Tabletas y robots contra el aislamiento de mayores por el COVID-19
La tecnología ayuda a las personas mayores a desarrollar y mantener sus capacidades cognitivas, emocionales y sociales durante la cuarentena
Abrazar un perro robótico o ver la cara de sus nietos a través de tabletas son algunas de las opciones que hoy pueden disfrutar algunos mayores con Alzheimer o demencia gracias a iniciativas del Departamento para Asuntos de la Tercera Edad de Florida (DOEA) de Estados Unidos.
Coronavirus: una pareja de ancianos se reencuentra a un mes de estar separados
Leer másLas personas mayores de 65 años son uno de los grupos más vulnerables durante la crisis sanitaria por el coronavirus, y según las últimas estimaciones del Censo de los Estados Unidos, un 20,5 % de la población de Florida entra dentro de esta categoría.
La Asociación de Alzheimer calcula que en el estado hay más de 580.000 personas que sufren esa enfermedad degenerativa y aproximadamente dos tercios de las personas viviendo en residencias de ancianos padecen algún tipo de demencia.
Por ello, esta misma organización en colaboración con el gobierno estatal impulsó "Project:VITAL" con el que distribuirá varios centenares de tabletas en las residencias de ancianos para que las familias "puedan seguir conectadas".
LEE TAMBIÉN: Universidad en Japón realiza graduación con robots de telepresencia
Durante esta fase inicial del proyecto trabajarán con 150 residencias a las que les distribuirán tabletas y entrenamiento virtual para usar el equipo.
Además, los dispositivos cuentan con una serie de aplicaciones para que las personas mayores puedan desarrollar sus capacidades cognitivas, emocionales y sociales a través de ejercicios involucrando la propia tableta.
En este sentido, el DOEA también ha comenzado a repartir 375 mascotas robóticas entre la población con Alzheimer para combatir el aislamiento social y la depresión que pueden llegar a padecer las personas mayores.
Las mascotas robóticas son una alternativa a la terapia de mascotas tradicional y los estudios demuestran que tienen un efecto positivo muy similar entre las personas al estar diseñadas para responder al movimiento, al tacto y al sonido.