
Astrónomos miran hacia abajo: el telescopio bajo el mar que mira los neutrinos
Estas partículas elementales nos atraviesan a millones a cada momento, sobre todo procedentes del Sol
En las profundidades del Mediterráneo se construye un inmenso telescopio. Podría parecer un sinsentido: “Típicamente, un astrónomo se va a lo alto de una montaña. Nosotros nos hemos ido al fondo del mar”, cuenta a SINC el físico Juande Zornoza, investigador principal del grupo del Instituto de Física Corpuscular (IFIC, Universitat de València/CSIC) en este proyecto. “Y no solamente eso, sino que además ¡miramos hacia abajo!”, añade.
(Los invitamos también a leer: Boyas marinas: nueva fuente de energía limpia )
El telescopio KM3NeT (por el inglés Cubic Kilometre Neutrino Telescope) no observa luz visible, sino unas diminutas partículas llamadas neutrinos. Y a pesar de estar aún en construcción, ha sorprendido a la comunidad científica al detectar el neutrino cósmico más energético jamás hallado.
PARTÍCULAS ABUNDANTES, PERO ESQUIVAS
Los neutrinos son partículas elementales que se producen en diversos tipos de desintegración radiactiva, en fenómenos cósmicos, pero también mucho más cerca, en las reacciones nucleares. No son precisamente escasos; son la segunda partícula más abundante del universo después de los fotones luminosos.
La principal fuente de los que llegan a nosotros es la fusión nuclear en el Sol. Se calcula que una superficie del tamaño de una uña se ve atravesada cada segundo por 100 000 millones de neutrinos solares que viajan a una velocidad cercana a la de la luz. No nos enteramos porque no dejan rastro de su paso: al carecer de carga y con una masa ínfima, raramente interaccionan con la materia.
Por ello, los neutrinos no se detectan directamente, sino por las afortunadas carambolas que originan otras partículas, las cuales pueden captarse en el agua por un rastro luminoso tenue llamado radiación de Cherenkov, que en los detectores produce una minúscula explosión de fuegos artificiales.
Así, para observar neutrinos se necesita un telescopio extremadamente sensible en un lugar sin interferencias, en un medio transparente como el mar o el hielo —este es el caso de IceCube en el Polo Sur, el mayor del mundo—.
“Eso es porque queremos evitar el fondo producido por los rayos cósmicos en la atmósfera”, explica Zornoza. “Son muchísimas las partículas de ese fondo que vienen desde arriba. Para los sucesos que vienen desde abajo (o, como en este caso, muy horizontales), la gran cantidad de roca o agua que tienen que atravesar nos filtra ese fondo”.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!