Los macacos hacen involuntariamente lascas de piedra similares a las humanas
Muestran cómo pudo iniciarse la primera tecnología en antepasados más primitivos y el origen a un comportamiento similar a la hora de cascar nueces
Macacos salvajes en Tailandia hacen de forma involuntaria, al cascar nueces, lascas de piedra que se parecen mucho a las descritas como fabricadas por los primeros homínidos hace más de un millón de años, lo que cuestiona algunos supuestos de la paleoantropología.
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Leer másLa investigación que publica este viernes 10 de marzo Science Advances se basa en nuevos análisis de herramientas de piedra utilizadas por macacos de cola larga (Macaca fascicularis) actuales en el Parque Nacional de Phang Nga (Tailandia) para abrir nueces de cáscara dura y que en el proceso suelen romperse.
Muchas de esas piedras rotas presentan las mismas características que se utilizan habitualmente para identificar herramientas de piedra fabricadas intencionadamente en algunos de los primeros yacimientos arqueológicos de África Oriental.
Que estos macacos usen herramientas de piedra para procesar frutos secos “no es sorprendente”, ya que también lo hacen para acceder a diversos mariscos. Lo interesante es que, al hacerlo, “producen accidentalmente un importante registro arqueológico propio que es en parte indistinguible de algunos artefactos de homínidos".
Así lo indica uno de los autores del estudio Tomos Proffitt, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), quien agrega que esta investigación demuestra que “la fabricación de herramientas de piedra no es exclusiva de los humanos y nuestros antepasados”.
El parecido de algunas herramientas utilizadas por los primates con las de los primeros homínidos ha llevado a muchos a especular con la posibilidad de que un comportamiento similar pudiera haber sido precursor de la producción intencionada de herramientas por parte de los homínidos.
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Leer másPara profundizar en el tema, el equipo recogió y analizó 1.119 artefactos procedentes de 40 lugares de la isla de Ya Noi en la bahía de Lobi (Tailandia) -donde los macacos rompían nueces- y que se parecían a diferentes lascas, fragmentos, piedras de martillo y yunques.
Los compararon con artefactos oldowanos y lomekwianos recuperados en yacimientos de Tanzania, Kenia y Etiopía, que se habían asociado con el uso intencionado de herramientas por parte de nuestros antepasados hace ya 3,3 millones de años.
Los investigadores descubrieron que los patrones de fractura de las lascas de macacos modernos estaban dentro del mismo rango que los de muchas de las lascas prehistóricas, y que los primeros podían sustituir hasta el 70 % de las lascas oldowanas antes de que pudieran observarse diferencias estadísticas.
"El hecho de que estos artefactos puedan producirse rompiendo nueces tiene implicaciones para la gama de comportamientos que asociamos con las lascas de bordes afilados en el registro arqueológico", dice el también firmante del estudio, Jonathan Reeves, citado por el Instituto Max Planck.
La capacidad de fabricar intencionadamente lascas de piedra afiladas se considera un punto crucial en la evolución de los homínidos, y comprender cómo y cuándo ocurrió es una cuestión de gran envergadura que suele investigarse mediante el estudio de artefactos y fósiles del pasado
Las herramientas de piedra de macaco ofrecen, según los autores, nuevas perspectivas sobre cómo pudo iniciarse la primera tecnología en nuestros antepasados más primitivos y que su origen pudo estar vinculado a un comportamiento similar a la hora de cascar nueces, que podría ser sustancialmente más antiguo que el registro arqueológico más antiguo actual.
Este y otros estudios del mismo equipo “abre la puerta a poder identificar dicha firma arqueológica en el futuro", según Lydia Luncz, también investigadora del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
Este descubrimiento -considera- “muestra cómo los primates vivos pueden ayudar a los investigadores a investigar el origen y la evolución del uso de herramientas en nuestro propio linaje".
Los resultados de este estudio demuestran, según el equipo, que sigue siendo necesaria una reevaluación fundamental de cómo se define e identifica este comportamiento exclusivamente homínido en el registro arqueológico".