook bastó para que la historia de Gala Alvear y Daniel Ortiz empiece a escribirse.
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Leer másElla tenía 16 años cuando recibió una notificación en la red social. Era Daniel, un desconocido al que le había aceptado la solicitud de amistad "por aburrimiento", diciéndole "Hola ¿cuál es tu pasatiempo?". Para Gala, este mensaje, entre tantos que recibía de diferentes muchachos, le pareció singular por lo que decidió responder.
Pasaron chateando varias horas, pero al día siguiente Gala se decepcionó. Daniel la había dejado en visto y estuvo dos días sin escribirle un solo mensaje. ¿La razón? Él estaba rindiendo exámenes en el colegio y eso lo tenía ocupado.
Esperar no era algo que Gala tenía pensado hacer, así que se decidió que debían verse en persona. Cuando siguieron conversando, y ella recuperó la confianza que se estaba ganando este chico, la joven dauleña no dudó en subirse a un bus y viajar a Guayaquil para por fin conocer al muchacho que la estaba cautivando.
Era 24 de julio y comenzarían las fiestas julianas en la ciudad porteña. Gala llegó al Terminal Terrestre de Guayaquil, ahí la estaría esperando Daniel, que vivía en Durán. Al final fue él quien quedó cautivado. "Ella es la ideal" es lo que pensó al momento que la vio.
Todo salió bien, y a partir de ahí pasarían lo que les restaba de adolescencia entre mensajes de amor y viajes para poder verse. Sin embargo, eso no funcionaría por mucho tiempo.
Extrañarse era algo que empezaba a inundar sus vidas. Seis meses después de su primer encuentro, Gala pasó un fin de semana junto a Daniel, y cuando ya era momento de que ella regrese a su casa, solo bastó un "no te vayas, quédate" para que su historia se transforme.
Ella se quedó a vivir con él. Dos años después tuvieron una hija, y hoy, luego de seis años, el 'clic instantáneo' que hicieron a través de Facebook terminó en una pequeña familia de tres.
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Leer másSOL Y JORGE: DEL 'MATCH' EN UNA APP DE CITAS, AL 'MATCH' EN LA VIDA
La pandemia por la covid-19 obligó a muchos a pasar mucho tiempo en internet. Ese fue el caso de Sol, que por recomendación de una amiga en 2020 descargó en su celular Bumble, una app de citas que asegura empatar a los usuarios con otros que tengan perfiles parecidos.
Luego de hacer algunos 'swipe' y tener una salida con alguien que no resultó para una relación romántica, Sol hizo 'match' con Jorge, un chico que había estudiado en el mismo colegio y que nunca se había cruzado con ella.
Sol tomó la iniciativa y le escribió. Para ella, Jorge tenía todo lo que le gustaba. Tuvieron su primera cita y salieron a desayunar juntos en medio de las restricciones y los miedos de esos tiempos.
Su 'clic' fue al instante, y ese desayuno duró cuatro horas de charla. A partir de ese día, sus coincidencias se hicieron más notorias. Aunque Jorge tenía que viajar por estudios, ellos seguían conectados por internet, con videollamadas y mensajes.
Ya entre tanto salir, hasta el punto en que sus amigos habían llegado a conocerse y relacionarse, se hicieron la gran pregunta que puede definir a una pareja. "¿Qué somos?", se preguntaron.
Fue así, que cuando fueron juntos al concierto de Carlos Vives, Jorge se sintió decidido de lo quería y de lo que tenía, se animó y le pidió a Sol ser su novia.
A partir del primer "hello" que le envió Sol a Jorge, él no quería parar de conversar con ella. Le pareció tan divertida, interesante y espontánea. Dos años después de ese mensaje en una app de citas, tienen una relación que los emociona y definen como "una relación de polos opuestos", pero que saben completarla con las coincidencias que saben que tienen.
LAURA Y JOHN: UNA RELACIÓN QUE NACIÓ DE UNA 'STALKEADA' EN INSTAGRAM
Cuando estás navegando por las redes sociales es común encontrarse con fotografías de amigos y que en ellas salgan otras personas que puedan llamar tu atención. Eso le sucedió a Laura Pedreros en el 2015.
Sorprenda a su pareja
Leer másMientras ella 'escroleaba' en Instagram, sintió que algo en su cabeza hizo 'clic' inmediatamente cuando vio una imagen publicada por una amiga en la que ella salía con un grupo de amigos. En ella salía John Steven. No lo dudó y entró a su perfil a seguirlo.
