Tatiana Salas y su ímpetu por cuidar la madre tierra
Tiene 30 años y ha dedicado la mayor parte de su vida a trabajar por el medio ambiente. Desea dejar un legado ambientalista a las nuevas generaciones.
Hablar de Tatiana Salas es sinónimo de amor y trabajo constante por la naturaleza. Desde que tiene memoria, le ha encantado estar rodeada de las plantas, el mar y los manglares. Por eso, su desafío es investigar cómo lograr que todos estos ecosistemas se mantenga en buen estado.
La ingeniera agrónoma, actual directora de Productividad Agrícola del Ministerio de Agricultura y Ganadería, se dedica a diario a enseñar la importancia de conservar la Pachamama, aquella que nos provee oxígeno y un lugar seguro donde vivir.
Un estilo de vida
Desde niña, Tatiana manifestó interés genuino por aprender sobre la flora y la fauna. Jugar entre árboles y todo tipo de plantas era su pasatiempo favorito. En la adolescencia, se apasionó aún más sobre el tema luego de ver la película ‘Una verdad incómoda’, que aborda los efectos del cambio climático.
“En ese momento me di cuenta de las problemáticas en contra del medio ambiente y decidí que iba a aprender más sobre cómo podía aportar a un cambio positivo para conservar la Tierra”, dice.
Al terminar el colegio, tuvo claro que su destino profesional estaba encaminado en esta área y se mudó a Costa Rica para estudiar Ingeniería Agrónoma en la Universidad EARTH. Convertida en una profesional, regresó a Guayaquil y continuó con la ayuda social como voluntaria, en diversas fundaciones sin fines de lucro vinculadas al reciclaje, cuidado de los manglares, limpieza de las playas y más. “Ser parte de estas iniciativas me ha permitido conocer a personas con las mismas pasiones, que aman cuidar nuestro ecosistema”.
En el ámbito laboral, incursionó como directora de Viveros y Proyectos en Fundación La Iguana y posteriormente como jefa de Áreas Verdes y coordinadora ambiental de la Escuela de Reciclaje de la Fundación Malecón 2000. “Una de las actividades que más recuerdo es haber logrado incentivar la siembra de árboles nativos de nuestra ciudad, como el ceibo y el guayacán. Muchas veces se hace uso de plantas de otros países, como las isoras, y las personas no lo saben”, comenta Tatiana.
La tierra es oro
Para los agricultores cuyas familias viven del cultivo de frutas, vegetales y granos, es grato contar con alguien que los impulse a seguir este tradicional trabajo ecuatoriano. Y esa persona es Tatiana, quien desde dos años aproximadamente es la directora de Productividad Agrícola del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Destaca lo gratificante que ha sido viajar por todas las regiones para visitar diversas comunidades del país con el objetivo de incrementar las capacitaciones, escuchar las necesidades de las personas y, sobre todo, fomentar mejores prácticas agrícolas con productos de la zona que no afecten a la naturaleza.
Otro de sus objetivos es incentivar la producción de más plantas andinas (como la quinua) y no solamente del arroz. “Nuestras tierras son tan ricas que debemos aprovecharlas responsablemente para sembrar alimentos que han sido parte de nuestras tradiciones por cientos de años. De esa manera, los más jóvenes heredan los conocimientos y las familias generan más ingresos para tener una mayor calidad de vida”.
La comunidad que lucha por darle sombra a Playas
Leer másManos al Ambiente
A inicios de 2019, Tatiana dio vida a un nuevo proyecto que hasta la fecha la hace sonreír por el impacto positivo que causa en decenas de personas. Observar las necesidades que había a su alrededor en Guayaquil, hizo que crease su propia fundación, Manos al Ambiente.
A través de esta iniciativa impulsa el desarrollo de un huerto comunitario (en Nuevo Ceibo), en el que las mujeres del sector son las encargadas, junto a sus hijos, de sembrar hortalizas orgánicas que posteriormente se convierten en el alimento de sus hogares e incluso en una fuente de ingresos. “Me apasiona trabajar con el medio ambiente y poder contribuir en la independencia de las comunidades, para así mejorar su calidad de vida y la de otros seres vivos. Creo que todos merecemos y tenemos derecho a vivir en un ambiente seguro y sano”.
Charlas, talleres y actividades sobre el reciclaje, manejo de residuos y limpieza del manglar son algunas de las actividades que también fomenta junto a niños y adultos para que, sin importar la edad, todos puedan generar acciones beneficiosas para la recuperación de espacios patrimoniales de la ciudad.
Sin duda, Tatiana recalca que su propósito de vida siempre ha sido y será respetar a la madre tierra y también enseñar a los demás cómo hacerlo.
Cada vez que entre sus manos toma una semilla para sembrar, su rostro se ilumina porque sabe que una nueva vida está por nacer.
Su futura pequeña ambientalista
Con siete meses de embarazo, la futura mamá primeriza está profundamente feliz por la nueva integrante de su familia. Tatiana comenta que Emma, quien está a pocas semanas de nacer, se unirá a todas las actividades que ella realiza. Le enseñará desde chiquita qué es el reciclaje y a consumir alimentos orgánicos. “Al fomentar una comunidad con una cultura de empatía, activismo y responsabilidad, estamos creando una sociedad que respeta los recursos naturales. Esto permite que todos podamos vivir en armonía y nos asegura que la calidad de vida que gozamos hoy, sea aprovechada por nuestros hijos, nietos y futuras generaciones”.
Personal
- Es Ingeniera agrónoma especializada en proyectos ambientales.
- Educadora ambiental y conferencista.
- Creadora de la fundación Manos al Ambiente.
- Directora de Productividad Agrícola del Ministerio de Agricultura y Ganadería.