Perimenopausia
Es la etapa antes de la menopausia y suele iniciar a los 38 años.foto: canva

El sexo no termina con la perimenopausia

Aunque llega con cambios en el ciclo menstrual y en la vida sexual, mejora con apoyo profesional.

“Me sigue gustando, me excita... Pero cuando llega el momento, no lubrico bien y no sé qué está pasando. ¡Soy otra!”, cuenta Andrea (nombre protegido) sobre la intimidad con su esposo. Esto podría ser un desahogo en el consultorio de alguna ginecóloga o sexóloga. Pero está en un café con sus amigas, que están entre los 39 y 43 años. Se une otra a contar su experiencia, después de pedir un segundo postre al mesero. “Estoy dos meses sin menstruar. ¡Y no estoy embarazada! La ‘regla’ no me está viniendo como antes, y la doctora me ha dicho que estoy en la perimenopausia”, comenta Karla (nombre protegido), y todas coinciden en un gran “¡¿Qué?!”. 

A nivel de ginecología, se trata de la transición natural a la menopausia que suele empezar a partir de los 38 años y durar varios años hasta antes de la última menstruación. Los síntomas pueden aparecer progresivamente, y quizás algunas mujeres no se den cuenta al principio. Incluyen irregularidad en la menstruación, sequedad vaginal, cambios del estado de ánimo, entre otros, que merecen una consulta con especialistas. No es el fin de sus días. 

En diálogo con SEMANA, profesionales en sexología y ginecología explican cómo transitar esta etapa, en la que las mujeres pueden conectar mejor consigo mismas, mejorar su estilo de vida y sobre todo disfrutar de su cuerpo con placer y sin culpa.

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No deje pasar el tiempo

La perimenopausia se ve y se siente diferente para cada mujer, pues no hay dos iguales. “Los síntomas principales se asocian con irregularidades en la menstruación, además de la sequedad vulvovaginal y otros rasgos característicos en cuanto a la disminución de la libido.Es recomendable que ante el primer indicio, la mujer haga una visita ginecológica para empezar a tomar las medidas oportunas, pues la mayoría lo deja pasar y vienen cuando ya están con la menopausia”, señala Fanny Sañay, especialista en Ginecología y Obstetricia.

 Dejar el miedo (o la vergüenza) e ir a la consulta médica es clave para que la transición a la etapa menopáusica no sea tan severa.

 “De no tratarse a tiempo con un equipo multidisciplinario, llegará a los 47 o 48 años (cercana a la menopausia) afectada de manera general, es decir no solo física, sino sexual y psicológicamente. A nivel de ginecología, por ejemplo, la sequedad vulvovaginal no tratada se podría convertir en una atrofia, y ese dolor podría provocar que no quiera tener relaciones sexuales”, advierte. 

Hoy en día, hay productos y tratamientos bajo prescripción médica que pueden ayudar a aplacar los síntomas. “En la perimenopausia ya se puede aplicar cremas hidratantes para la zona de la vulva, entre cuyos componentes destaca el ácido hialurónico, que actúa contra la sequedad. Asimismo, se pueden recetar suplementos alimenticios que contienen una mezcla de isoflavonas y vitaminas como la B (para la energía, el estado de ánimo), vitamina D (para la salud ósea) y minerales como el zinc (para una piel y uñas sanas)”, explica. 

En caso de ser necesario, añade que puede aplicarse también la terapia de reemplazo hormonal para aliviar las molestias asociadas a esta etapa. 

“Tratarse es una forma de autocuidado y prepararse para los 50, es decir cuando venga la menopausia, e incluso en el ‘post’, que serían los 60 y 70 años”, concluye. 

Los ejercicios de Kegel, una opción

En el tránsito de la perimenopausia, el deseo sexual empieza a crear alertas en la mujer. Algo le impide lograr la conexión consigo misma y con su pareja, y por ende alcanzar el ansiado orgasmo. 

“Pensar que una mujer que está en la perimenopausia ya no tiene respuesta sexual es totalmente falso. Lo que hay es una disminución en la libido y en la lubricación, pero no desaparece. En buena hora, existen múltiples maneras de aplacar los síntomas”, explica Rodolfo Rodríguez, sexólogo, psicólogo y terapista de parejas.

Uno de los tratamientos que se incluyen son los ejercicios Kegel, cuyo objetivo es fortalecer los músculos del suelo pélvico, es decir donde se agrupan los músculos que sostienen el útero, la vejiga y el recto. Al estar este debilitado, se ve afectada la intimidad, provocando falta de sensibilidad, sensaciones dolorosas durante el coito, ausencia de orgasmos, entre otros síntomas. 

“Afortunadamente se puede corregir. Se entrena a la mujer para que aprenda a hacer la contracción y relajación a fin de que consiga mejorar la calidad de las relaciones sexuales. Vale acotar que al haber orgasmo, se contrae la musculatura del suelo pélvico y esto permite ejercitarlo. También se puede ayudar con las denominadas ‘bolas Kegel o chinas’”, detalla. 

En cambio, para mejorar la lubricación existe la alternativa de la autosatisfacción. “Se enseña a que la mujer aprenda a excitarse ella misma y también con su pareja. Que conozca cuáles son las zonas erógenas favoritas en su cuerpo para que su libido esté alta y pueda responder de mejor manera”, añade. 

Los lubricantes a base de agua también son un aliado. “Son un complemento extra. La idea es que su uso no sustituya el encanto del preámbulo, que es la estimulación”, enfatiza. No es menos cierto que para lograr esto en la perimenopausia es importante que el placer deje de ser visto como un tabú.

La empatía de la pareja debe ser clave. Tiene que saber qué etapa está atravesando la mujer y adaptarse a los cambios. Tal vez, lo que les excitaba cuando tenían 20 años, ya no lo hace a los 40. Entonces necesitan modificar y, si lo hacen, su sexualidad será tan placentera que cuando lleguen a la menopausia y al resto de la adultez mayor, no tendrán mayores síntomas”.

Rodolfo Rodríguez 

Máster en Sexología y Educación Sexual en la Universidad de Huelva

Alerta con los síntomas

Menstruación irregular: El ciclo menstrual se altera, es decir se adelanta o atrasa más de siete días, e incluso se puede ausentar al menos dos periodos. 

Disminución de la libido: Esto es debido a la falta de estrógenos, lo que provoca sequedad vaginal, irritabilidad y picores en la zona íntima, ya sea que tenga o no relaciones sexuales.

Cambios de estado de ánimo: La alteración hormonal también incide a nivel emocional. Puede llegar a sentirse triste, deprimida, angustiada e irritable.

Suelo pélvico débil: Es el grupo de músculos que mantienen el útero, la vejiga, los intestinos y otros órganos pélvicos. Su debilitamiento provoca cambios en la función sexual y escapes de orina al toser o estornudar.

Los controles periódicos son claves y necesarios para prevenir complicaciones cuando ya llegue a la menopausia. Muchas mujeres solicitan un tratamiento local efectivo demasiado tarde, cuando los síntomas de atrofia vulvovaginal (a causa de la sequedad) ya son graves”

Fanny Sañay

Especialista en Ginecología y Obstetricia en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina

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