Verónica Coello Game: escritora de cuentos infantiles que inspira con valores
Verónica es una escritora que fomenta valores e inspirar a los niños con cuentos llenos de inclusión, ecología y creatividad
En la vida se encuentran todo tipo de personas, algunas amables, otras alegres y otras que con su accionar, y sin hacer esfuerzo, inspiran a ser una mejor versión de uno mismo. Verónica Coello Game, es una de ellas.
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A veces solo se necesita de letras y un par de dibujos coloridos para influir en el desarrollo de los seres humanos. Así comenzó la historia de Verónica con la escritura de cuentos para niños y jóvenes.
Ella es una mujer entusiasta y positiva, alguien que busca dejar una huella en el mundo. Ha encontrado en la literatura infantil un vehículo maravilloso para lograrlo. Ella cree con convicción que la lectura transforma vidas. Por eso, desde sus inicios, ha trabajado con entusiasmo para fomentar el amor por los libros.
Desde niña, Verónica ya mostraba fascinación por la literatura. No solo le gustaba leer cuentos, sino que vivía las historias. Las ilustraciones y los mundos que descubría en las letras despertaban su imaginación, tanto que a menudo se inventaba nuevas aventuras para los personajes. Recuerda con cariño los audiolibros en casetes, cuya campanita indicaba cuándo pasar la página, haciendo la experiencia interactiva y mágica.
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Leer másLa influencia de su entorno familiar fue decisiva para cultivar ese amor por los libros. Su madre, una ávida lectora, quién solía ser miembro un círculo de lectores, llenaba la casa de literatura. Cada vez que el vendedor llegaba con un maletín lleno de libros, para Verónica era como si un mago visitara su hogar. De esos momentos nació su primera biblioteca personal, y entre los tesoros que aún conserva está El pájaro verde, de Ítalo Calvino, una obra que la transportaba a otros mundos antes de la era del internet y la viralización.
Aunque inicialmente eligió estudiar Derecho, impulsada por esa ‘chispita’ de ‘salvar el mundo’, nunca abandonó su pasión por la literatura. En su carrera se interesó profundamente por la historia y la evolución de las leyes, pero al final la vocación literaria fue más fuerte. Aunque al principio pensó que no sería posible vivir de la escritura, la vida la condujo de vuelta a los libros, y hoy suma 17 obras publicadas. Para Verónica, escribir es mucho más que un trabajo: es una necesidad.
Conectar con los niños, su principal público, ha sido una experiencia única y enriquecedora. Los niños, dice Verónica, son lectores sinceros y curiosos. A menudo le dan ideas para finales alternativos o sugieren nuevos personajes, esto demuestra que un libro es, en esencia, una conversación entre el escritor y sus lectores. En sus historias, Verónica se esfuerza por incluir temas como la inclusión, la ecología y los valores, de la mano de personajes animales con los que los niños pueden identificarse fácilmente. Esto le permite transmitir mensajes importantes de forma empática y accesible.
Entre sus obras más queridas está: Se busca novia para Solitario George, inspirada en la famosa tortuga de las islas Galápagos, que la ayudó a hablar sobre la conservación y la riqueza natural del Ecuador. También destaca Cebrita, una historia escrita para una maratón de cuentos, que aborda la inclusión y cómo superar las diferencias. Para Verónica, cada historia es una oportunidad para dejar un mensaje positivo y conectar con los niños de manera significativa.
Como consejo para quienes desean seguir los mismos pasos que ella, Verónica recomienda ser auténticos y recordar que escribir para este público no significa simplificar, sino conectar. Los niños tienen una forma mágica de entender el mundo, y los libros pueden inspirarlos, enseñarles valores y abrirles puertas a nuevas realidades. Además, asegura que cada escritor deja un pedacito de sí mismo en sus historias, y eso es lo que las hace únicas y especiales.
Verónica Coello Game escribió este libro basado en un artista real
Es de conocidos saber que los escritores se inspiran en el día a día, en su entorno o en pequeños detalles de la vida. Curiosamente su pintoresco libro Me llamo Conejo, nació de la apreciación de un conejito pintado hace muchos años por el artista Roberto Noboa. Le llamó mucho la atención un conejo negro que él había ilustrado en una calle, le tomó la foto e hizo que ese pequeño animalito cobre vida con una personalidad vivaracha al ser un conejito que amaba la pintura.
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