'Silencios cómplices', un libro que confronta la violencia contra las mujeres
La obra reúne testimonio de abusos en lugares religiosos y siete autores lo reflexionan
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se lanzó un libro que invita a romper el silencio frente a uno de los problemas más complejos y dolorosos de nuestra sociedad: los abusos sexuales cometidos dentro de espacios espirituales.
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Leer másTitulado Silencios Cómplices: Masculinidad Sagrada y Violencia Sexual contra Mujeres en Contextos Religiosos, esta obra es un grito colectivo que busca visibilizar, denunciar y transformar estas realidades ocultas.
El libro, escrito por los catedráticos Ángel Manzo y Tatiana Mendoza, aborda este tema desde una perspectiva integral. La obra combina dos partes esenciales: una narrativa, con testimonios de mujeres que han sufrido abuso dentro de la religión cristiana, y otra analítica, en la que siete autores reflexionan sobre la violencia desde las disciplinas de la teología, la psicología y la jurisprudencia.
Ángel Manzo, máster en Educación y en Estudios Teológicos, explica a este Diario que este libro nació de una necesidad imperiosa con la sociedad y la mujer. “Escribimos desde lo que nos impacta, aquello que nos inspira, toca y trastoca. No podemos ni debemos callar ante estos hechos y ser cómplices de delitos, aunque sucedan en ámbitos de fe”, asegura.
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Leer másEl educador enfatiza que las religiones, aunque se erigen como pilares de valores y moralidad, también cometen errores. “Este libro también es un llamado a las iglesias para mejorar sus políticas y prácticas de cuidado y bienestar de sus feligreses”, añade. Para los autores, escribir sobre historias tan dolorosas fue un desafío emocional e intelectual.
Según Manzo, fue clave ponerse en los zapatos de las víctimas. “No regresas a cuestionar a la víctima, sino que te haces cargo de aquello y te cuestionas a ti mismo”, concluye. “Este libro es un precedente para que no nos quedemos calladas y no permitamos el abuso en las iglesias. Queremos que los espacios religiosos sean lugares seguros, como debería ser”, recalca Tatiana Mendoza.
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