Inmunidad colectiva y COVID-19: el tema explicado por científicos locales
La inmunidad colectiva no es una estrategia viable para luchar contra la pandemia del coronavirus. Expertos explican por qué y aclaran de qué dependería para que funcione incluso con la llegada de una vacuna
En los últimos meses hemos escuchado tantas veces esto, que a estas alturas puede parecer una obviedad: no podremos superar finalmente la crisis provocada por el COVID-19 a menos que proporcionemos vacunas eficaces para todos.
Sin embargo, este precepto científico no siempre ha sido protagonista durante la pandemia, pues el término “inmunidad de rebaño” se sumó a la escena del coronavirus desde un principio.
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Leer másLa idea de combatir el SARS-CoV-2 dejando que la población se infecte de manera natural cobró fuerza en las primeras fases de la emergencia sanitaria global, provocando, incluso, que algunos gobiernos se planteasen su implementación, como el caso de Brasil, Suecia o Reino Unido. Aunque este último tuvo que dar marcha atrás y aplicar nuevas medidas de distanciamiento social tras ser alertado por los mismos asesores sanitarios gubernamentales.
Aún así, esta estrategia sigue generando discusión en el campo científico y médico. Pero... ¿Qué sabemos sobre este concepto y qué garantías de éxito tiene? Expertos consultados por EXPRESO profundizan en el tema.
¿QUÉ ES LA INMUNIDAD DE REBAÑO Y CUÁNDO SE ES INMUNE?
Estefanía Espín, ingeniera en Biotecnología y Máster en Biotecnología Biomédica, explica que ser inmune significa contar con anticuerpos específicos para combatir a un patógeno. Estos anticuerpos son producidos por las células de nuestro sistema inmune a través de dos vías: con la administración de una vacuna o una vez que entramos en contacto con el patógeno debido a una infección.
Los anticuerpos reconocen moléculas del patógeno que se denominan antígenos. El reconocimiento anticuerpo-antígeno es extremadamente específico, similar a los lectores de huellas digitales de los teléfonos inteligentes, que reconocen un único patrón de huellas digitales.
Teniendo en cuenta esto, se conoce a la inmunidad de rebaño o inmunidad colectiva como un fenómeno bioestadístico que implica que una parte determinada de la población haya adquirido anticuerpos contra un patógeno para volverse inmune y así proteger indirectamente a quiénes no tienen anticuerpos.
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La experta enfatiza en que esta es una de las incógnitas aún por resolver respecto al Sars-Cov-2. Además de desconocerse el tiempo de duración de la inmunidad de este virus, Espín remarca que tampoco se tiene claro si al pasar por la Covid-19 se adquiere inmunidad celular o inmunidad humoral. ¿Cuál es la diferencia? Radica principalmente en los efectores (células nerviosas que ejecutan respuestas ante los estímulos que reciben) que en ellas intervienen
En la inmunidad celular los mediadores son células, principalmente linfocitos T, en cambio, en la inmunidad humoral son los anticuerpos. Esto quiere decir, según corrobora Espín, que si conservamos los anticuerpos en sangre por un largo tiempo después de contagiarnos (inmunidad humoral) podría darse una posible inmunidad de rebaño.
En cambio, si no permanecen por mucho tiempo dichos anticuerpos en sangre y lo único que han desarrollado los individuos después de contagiarse es inmunidad celular, estas personas no se volverán a contagiar debido a su memoria celular, pero no tendrán anticuerpos circulando y, en definitiva, podrán contagiar a las demás personas si vuelven a estar en contacto con el virus.
CUÁNDO SÍ Y CUÁNDO NO SE PUEDE PONER EN PRÁCTICA LA INMUNIDAD COLECTIVA
Todo este conjunto de incógnitas antes mencionadas provoca que todavía no se sepa a ciencia cierta el panorama real de este virus -a pesar de que lleva más de 9 meses siendo un problema de salud mundial- y por esa razón no se debería apostar por la inmunidad colectiva, según destaca el ingeniero en Biotecnología e investigador de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), Nicolás Grijalva.
En el caso del SARS-CoV-2 no se considera una estrategia dejar que las personas se infecten básicamente por la alta tasa de letalidad y comorbilidades que eso podría generar en la población.
Para que este tipo de medida epidemiológica de protección funcione en la población, comenta Grijalva, se requieren varios factores.
“Se requieren datos y ciertas características de la infección como, por ejemplo, saber la cantidad de personas que han generado anticuerpos y si esos anticuerpos son estables o se pueden mantener en el tiempo sin volver a contagiar a los individuos, entre otras tantas cuestiones”, explica.
Espín es más concisa y apunta a que la única manera de considerar la inmunidad colectiva como una estrategia de salud pública es a través de una vacuna “que nos permita inmunizar a la población y eso nos conceda, quizás, un suficiente porcentaje de población inmunizada para proteger al resto”.
La conclusión, entonces, es que la única forma de conseguir una inmunidad de rebaño es de la mano de una vacuna:
La inmunidad de rebaño no se considera una medida dentro de una pandemia si es que no existe una vacuna.
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Respecto a este interrogante, Espín remarca un contundente: depende. ¿De qué depende? Del número mínimo de personas que deban ser inmunes para proteger al resto.
Es por eso que a lo largo de la historia los epidemiólogos han establecido parámetros para calcular las cifras, dependiendo dependiendo del patógeno. En el caso de SARS-CoV-2 se ha estimado que ese número mínimo es entre el 70 – 85% de la población.
“Ese panorama, sin una vacuna disponible, consistiría en esperar a que el 85% de la población enferme. Pero conceptualmente esa no es una medida de prevención, y considerando que la tasa promedio de mortalidad es del 4.5%, llegando hasta el 15% en ancianos, tampoco suena ético”, explica Espín.
Asimismo, Grijalva coincide en que implementar esta medida en el país no traería un escenario completamente esperanzador aún con vacuna y explica por qué:
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Leer másENTONCES, ¿TENER ANTICUERPO SIGNIFICA SER INMUNES A LA COVID-19?
La OMS ha señalado que, según evaluaciones recientes, solamente del 2-3% de la población mundial ha demostrado tener anticuerpos para SARS-CoV-2. Por otro lado, aún no se ha comprobado que tener anticuerpos contra este virus sea sinónimo de ser inmune.
"El experimento que nos permitiría concluir eso, consistiría en infectar varios meses después a pacientes recuperados. Este ensayo se ha realizado en primates, esperando un mes para infectarlos de nuevo y se ha comprobado que no enferman", asegura Grijalva.
Adicionalmente, Espín subraya que "se sabe. según un estudio, que en el caso de SARS-CoV-1, primo hermano de SARS-CoV-2, que apareció años atrás, los individuos contagiados si desarrollaron inmunidad durante aproximadamente 2 años".
Estos son los datos disponibles y podrían ser esperanzadores, pero cada virus es distinto y es muy pronto para tener resultados sobre inmunidad a largo plazo, aclaran los expertos. Hasta hallar más resultados, tanto Espín como Grijalva insisten en seguir con el confinamiento, que es la única "medida efectiva", hasta que nuevos estudios permitan tomar mejores decisiones.