
Así es la vida en el hogar Noboa - Valbonesi: madrugadas y momentos en familia
Detrás de las cámaras y fuera del escrutinio público, la familia presidencial resalta su profundo compromiso como pareja
Con su característico “¡Hola, hola!” y con una sonrisa, Lavinia Valbonesi, la primera dama de Ecuador recibe al equipo de SEMANA en su hogar, ubicado en el malecón de Guayaquil. Su departamento, de estilo sencillo, refleja un evidente aprecio por el arte ecuatoriano, con obras de Manuel Rendón, Luis Enrique Tábara, Roberto Noboa y Raymundo Valdez que adornan las paredes. Desde la sala, con una vista privilegiada hacia La Perla, la rueda moscovita más grande de Sudamérica, nos disponemos a conversar.
Cuando todo está listo para la entrevista, aparece Daniel Noboa. No pasa desapercibido el color morado de sus medias, “siempre tratamos de tener algún detalle de ese color”, dice en tono confidente. El presidente, a pesar de su apretada agenda, dedica unos minutos para compartir detalles sobre los gustos y preferencias de la familia. Para las fotos, se unen los pequeños Alvarito, un torbellino de energía, y Furio, aún demasiado pequeño para darse cuenta de que es el centro de atención.
Una familia de madrugadores
La familia Noboa Valbonesi comienza su día desde muy temprano, antes de que salga el sol. “Daniel nos despierta a las 4:30 de la mañana para trabajar”, cuenta Lavinia. A su lado, él asiente y añade: “El otro madrugador de la casa es Alvarito; somos los primeros en levantarnos”. Después de atender algunas llamadas o ponerse al día con sus responsabilidades, la pareja se dedica a hacer ejercicio juntos. Si el tiempo lo permite, Alvarito se une sin dudarlo. “Se levanta, todavía en pijama, se pone los zapatos y nos acompaña, ya sea para mirarnos o intentar imitarnos”, comentan.
Si comienzan el día tan temprano, también se acuestan temprano… “A las ocho de la noche ya estoy con la batería en rojo” explica el presidente, y añade que esa disciplina se ha vuelto parte de quien es. “Me quedó esa rutina porque trabajaba con horarios de Europa. Tenía una oficina del grupo allá y yo era director, así que debía levantarme temprano para lograr adelantar trabajo antes del almuerzo y aprovechar el día”.
La pasión también está en la música
Daniel heredó su vena artística de la familia materna. Afirma que comenzó a tocar la guitarra alrededor de los 10 años. “Mi abuelo, Giorgio Azín, vino a Ecuador en una gira de artistas del impresionismo veneciano. Él fue parte de la Escuela de Bellas Artes de Venecia y uno de los mejores de su generación. Realizaron una gira latinoamericana, primero en Venezuela, luego llegaron acá, donde conoció a mi abuela y decidió quedarse en Ecuador”. En la década de los setenta, Giorgio Azín Della Velpo se destacó como uno de los pioneros de la televisión nacional, siendo presentador de populares programas como Lluvia de Oro, Jueves Gigantes y Sus Primeros Aplausos.
Lavinia interviene para confirmar que, cuando Daniel está muy estresado y necesita despejarse, toca guitarra. Así, se concentra, piensa y reflexiona. “Quienes lo conocemos bien podemos ver en su rostro todo lo que pasa por su cabeza. Creo que la guitarra también es su manera de desconectarse y encontrar algo de calma”, afirma, a lo que él responde: “Sí, cuando estoy escuchando o tocando música es como una manera de ordenar ciertas ideas”.
¿Y alguna vez compone sus propias canciones o solo toca? “En la universidad, tenía que componer debido a las clases, especialmente para estudiar teoría musical y la historia de la música electrónica. Así que sí, me tocaba componer. Tengo algunas piezas musicales que fueron muy importantes para mí en ese momento; para mí, eran lo máximo”, añade con algo de nostalgia en la voz.
¿De papá o de mamá?
