"En todos los equipos de investigación científica sobre Covid-19 hay mujeres"
ENTREVISTA: Patricia Castillo Briceño, coordinadora de la Red Ecuatoriana de Mujeres Cientificas, Remci.
La idea inicial era formar un colectivo que agrupara a investigadoras nacionales. Pero luego, tras notar que aparte de las dificultades propias de hacer ciencia debían enfrentar barreras por ser mujeres, consideraron necesario constituir la Red de Mujeres Científicas del Ecuador, en 2017. Lo hicieron en el marco de la Red Ecuatoriana de Universidades (REDU). Así lo reseña Patricia Castillo Briceño, una de sus cofundadoras y coordinadoras.
Investigadores dicen que en Ecuador la ciencia no es debidamente escuchada, que su trabajo no suele ser visibilizado. Ustedes agregan que, además de eso, enfrentan problemas de género. ¿Ser científica supone una doble desventaja?
Sí. La verdad es que durante este tiempo de la pandemia se ha hecho más evidente. Como sociedad, una de las debilidades históricas ha sido el no trabajar con expertos, con especialistas para la toma de decisiones basada en evidencias. Pero luego viene también esta parte. (...) Los desafíos que enfrentamos van mucho más allá de que no se nos escuche, sino que ha habido reticencia a reconocer que las mujeres participamos y hacemos ciencia.
¿Y en Ecuador?
En Ecuador está en la poca representación pública. No es que no haya diversas investigadoras o suficientes en número. Se habla mucho de la carga doméstica que, aunque sea una científica, igual se sigue teniendo. Esto es algo que causa una menor representación pública. Esto hace también que sea menos visible. Pensemos también en esta entrevista: son varios pasos hasta llegar a una investigadora.
¿A su criterio, cuál es hasta ahora, en la ciencia médica en general o específicamente en el combate al COVID-19, el principal aporte de las mujeres?
Una primera cosa es que si analizamos en general los aportes desde la ciencia en Ecuador en la lucha contra el COVID-19, no hay un solo equipo de investigación donde no estén también implicadas mujeres. Aparte de ello, más allá de que están en todos los grupos, está también el estilo de liderazgo: el trabajo de ellas tiende a ser mucho más colaborativo. Entonces, tenemos investigadoras que están trabajando en ver las variantes genómicas y eso es aplicable no solo al COVID-19, sino a otras enfermedades. Podemos citar algunos nombres...
Hagámoslo.
Tenemos a Paola Leone en la UTE, que tiene trabajos en ese sentido y también ahora está analizando la posible variabilidad genética dentro de nuestra población. Tenemos a Elizabeth Minda, a Estefanía Espín, a Marbel Torres, a Linda Guamán. Estamos hablando de investigadoras que están desenvolviéndose dentro de la epidemiología y zoonosis, que es otro aspecto importante. Cuando hacemos los análisis de la participación de las mujeres en ciencia, las dos principales áreas son salud y educación, que en este momento son claves en la pandemia. Y de hecho, salud y educación son las únicas áreas donde hay una representación par de hombres y mujeres dentro de las ciencias. En el país tenemos este mismo patrón.
EL CONTEXTO: La pandemia del nuevo coronavirus ha obligado a todos los países a recurrir a sus científicos. En Ecuador, estos se quejan de que, en general, la ciencia es poco escuchada y que recién ahora se valora su trabajo. Pero las mujeres aseguran que, además de esa situación, ellas deben luchar en este campo contra barreras de género.
Es cierto que la mayoría de trabajos de investigación son en equipo, pero también es obvio que todo proyecto surge de alguien. ¿Tiene igual posibilidad de ser aprobado un proyecto propuesto o liderado por una mujer que por un hombre?
En Ecuador no tenemos datos al respecto. Pero, por ejemplo, a nivel europeo sí se ve una menor aceptación en proyectos liderados o presentados por mujeres. De hecho en Europa ya hay una práctica generalizada en que no se suele indicar el nombre o género del aplicante. Ni foto en el currículo. Eso incluso para plazas de trabajo, con miras a eliminar el sesgo, no solo de género, sino también de cuestiones raciales o de minorías.
¿Y como percepción?
Como percepción, en primera instancia, sí. Por el hecho de que no haya datos de una estadística pública oficial no deja de ser de todos modos notorio lo que uno ve en las aplicaciones que se presentan. En proporción, el número de aplicaciones presentadas versus las que son aprobadas, eso se lo puede ver institucionalmente: cuántos proyectos son dirigidos por hombres y cuántos por mujeres.
Es bajo el número de las bachilleres que optan por las ciencias duras. Ocurría hace décadas y sigue ocurriendo ahora. ¿Esto es una cuestión cultural muy fuerte que se puede o no cambiar?
Creo que se puede cambiar y justo eso es parte de la razón de ser de la Red de Mujeres Científicas. Para nosotras es una misión el que estas niñas, estas jóvenes, sepan que se puede hacer y se puede cambiar. ¿Que es difícil o requiere de mucho trabajo? Sí. Pero justamente por eso trabajamos, colaboramos en alianzas con otras redes, tratamos de llegar con los ministerios, trabajamos muchísimo con la Organización de Estados Iberoamericanos, que trabaja en promover la educación y reducir las brechas sociales.
Lunes 11 de Junio - 19h00📌
— CientíficasEcuador🇪🇨👩🏽🔬 (@CientificasEC) June 11, 2020
en la Semana de la Ciencia @UTMManabi
¿#SARSCoV2 un virus escurridizo? Con la Dra. Graciela Uzcanga @gracielauzcanga
▶https://t.co/9psBhLzbAJ #MujeresEnCiencias #SomosConocimiento #HayExpertas #Ecuador pic.twitter.com/4FC9uhmkN8
¿Cómo se cambia esto?
Parte del cambio que se requiere es que se vean más mujeres científicas, que se vean más minorías también, la representación étnica, darle esos espacios públicos. Y las representaciones en paneles: hacer el esfuerzo por tener paneles con una representación de nuestra población. Porque eso tiene una repercusión también: mientras más vemos paneles con personas como nosotros, mas nos animamos a seguir este tipo de carrera.