Álex Quiñónez deja un legado eterno que tuvo sus comienzos con el fútbol
El fallecido velocista ecuatoriano tuvo una transición que lo engrandeció. Su constancia lo hizo llegar a la élite de la velocidad. Superó dificultades
Como la mayoría de niños de Esmeraldas, Álex Quiñónez tuvo al fútbol como su primera pasión y la vía para dejar la pobreza.
En la Provincia Verde, donde nació el 19 de agosto de 1989, destacaba con la pelota en el colegio hasta que el atletismo llegó a su vida.
Todo nació de una apuesta con su entrenador de la selección de fútbol. Superó a quienes en ese momento formaban parte del equipo de velocidad de Esmeraldas, y enseguida fue reclutado.
Con esfuerzo y dedicación fue destacando a nivel provincial, nacional y dio el salto a las competencias internacionales.
El primer aviso de su calidad lo dio en el Campeonato Iberoamericano de Barquisimeto (2012), donde obtuvo las medallas de oro en los 100 y 200 metros planos.
Su consagración se registró al llegar a la final olímpica en Londres 2012. Álex se ubicó en el séptimo lugar en una competencia que fue dominada por el histórico atleta jamaiquino Usain Bolt.
Ya con la fama de su actuación en los Olímpicos, Quiñónez obtuvo en 2013 las preseas doradas en los torneos Sudamericanos y Bolivarianos, pero poco a poco se fue alejando de los entrenamientos, a la par que se le terminaba el dinero que había obtenido.
Fue uno de los capítulos más duros de su vida. Dejó el deporte y empezó a trabajar de albañil para conseguir recursos para solventar a su familia.
Cuando parecía que su trayectoria en el atletismo había terminado, recibió el llamado de sus amigas Marizol Landázuri y Ángela Tenorio para que retome las pistas.
El Barcelona de España lamenta la muerte de Álex Quiñónez
Leer másConvencieron al entrenador Nelson Gutiérrez para que lo reciba como parte del equipo que entrena en Quito, y en 2018 empezó una nueva historia para Álex.
Quiñónez dejó atrás los capítulos de indisciplina y se dedicó de lleno a los entrenamientos en la pista de Los Chasquis de la capital.
Consiguió una mejor forma de la que tenía en Londres 2012, empezó a conquistar medallas en las pruebas en las que participaba, y fichó por el Barcelona español.
En 2019 brilló en la Liga de Diamante, obtuvo la medalla de bronce en el Mundial de Atletismo y se coronó campeón panamericano.
Con todo listo para los Juegos Olímpicos de Tokio, a los que llegaba como uno de los favoritos, el tricolor recibió una suspensión por no dar sus datos de ubicación para controles doping, y se quedó con las ganas de ir por la ansiada presea.
Esto lo desmotivó, pero con el apoyo de sus amigas velocistas, Quiñónez estaba listo para volver a los entrenamientos, en noviembre, pero el destino no lo quiso así.
ARREPENTIDO TRAS VIVIR UNA DURA EXPERIENCIA
Al conocer que no podría competir en Tokio, Quiñónez hizo la que sería su última declaración pública.
“Quiero pedir disculpas al país por todo lo que está pasando. No hay que echarle la culpa a nadie. Lo siento de todo corazón”, afirmó en un video desde la villa olímpica.
El velocista agregó con tristeza que “quería darle una gran emoción a todo el Ecuador” y resaltó que volvería a las pistas para dar más alegrías al país.