Su gusto fue tanto que empezó a darle 'me gusta' a todas sus publicaciones, pero eso no resultó tan bien como ella esperaba: John la bloqueó.
Ahora él explica que lo hizo porque estaba haciendo pasantías y había olvidado poner el teléfono en silencio. Su desesperación por las notificaciones fue tal, que decidió bloquear a esa chica, que en ese entonces era desconocida, para que su teléfono no suene más por ella.
Seguir la intuición, pero sin dejarse llevar por el impulso.
Sin embargo, Laura demostró ser una chica determinada. Ella aprovechó que el muchacho tenía publicado su número de teléfono en su biografía de Instagram y no dudó en agregarlo, ir a Whatsapp y escribirle para preguntarle por qué había decidido bloquearla.
Recuerdan muy bien cómo fueron los mensajes:
- - Hola.
- - ???
- - Soy la que bloqueaste.
De ahí todo fue diferente. La conversación fluyó, y luego de tres semanas de estar charlando, él tomó la decisión de ir a verla a su casa para conocerla en persona.
John salió de sus pasantías en su patineta, y así creyó que era buena idea llegar hasta donde vive Laura, en el cerro de Bellavista, en Guayaquil.
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Leer másEllos iniciaron su relación un año después. Él la invitó a su fiesta de graduación del colegio, y ahí se dio cuenta que no tenía dudas con Laura y le pidió ser su novia. Siete años después siguen juntos y listos para vivir juntos más etapas de su vidas.
SOFFÍA Y JUAN CARLOS: PREGUNTAR POR UNA CAFETERÍA EN TWITTER ACABÓ EN MATRIMONIO
Sentir admiración por lo que alguien escribe en redes sociales puede cautivar a más de uno. Eso le sucedió a Soffía Mestanza, cuando luego de mudarse a vivir sola a Quito, buscaba ocupar su tiempo en redes sociales.
Hace 9 años, a ella le llamó la atención la cuenta de Twitter de Juan Carlos. Se sentía admirada por las cosas que él publicaba y lo mucho que aprendía con sus tuits.
Tenía un día viviendo en Quito, y Soffía publica que había un café que le resultó de muy mal sabor, ahí Juan Carlos Salazar, un ambateño que vivía en Quito, le contestó que es cierto, que ese café es malo y le recomendó una cafetería.
Al día siguiente Soffía fue a visitar esa cafetería, y efectivamente el café era mucho mejor que el había tomado antes. Le tomó una foto a su pedido y respondió el tuit de quien ahora es su esposo diciendo que fue al lugar y le gustó.
Desde ese día de recomendación, las interacciones entre ellos nunca pararon. En medio de su soledad en una ciudad en la que no conocía a nadie, las conversaciones con Juan Carlos la hacían sentir muy acompañada. "Su inteligencia me atrapó", comenta.
Extrañamente, ya habían coincidido en varios lugares sin saberlo, tanto en Quito como en Guayaquil, pero nunca habían interactuado, sino hasta las redes sociales.
Se acercaba Navidad, y para Soffía la fecha era un poco triste porque no lograría viajar a Guayaquil y celebrar las festividades junto a su familia. Juan Carlos se decidió a animarla y aprovechó la oportunidad para que sea el momento de 'desvirtualizarse'.
Él la invitó a su casa, donde le prepararía una cena. Fue a verla hasta donde ella vivía, se bajó del auto y la esperó afuera. Ese gesto 'flechó' a Soffía. Llegaron al lugar y comieron una receta familiar ambateña. Los dos lo recuerdan como un momento muy lindo. "Yo estaba sola y él me regaló una familia", así describe Soffía ese momento y los que vinieron después.
San Valentín: Un rascacielos de 60 pisos es la tarjeta más grande del mundo
Leer másHabía llegado el momento en el que ella debía volver a Guayaquil. Sofía había guardado todas sus pertenencias y tenía su boleto de avión de regreso listo. Juan Carlos no dudó en decirle que le de una oportunidad a Quito, que se quede, pero en realidad le estaba pidiendo una oportunidad para él.
Su relación se fortalecía cada vez más, hasta que el día del viaje de vuelta a Guayaquil se hizo realidad. Esta vez se mudarían juntos. Ahora tienen nueve años en pareja, un matrimonio que aman y un trabajo que comparten día a día, porque ellos "arman el avión en el vuelo".