El valle de las mascotas, el refugio de 100 gatos y 46 perros en Guayaquil
El albergue que tiene 16 años fue abierto por Daysi Zambrano, quien de niña se hizo la promesa de que rescataría a todos los gatos callejeros.
Lo que debía ser la casa de Daysi Zambrano se convirtió en el refugio para 100 gatos y 46 perros, todos rescatados. En el amplio terreno ubicado en el kilómetro 22 vía a la costa, sector Casas viejas, conviven felinos que han sido retirados de diversas colonias, especialmente los que necesitan de cuidados médicos; están también los adoptados y aquellos cuyos dueños han pedido que se los cuiden por unos días, pero que jamás los fueron a retirar.
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Leer másA algunos gatos que han ingresado al refugio se les ha detectado enfermedades como leucemia, sida felino, peritonitis, calicivirus (llagas bucales), entre otras dolencias. A ellos se los mantiene bajo tratamiento médico y separados, en un área alejada del resto de gatos, entre cubículos creados con mallas y pallets.
Mientras Daysi, de 43 años, se encarga de atender a todos los perros y 14 gatos, su hermana Tania, quien también la ayuda en el albergue, se dedica a la limpieza del lugar y a cuidar del resto de felinos, especialmente a los que están enfermos. Es ella quien con paciencia les suministra la medicina.
"Lo bueno es que muchos veterinarios nos ayuda, como estamos lejos de la ciudad, no es tan fácil llevarlos por emergencia. Por eso muchas veces nos asesoran en los cuidados básicos. Tenemos todo aquí para atender a nuestras mascotas y cuando algo se escapa de nuestros manos los llevamos a la veterinaria", relata Daysi, quien para llegar a la vía principal debe caminar dos kilómetros. Una mañana gastó $36 en cuatro recorridos, lo que para ella es exhorbitante, pues al no tener trabajo (lo dejó por atender el refugio), no se puede dar el lujo de pagar tanto en movilización, pero a veces toca hacerlo por sus amigos con cola.
Esta es la decisión que tomamos. Muchas veces nos quedamos sin nada para nosotras, ahora mismo no hemos pagado la luz, no tenemos ni siquiera para ir a comer una pizza
El lugar se mantiene en mínima parte por autogestión o por la ayuda de animalistas y amigos de Daysi. También está el apoyo de la publicista y animalista de corazón, Tatiana Elizalde, de la fundación Patitas en apuros, dedicada al rescate de mascotas. Esta entidad está conformada por un grupo de rescatistas que ayudan con hogares temporales para animalitos sin hogar. Incluso se dedican a la difusión de los casos por redes sociales.
"Hacemos rifas, nos hacen donaciones, voy a ferias a vender collares tejidos para tratar de generar fondos para mis mascotas y comprarles el alimento. Los perros comen 12 kilos diarios de balanceado. Los gatos consumen una funda de 18 kilos en 4 días", comentó Zambrano.
Del refugio que lleva el nombre El valle de las patitas, nadie sabe. Es un anhelo con el que Daysi siempre soñó desde que era una niña. Se prometió que el día en que sea grande llevaría a todos los gatos bebés que escuchaba llorar desde la ventana de su casa, en pleno centro de Guayaquil, a un refugio para que no sufrieran y así lo cumplió.
"A veces he pedido ayuda por medio de vídeos y apenas 10 personas me dicen que van a donar tal o cual cosa, el resto solo me llama para decirme que quieren donar 20 gatos. Uno puede tener muchos deseos de ayuda, pero el trabajo aquí es demasiado. No me puedo permitir que haya hacinamiento, hay que tener un límite. He tenido chicas que han querido hacer voluntariado, llegan, acarician a las mascotas, cuando ven todo lo que tienen que hacer se dan la media vuelta y se van. Esto es duro", exclama.
Cierta ocasión alguien que le donó comida para sus perros, la llamó al día siguiente para cobrarle 'el favor', quería que se quedaran con su perro de 5 años, al cual ya no podían tener porque se iban de viaje. Hay muchos casos que le ha tocado vivir en 16 años que tiene el albergue. Hay muchos casos de abandono y maltrato. Personas que se aburren de sus mascotas o que al enfermarse desisten de seguir manteniéndolas.
"Esta es la decisión que tomamos. Muchas veces nos quedamos sin nada para nosotras, ahora mismo no hemos pagado la luz, no tenemos ni siquiera para ir a comer una pizza, aunque por ellos soy vegetariana. Aquí también tengo una chiva y una polla y no me las comeré, morirán de viejas", dijo Daysi llena de emoción al hablar de su amor por los animales.