El Topo: Su alma en la piel de otros
Desde Nueva York, el artista cuenta en SEMANA cómo vive un momento de realismo mágico al ser el tatuador de varias figuras del mundo del espectáculo.
Al mirarse en el espejo siempre recuerda sus orígenes sencillos en su Cuenca natal, donde creció en un núcleo con fuertes raíces y sentido de unión. En su memoria queda intacta la imagen de una madre que leía en las madrugadas bajo el cobijo de una luz tenue, en un entorno rodeado de pintores, músicos y fotógrafos. Quizá por ello, este ha sido su único reducto de complacencia y razón de vida.
El Topo -como se lo conoce- estudió en la Facultad de Bellas Artes en el austro con el oficio en las venas y un montón de sueños por cumplir. “Eso proviene de la genética. Desde que tengo uso de razón he dibujado, pero no es suficiente tener talento; hay que potenciarlo con mucha dedicación y disciplina”. En ese sentido, el artista no esconde su admiración por Salvador Dalí, Vincent van Gogh o Gustav Klimt… pero el crecer con la influencia de su hermano Santiago, a quien considera un verdadero artista, fue fundamental como ejemplo de vida. “Juntos hacíamos arte día a día y él es de los que abrazan sus obras y crean todo el tiempo”. El pintor también tiene una banda de música y hace fotografía -últimamente de forma análoga-, pero se considera un eterno aprendiz de la vida.
Preferiría que no exista esa ‘fuga de cerebros’, esas mentes brillantes que dejan el país para sobresalir en otros.
Un salto de fe
El mundo del tatuaje llegó tras un largo proceso de aprendizaje que empezó a los 18 años. Fue escalando poco a poco en conocimientos, técnica y experiencia hasta hace 8 años, cuando abrió su propio taller: “Decidí enfocarme en aprender este arte milenario, aunque arriesgándome… Pero no caí al vacío, al contrario, me ha llevado a fascinantes horizontes y lugares que nunca creí que llegaría a conocer”.
La suerte devino cuando el cuencano Phraa Alba, reconocido fotógrafo en Estados Unidos, lo invitó para que conociera la industria del ‘show business’. Tatuó a su amigo y las reacciones no se hicieron esperar: “Ha sido una aventura maravillosa, llena de tormentas y arcoíris, pero nada llega a partir de la nada porque ha habido mucho esfuerzo en el camino. Poco a poco mi nombre fue sonando y resonando”.
Sus tatuajes en famosos
Hasta ahora, el Topo ha tatuado a personajes de la talla de Maluma, Camilo, Sebas Villalobos, Mario Ruiz, Sebastián Zurita, Juan Morelli y otras figuras públicas que en los Estados Unidos suenan mucho, como la youtuber Nicole García; la actriz de Nickelodeon Laura Rosguer, el cantante urbano puertorriqueño Mora, el cantante urbano estadounidense Eladio Carrión y muchos más. Con todos ellos ha desarrollado cierta complicidad y amistad.
“Mi vida dio un giro de 180 grados, pues colaborar para varios artistas en realidad me ha llevado por diferentes atmósferas. ‘Estamos vivos porque estamos en movimiento’, dice Jorge Drexler, músico que admiro mucho… Quiero seguir viajando y aprendiendo de cada lugar al que vaya”.
Cada boceto que desarrolla, con previa investigación, lo convierte en un proyecto ejecutado. Con cada cliente profundiza acerca de lo que desea y por qué lo quiere hacer. “Es muy importante la comunicación para iniciar el proceso creativo y dejar parte de mi alma en su piel. Muchas veces los tatuajes cuentan procesos de catarsis. He vivido muchos de esos y sé que muchos buscan esa manera de contrarrestar el dolor con la terapia de las agujas”, cuenta.
Por delante tiene proyectos por concretar en fotografía, su banda de música La Escafandra Cósmica y cortometrajes -con el cineasta Ernesto Santisteban-, de las personas a las que tatúa. A sus 32 años, bien casado y con un hijo de 6 años, el Topo se siente un hombre afortunado que vive un realismo mágico gracias al arte.
“Tengo un norte fijado. Me veo como una luz, alguien que comunica un lenguaje fantástico, lleno de atracción en este universo”.
¿Por qué ‘Topo’?
El seudónimo Topo nació de unos dibujos animados de cuando era niño. Desde entonces, el nombre quedó tatuado en su código de identidad: “¡Nadie conoce mi nombre real! Estoy muy acostumbrado, es más, lo utilicé como mi proyecto artístico y parafraseando el dicho ‘si la vida te da limones, haces pie de limón'".
Cara a cara
- ¿Cuál ha sido el tattoo más extravagante que ha hecho?
Pues son muchos, pero hice una mujer segmentándose, sostenida entre líneas geométricas en la espalda de un fotógrafo. Algo que me gusta hacer siempre en mis tatuajes es que, al compartirlos, subo un breve concepto de lo que hice.
- ¿Los tatuajes más comunes?
Pienso que lo más trillado que te puedes hacer son mariposas, lobos, infinitos, rosas… Pese a eso, pienso que funcionan siempre y cuando prepares un diseño especial de cualquiera de ellos.
- ¿Se ha negado a hacer alguno?
Por lo general soy muy abierto a ideas excéntricas, porque puedo encontrar algo valioso para mi composición en ideas, pero algunas veces he dicho ¡no!
- ¿Cuántos tatuajes tiene? ¿El más especial?
¡Ya perdí la cuenta! Los que tengo cuentan realmente mi proceso de vida y tinta. Todos son arte único de autor. El más especial es el que me tatuó mi propio hijo de 6 años que ama este arte también. Quiso hacerme su nombre, Dimi, con una carita feliz.
- ¡Un tatuaje dura la vida entera! ¿Qué no se debería hacer nunca?
Se podría decir que desde que existimos los seres humanos empezamos a marcarnos con símbolos, con algún lenguaje que perdure toda la vida. Pero definitivamente nunca debes tatuarte nombres de parejas, ¡ley de vida!
- ¿El tatoo por siempre?
En el futuro quizá puede ser la música o la pintura… Pero hoy en día vivo de la creatividad que me da esta profesión que tanto me gusta.