Lavinia confiesa que ambos niños dijeron primero “papá”, aunque eso no le preocupa demasiado. “Furito lo adora; cuando escucha su voz, se emociona tanto que se desespera”, comenta con una sonrisa. También reconoce que, por las noches, Alvarito busca la atención de Daniel e incluso se mete en la cama para ver juntos videos de Mickey Mouse.
“Él siempre quiere acompañar al papá”, afirma Daniel. Alvarito está muy atento a los recorridos que su padre hace durante la campaña. “’Yo también quiero ir a trabajar contigo’, me dice. Me llaman por Facebook, y entonces lo veo a través de la cámara y me pregunta: ‘¿Y dónde estás?’”.
Durante la sesión de fotos, Alvarito demuestra ser todo un profesional. No duda en sonreír, dejarse ajustar el vestuario y seguir las indicaciones sin protestar. “Es una mezcla de los dos abuelos. Es simpático, bromista y ha tenido una personalidad bien definida desde muy pequeño”, afirma Daniel.
En contraste, Furio es el tranquilo de la familia. “Él ha decidido que no tiene por qué caminar ni hablar mucho. Como si dijera que le gusta ser bebé, así que se toma su tiempo para todo”, comenta Daniel entre risas. Por su parte, Lavinia añade: “Mi suegra siempre dice que la personalidad de Furio es la misma que la de Daniel cuando era pequeño”.
Ambos coinciden que en algún momento tendrán otro hijo, pero por ahora prefieren aprovechar al máximo las etapas de Alvarito y de Furio. “Al ver lo mucho que ha crecido Alvarito en solo un año, nos damos cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, algo que tal vez no valoramos tanto con él. Con Furio, queremos aprovechar cada etapa, porque los niños crecen en un abrir y cerrar de ojos”, afirman.
La familia la completa Julio Iglesias, un perro de agua español, que se ha convertido en el compañero ideal de los pequeños. Acostumbrado a viajar a donde vaya la familia, Quito, Guayaquil, Santa Elena, siempre está presente en sus aventuras. “Llegó a nuestras vidas cuando yo estaba embarazada de Furio, y Alvarito tenía apenas año y medio”, recuerda Lavinia.
Primero la familia
A menudo, las agendas de Daniel y Lavinia son tan distintas que, cuando finalmente se juntan, su prioridad es estar en familia. No tratan de hacer planes elaborados, ya que también ambos terminan agotados, sino de disfrutar momentos tranquilos. Les gusta estar acostados con sus hijos, comer una hamburguesa o una pizza, ver películas con Alvarito y, cuando tienen la oportunidad, ir juntos a la playa, aunque sea solo por unas horas para recargarse. Esos momentos más íntimos son lo que realmente disfrutan y valoran.
Lavinia explica que a veces se siente frustrada al ver a Daniel sacrificarse tanto, dejando todo de lado. Ambos saben que podrían tener una vida más tranquila y familiar, pero ella ve su dedicación. Por ejemplo, confesaron que, a menudo, cuando Daniel está en reuniones hasta tarde, pide con ansiedad que no le duerman al niño, lo que parte el corazón de Lavinia.
En cuanto a las críticas y el ‘hate’ que reciben de los medios y las redes sociales, Daniel afirma no tener tiempo para darles importancia. Él se informa solo sobre lo necesario y está al tanto de las noticias nacionales todo el tiempo. Lavinia, por su parte, suele estar más pendiente. Sin embargo, ella recalca que tienen la suerte de contar con un matrimonio muy estable y lleno de confianza. Al final del día, para ambos, tener una familia estable es una bendición.
Daniel y Lavinia tienen como sueño retirarse en Santa Elena, en su casa de Olón, y caminar tranquilamente por las calles. Aunque les gustaría que la gente los reciba con besos y abrazos, lo que realmente anhelan es tener paz: a futuro poder caminar de manera sosegada, de la mano de sus hijos y nietos y pasar el tiempo que les queda juntos, luego de una vida productiva.
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