Anamaría Chediak, sensibilidad revelada
La fotógrafa quiteña y su lente han cruzado fronteras. La vida silvestre y los retratos son sus modelos recurrentes.
Todo empezó a los 12 años, cuando una cámara polaroid, regalo de sus padres, fue a dar a sus manos. Sus primeros modelos, su familia. “La magia que se produce al ver la imagen revelarse ante ti fue la que me enamoró”. Desde entonces quedó atada al oficio de capturar emociones, personajes, especies, paisajes, todo aquello que primero capta en su corazón, luego lo plasma con un clic.
Al preguntarle cómo es Anamaría, su esposo, Juan Sevilla, dice que es un espíritu indomable, alma inquieta, apasionada por la fotografía y los viajes, enamorada de la vida y agradecida con Dios por todas sus bendiciones. En términos profesionales ella espera que sus trabajos hablen solos y al contemplarlos, estos cumplan excelentemente su función.
No tiene un estilo, solo quiere transitar libre por sus emociones y por historias que le inquieten y llamen la atención.
Le encantan los retratos, en ellos busca transmitir la esencia de las personas, lo que no es evidente a los ojos. Asimismo ama la naturaleza, sobre todo los paisajes, que la invitan a reflexionar y le recuerdan lo diminuto que es el ser humano en un universo infinito. Su inmensidad y silencio es lo que procura capturar.
Cuando se le pregunta... ¿A quién admira? Con sus 25 años de trayectoria, premios internacionales recibidos y exposiciones fuera del país, uno espera oír nombres destacados en su oficio, como Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, Helmut Newton, entre otros, pero su respuesta revela nuevamente su sensibilidad: “Aquellas personas que han tenido historias difíciles y han salido adelante, contra viento y marea, reinventándose, empoderándose y volviéndose un testimonio de vida. He conocido a mujeres increíbles alrededor del mundo, fuentes absolutas de inspiración”.
Sus herederos
Es madre de Santiago Martín y Sergio, con quienes comparte (cuando puede) sus pasiones: viajar y fotografiar. “Me ‘roban’ las cámaras para hacer sus fotos. Tienen un buen ojo y han aprendido mucho a través de los años, sobre todo a ver la vida, el entorno y otras culturas, con mirada distinta, más cuestionadora y profunda”. Confiesa que de ellos tiene pocas imágenes, la mayoría son cero poses; eso les ha enseñado siempre y que más allá de una sesión fotográfica, es un estilo de vida.
Entre deleites y talentos
De niña estaba en ballet, luego hizo danza contemporánea en la universidad, y aprendió algo de flamenco en su paso por España. “Me encanta el canto y baile flamenco, al igual que la poesía ligada a ese mundo. Pintaba años atrás, ahora no. Tengo dos cajones, uno peruano y otro flamenco (con cuerdas y cascabeles), que toco cuando entro en confianza. Canto solo en la ducha y bailo hasta que salga el sol”.
Gran coleccionista
Conserva varias cámaras antiguas, entre ellas aquella polaroid que ‘estrenó’ como fotógrafa. Cuenta que muchas las ha conseguido en sus viajes. “A cada lugar que voy me piden visa y mi pasaporte está lleno de sellos, parece un libro de arte, se han convertido en mi tesoro. Si ves mi documento piensas que también colecciono visas”, relata entre risas. Hay algo más que ella recopila y son las imágenes grabadas no en la memoria de su cámara, sino en la del corazón. Escenas maravillosas o historias profundas que no ha alcanzado a registrar porque no ha tenido su equipo a la mano, las ha guardado en este sitio especial y afirma que estas constantemente vuelven a su memoria...
Algunos premios
- Sony World Photography, categoría National Award para Ecuador. Lo ganó con su obra ‘En tus ojos’ (foto).
- Premio Enrique Ponce: Fotógrafo del Año 2014, España.
La tenacidad feminista de Cristina Páez
Leer más- IPA International Photography Awards: Mención de honor por sus obras y su libro Galápagos Life & Evolution. Prólogo escrito por Philippe Cousteau (hijo del oceanógrafo francés) y Ashlan Gorse (periodista y exploradora norteamericana).
Personal
- Estudió Publicidad y Marketing en Boston, luego se especializó en Fotografía y TV en Madrid.
- Autora de 5 libros ‘Galápagos Life & Evolution’, ‘África’, ‘Bloom’, ‘Ethos’ y ‘El escondrijo del toro’.
- Ha fotografiado 61 países, pero visitar África es otra de sus fascinaciones. La Antártida le gustaría fotografiar.
- Ha expuesto en Europa, Asia y África.
Para mí, más allá de las fronteras, las ideologías políticas, las creencias religiosas, las edades o las nacionalidades... hay vínculos poderosos y únicos que entrelazan a las mujeres.