La timidez a la hora de ligar desaparece en las redes
EXPRESO recoge las anécdotas de los jóvenes al momento de enamorarse. Relatan si son o no detallistas. Hay quienes le temen a las apps de citas
El camino hacia el amor puede ser una ruta directa y tranquila en muchas ocasiones, pero también puede tener desvíos y estar llena de baches. Esta verdad absoluta aplica para todas las edades, y diario EXPRESO recopiló los testimonios de aquellos jóvenes enamorados, para poder conocer cómo el afecto toma forma en la actualidad.
La inseguridad extiende sus raíces a los jóvenes guayaquileños
Leer másMayté Barnuevo, de 22 años, cuenta la historia de cómo conoció a su “pelado”. “Un amigo me visitó en mi rancho, ubicado en Balsas, a 4 o 5 horas de Guayaquil; en ese entonces vivía fuera de la ciudad, y justo cuando me visitó, lo acompañaba un amigo, mi novio. Al principio no hablamos cuando nos vimos, prácticamente nada, sino que luego me escribió por redes y de ahí comenzó nuestra historia”, dice entre risas.
Por la considerable distancia que existía entre sus hogares (ahora Mayté vive en el Puerto Principal), ambos tomaron la iniciativa de salir todos los fines de semana desde que se conocieron. Él se quedaba en su casa, “obvio en otro cuarto”: “mi familia desde el inicio hizo clic con él, y en Balsas salíamos a comer, a tomar algo, disfrutábamos entre los dos. Eso nos dio la oportunidad de conocernos mejor, ser amigos, formalizar”.
Somos tan cercanos que la gente piensa que tenemos años juntos, cuando solo son meses. La hemos pasado bien, desde el primer día, desde que vivía muy muy lejos.
Ahora tienen 6 meses juntos, pero Mayté cuenta que las experiencias vividas son muy dulces, desde sus conversaciones tranquilas hasta viajes al extranjero con la familia de su pareja. “Es como si tuviéramos años. Antes de conocer a Joao, había terminado una relación tóxica e intenté conocer a más personas, pero no sentía nada, no hubo conexión; tampoco me interesó usar Tinder, no me gusta conocer a las personas de esa forma… Esperé, lo hice tranquila y miren, me llegó. Ahora que estoy en Guayaquil es todo mucho mejor, me vine por estudios, pero sí, mi plus a este viaje es él”, señala.
La diversión de los jóvenes se limita a la visita a los parques
Leer másAl igual que el caso anterior, Mily Merchán, de 22 años, durante un evento fortuito conoció el amor. Ella ya había visto a su actual pareja, Carla , en TikTok e Instagram, una amiga suya le había mostrado la cuenta. Mily asegura que el flechazo no fue inmediato, mas bastó que en una historia de Instagram le diga que es hermosa y todo fluyó. “No me esperaba que me conteste y mucho menos hablar tanto, solo le había dicho eso, y de ahí salió la megacharla. Yo me había emocionado mucho en ese momento”, relata entre carcajadas, al recordar sus primeras interacciones, que las llevaron a estar juntas en la actualidad y ya por un año.
“Nosotras fuimos súper directas, no fuimos por las lianas en vacile para luego no hablarnos, le dije que quería algo serio y ella igual; no pasó mucho tiempo y nos hicimos novias. Para los 4 o 5 meses comenzamos a vivir juntas, y hemos tenido nuestras peleas por nuestras personalidades y costumbres, pero ambas hemos hecho el esfuerzo de entendernos y cambiar por el bien de la otra”, relata; al hacer hincapié en que ambas son súper detallistas.
Ser directas y sin rodeos es lo que nos llevó a donde estamos, a estar juntas. Ya son años y estamos bien. La emoción, el gusto, la complicidad se mantienen como el primer día.
Carla, por ejemplo, prepara viajes sorpresas; y Mily ha mandado a hacer hasta muñecos personalizados de ellas y disfrazados de sus personajes cómicos favoritos. “Ambas nos preocupamos por la otra. ¿Y para despejarnos y disfrutar? Pues hacemos días de spa, nos vamos a conciertos, karaokes y nos grabamos muchos videos en TikTok”, detalla, entusiasmada.
Los jóvenes.En su mayoría, según lo confirmaron a EXPRESO, temen usar apps de citas en Guayaquil, sobre todo por la inseguridad que perciben.
A diferencia de los casos anteriores, Pamela Villacrés, de 22 años, no usó ninguna red social para ligar o enamorarse, y tampoco una aplicación para citas. “Nunca he usado y no me da confianza conocer a alguien por medio de apps como Tinder, me da miedo ser secuestrada o algo. Soy desconfiada”, reconoce.
Ella conoce a su novio David desde octavo de secundaria, pero no empezó a sentir algo por él hasta el último año de colegio. “Los primeros meses fui demasiado fría, no sabía cómo actuar, pero todo esto fue por miedo a que no funcione y salga herida; sentía que entre más distante sea, menos me dolería una ruptura.” relata Pamela, arrepentida de sus acciones pasadas.
“Salir a comer con amigos o solos, viajar, hacer cosas diferentes al menos una vez al mes, ir al bosque, aventurarnos, es algo que hacemos siempre para divertirnos, vivir. Enamorarnos”.
Educación por obligación y no por gusto ni decisión
Leer másEsta es su primera y única relación a la fecha, y le encanta, dice, porque pese a las barreras que levantó por temor, David siempre la hizo sentir segura.
“Amo de él que sea detallista. Es de los que cuando me ve triste o sabe que no he tenido un buen día, me sorprende con ramos de rosas o sushi, que es mi comida favorita. Me gusta también lo que compartimos: desde caminatas con nuestros perros hasta viajes y paseos en bosques, cerros, sitios que sean sinónimos de aventura”, cuenta.
Pero el amor a veces no llega o no se define tan rápido como uno cree o lo espera. Bryan Montalván, de 23 años, conoció a su novia Gabriela a los 13 años, cuando estaban en el colegio, en cursos distintos; y aunque tuvieron algo, formalizaron años después.
“En el colegio, ella era el típico amor de niño, me gustaba porque era bonita y solo pasaba viéndola. Iba a estudiar por verla”, comenta, entre carcajadas; mientras confiesa que aún, cuando ella no se da cuenta, la mira. “Es linda”, piensa.
Fueron novios dos veces en la época colegial; en su primer año de preparatoria y luego en segundo de bachillerato, ambos por lapsos cortos, la segunda vez con más madurez, pero igual llegó la ruptura. No fue hasta que Bryan en 2017 entró a una universidad en España, que comenzó a usar apps de citas como Tinder, pero solo para “vacilar”. “Nunca me gustó nadie en España, solo lo usé para salir con una que otra pelada, pero nada serio con nadie. No quería”, comenta.
Meses más tarde, tuvo que volver a Ecuador, pero antes de retornar, Gabriela y él habían hablado sobre cómo ella se dio cuenta de que aún lo quería. Cupido hizo de las suyas, los flechó. Que la tercera es la vencida, le dice a EXPRESO, al asegurar que ya llevan cinco años juntos y que todo ha valido la pena.
Siempre me gustó mi novia, desde el colegio, desde muy chico. Ahora que ya estamos más grandes, hay madurez, pero la diversión y el enamoramiento se mantienen, como el día uno.
“Trato de sorprenderla siempre. Mi hermano canta, por eso le escribí una canción para su cumpleaños y en la intimidad de su hogar se la hice escuchar. Quedó feliz, y yo..., pues incluso más...”, revela.