Sara María Palacios va a la conquista de los siete mares
En julio, la nadadora se convirtió en la primera ecuatoriana en cruzar el Canal del Norte, que divide Irlanda de Escocia
Alivio. Esa fue la primera emoción que Sara María Palacios sintió cuando finalmente puso un pie en Rhins of Galloway, Escocia. Llevaba quince horas nadando, y el frío extremo y el cansancio no la dejaban sentir nada más que agotamiento.
La alegría llegó al día siguiente cuando, ya de vuelta en Irlanda, la anonadó el hecho de que se había convertido en la primera ecuatoriana en cruzar el Canal del Norte; cruce que une la parte oriental de Irlanda del Norte con el suroeste de Escocia, y que es considerado una de las rutas de nado más frías y desafiantes del mundo.
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Leer más“No lloré ni cuando coloqué la bandera. Estaba tan cansada que solo sentía el alivio de haber terminado. Al día siguiente, en cambio, estaba desayunando, y ahí me agarró la realidad y me di cuenta que lo había logrado”, narra la deportista.
De vuelta en la capital, la quiteña, llamada Sara del Mar por sus amigos y conocidos, recuerda para Semana aquellas complejas horas vividas en julio, cuando pensó que no sería capaz de terminar la ardua travesía.
“Tenía temor porque en 2021 no pude cruzar el Canal de Molokai, en Hawái. Las condiciones eran muy duras y no lograba avanzar. Fue súper decepcionante. Para retos como este entrenas durante meses o años, inviertes todo tu dinero, y no poder cumplirlo siempre es un temor. Esa experiencia en Hawai me marcó mucho y no quería otra repetición. Me mentalicé en que eso no pasaría y que terminaría sin importar cuánto tiempo me demorara”, dice.
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Volver a la pasión de la infancia
Palacios empezó a nadar cuando tenía seis años. “Desde los ocho hasta los 18 años yo hacía entrenamiento altamente competitivo”, recuerda.
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Leer másSus triunfos en la piscina incluso la llevaron a formar parte de la selección de Pichincha, pero todo eso se detuvo cuando se graduó y empezó a estudiar Gastronomía y luego Administración de Alimentos y Bebidas en la Universidad San Francisco de Quito.
“Nadaba ocasionalmente, como hobby, pero ya no era algo en lo que me interesaba competir”, indica.
Se dedicó a su carrera, al montañismo y luego a la maternidad.
“Trabajé en varios restaurante, tuve un servicio de catering, pero nada me convencía. No me iba bien en el trabajo, ni en la montaña, mi matrimonio se desbarató. No me sentía satisfecha con mi vida. Fueron años muy oscuros”, indica.
A los 28 años, decidió retomar la natación como una manera de liberar el estrés, y una vez en la piscina, nuevamente se enamoró del deporte que había marcado su infancia.
“Fue como renacer en el agua. Volví a competir, ya como máster, y fue genial, fue como recobrar el propósito. Pero sentía que necesitaba algo más, que debía ponerme otras meta, porque cuando regresaba a ver mi vida, era una historia de fracasos”, dice.
Para ese momento, era 2016 y decidió que si se iba a poner una meta, iba a ser una enorme: cruzar a nado el Canal de la Mancha.
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Leer más“El Canal de La Mancha es el Everest de las aguas abiertas. El único ecuatoriano en cruzarlo fue Galo Yépez, en 1997. Es un cruce difícil y mucha gente no lo logra”, asegura.
Pero, ¿por qué ponerse un reto tan complejo?
“Si ya me iba a lanzar, me lanzaba con todo”, comenta risueña.
Para ello, entrenó a diario durante dos años. Junto a su nueva pareja, Diego Egas, partían los fines de hacia la playa, donde entrenaba también en aguas abiertas, asegurándose así que estaría lista para hacer el cruce de 42 kilómetros.
“Estoy agradecida por su apoyo y por el apoyo de mi familia. Porque para los demás, ¡uf! Parecía una locura no pensaban que podía lograrlo”, señala. Pero sí lo logró, y tras ello decidió imponerse un nuevo y duro reto: el de nadar los siete mares.
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Un desafío implacable
El reto de los Siete Mares consiste en siete nados en aguas abiertas de larga distancia y es considerado el maratón de natación más desafiante del mundo. Incluye el Canal del norte, el Estrecho de Cook, el Canal de Molokai, el Canal de la Mancha, el Canal de Catalina, el Estrecho de Tsugaru y el Estrecho de Gibraltar.
Tras el fracaso en Hawai, Palacios tenía miedo de retomar el resto de rutas, pero su familia la apoyó para que continuara.
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Leer más“Me convertí en mamá por segunda vez, y fue difícil compaginar mis horarios y los de mis hijos para entrenar. Sin embrago, me animaron para que cumpla con el cruce del Canal del Norte, y la verdad es que fue maravilloso cumplir esa meta. Lo que sí he decidido es que no tendré prisa. La idea es completar un cruce al año, pero si toma más tiempo, no me desesperaré”, dice.
Lo que sí tiene claro es que su siguiente parada, en 2025 o cuando se pueda, será el Estrecho de Gibraltar, y luego el Estrecho de Cook, en Nueva Zelanda.
“Si no tienes el objetivo claro, es fácil desviarse, tirar la toalla. Si no es algo que realmente te apasiona, te das por vencido. Y claro, hay días que te quieres rendir, pero todo es cuestión de determinación y dedicación: donde tu mente va, el cuerpo le sigue. Si algo me mostraron mis años más duros es que todo está en el querer. Ni la edad es un impedimento”, señala.
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