Alanis Chicaiza, la quiteña que busca vencer la resistencia a los antibióticos
Su método basado en radiofrecuencia variable evita que las bacterias se acumulen en los implantes, por ahora de rodilla y cadera, que tienden a producir infecciones crónicas
A sus 23 años, Alanis Chicaiza, una ingeniera biomédica recientemente graduada de la Escuela de Ciencias Biológicas e Ingeniería de la Universidad Yachay Tech, logró crear una terapia no invasiva basada en la aplicación de radiofrecuencia variable para prevenir y controlar las posibilidades de 'biofilm' en prótesis (adherencia de células bacterianas sobre una superficie).
En palabras más concretas, se trata de una técnica que permite combatir la resistencia a los antibióticos, principalmente en pacientes con implantes de rodilla y cadera, que por lo general producen las infecciones crónicas en prótesis. ¿Cómo lo hace? Eliminando la capa celular de las bacterias que se acumulan en la superficie de estos implantes.
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Leer másEn Entrevista con EXPRESO, Chicaiza comenta que la idea nació hace dos años y medio, como parte de su tesis universitaria, y que el objetivo es poder sumar esfuerzos contra lo que considera como una de las próximas crisis sanitarias globales: la resistencia a los antibióticos.
La joven ingeniera explica que las personas que reciben implantes de cadera y de rodilla son los pacientes que tienen indicios más altos de infección. Una infección que puede llegar ser crónica y, por lo tanto, desarrollar resistencia a los antibióticos. Estas infecciones, además, pueden dañar por completo la prótesis y es ahí cuando se presentan más inconvenientes para tratarlas.
Para quitar la prótesis, los pacientes pasan por un proceso muy doloroso, algunas personas mueren, el cambio cuesta alrededor de 50.000 dólares, entre otras cuestiones que lo hacen un desarrollo complicado.
Es por este cúmulo de razones, que la terapia de Chicaiza se presenta como una propuesta innovadora y de bajo riesgo para los pacientes al permitir la esterilización no invasiva que funciona de la siguiente manera:
La profesional asegura que la técnica no presenta riesgos pues se utilizan frecuencias muy bajas, concretamente 15 Megarhertz (MHZ), con las que el paciente “solo siente un ligero cosquilleo”.
“Cuando llega el efecto electromagnético a la prótesis hace vibrar el material conductor y así se eliminan las bacterias”, afirma Chicaiza y añade que este tipo de terapia puede ser un reemplazo idóneo para las ya existentes.
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Leer másAdemás enfatiza en que por cada tratamiento se elimina hasta el 70 % de bacterias y y que por eso, "hay que eliminarlas con más de una terapia para que el tratamiento sea efectivo".
Y es que, según los resultados del proyecto, la técnica tiene la misma eficacia que los tratamientos que utilizan corriente directa y una mejor eficacia que los tratamientos con antibióticos debido a la resistencia que el cuerpo humano puede generar a estos últimos.
A pesar del carácter novedoso de la terapia y los beneficios que comprende, en Ecuador aún no se ha mostrado un interés claro para desarrollar el proyecto de Chicaiza, a diferencia de Chile, en donde una universidad del país ya le ha ofrecido una beca para de maestría.
El estudio científico que elaboró, titulado “Prevención de incrustaciones bacterianas utilizando películas delgadas basadas en grafeno”, fue presentado en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Santiago de Chile, donde recibió criticas positivas.
“Ahora estoy decidiendo si ir a Chile o quedarme en Quito, en donde tengo un centro médico con el que buscaría implementar este tipo de terapias alternativas para combatir la resistencia a los antibióticos”, confiesa Chicaiza.
Actualmente la experta se encuentra elaborando un artículo denominado “Frequency dependence on the prevention of bacterial fouling on thin-films based on PLGA/graphene nanoplatelets”, para la revista especializada del American Chemical Society (ACS), de Estados Unidos.
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El tratamiento de Chicaiza aún no se está aplicando debido a que no se termina con la primera etapa que comprende la investigación, análisis antibacterial, propiedades los materiales, entre otros requerimientos.
Si bien ya se han realizado experimentaciones con algunas personas, el desarrollo todavía requiere la aprobación clínica luego de una cantidad mayor de pruebas en humanos, algo que Chicaiza considera como la segunda fase y que quedó estancada a raíz de la pandemia por coronavirus.
No obstante, este trabajo está siendo utilizado como un proyecto de desinfección de alimentos por estudiantes próximos en la Universidad de Yachay, quienes con la misma técnica buscan que los alimentos desechados en los supermercados puedan quedar totalmente estériles y desinfectados.
Chicaiza asegura que se trata de algo innovador para la ingeniería biomédica, un área que "no está tan aplicada en Ecuador".