Allen Obando, entre libros y fútbol
Tenia 10 años cuando llegó a Guayaquil, sus padres pidieron que debía de estudiar. En el 2023 se gradúa del colegio
En la casa de los Obando Ayoví, en Esmeraldas, había por hacer realidad una meta con Allen Aldair, la hoy figura de Barcelona que el domingo 24 de septiembre del 2023, anotó un gol y participó en el otro durante la victoria 1-2 ante Deportivo Cuenca.
La regla era “Estudiar, sí o sí”, “no negociable”, replica Carlos, papá del futbolista, quien es abogado. Y aún a sabiendas de que el joven era bueno para la pelota, nunca dio su brazo a torcer.
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Leer másMonserrat Ayoví, la mamá de Allen, dice que cuando le hablaron de Barcelona por el desempeño de su hijo lo primero que dijo fue que no podía dejar los libros. Y así se cumplió. Desde los 10 años estuvo ligado al club y este año ya se gradúa del colegio. Le espera la universidad, lo cual también debe cumplir con la responsabilidad que lo caracteriza.
Todo comenzó en 2016, en uno de los viajes de los cazatalentos de Barcelona a sus escuelas de fútbol de Esmeraldas. “Lo vimos, se destacó en los entrenamientos; era el más chiquito, el más callado, pero con una seguridad de jugar como si fuera un grande”, dice Carlos Alfaro Moreno, presidente de Barcelona, quien recuerda cómo llegó Obando al Ídolo.
“El padre del chico como condición pedió que su hijo siga estudiando y también jugando”, señala el directivo amarillo, al tiempo que indica que la familia siempre estuvo unida en el camino deportivo de Allen.
Cuando el delantero llegó a Guayaquil, no lo hizo solo, sino con cinco chicos, todos mayores un año más que él.
“El cambio fue tremendo; vivir y estudiar era la meta, pero comenzó a hacer goles al por mayor en todas las categorías de menores, hasta que llegó a la sub- 17”, explica Alfaro Moreno.
Entre esos chicos que llegaron de Esmeraldas estaba Elkin Caicedo, quien es su primo y juega de lateral. Esa fue una de las estrategias para que Allen no sienta el cambio, porque estuvo rodeado de los amigos con los que jugaba en Esmeraldas.
El año pasado, a los 16, Obando ya debutó en Primera de la mano de Jorge Célico, pero en aquel partido se comió un penal. “Recibió el apoyo de todos, hablé con el papá y me dijo que si lo hacía íbamos a llorar de la emoción”, manifestó el presidente canario. El domingo pasado, ya con 17 años, saldó su cuenta pendiente y anotó su primer gol oficial.
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Leer másPara el exjugador amarillo y ahora comentarista José Gavica, el accionar de Obando es de tener en cuenta. “Hay que ver más allá del gol y la asistencia, Allen tenía la responsabilidad de reemplazar a un hombre que venía haciendo goles (Jonathan Bauman), y lo hizo bien; lo que más me gustó es la tranquilidad en el festejo, él sabía lo que costaba ese tanto, pero se mantuvo sereno y eso habla bien del chico”, precisó.
Si se podría buscar similitud, la historia de Allen es como cuando Juan Madruñero (1971) debutó en el Ídolo a esa misma edad: llegó a Barcelona con 10 años y comenzó jugando en la sub-12, algo que ayudó a ganar experiencia con los jugadores mayores.
Hoy la vida les ha cambiado a los Obando. El padre del jugador maneja la escuela de fútbol de Barcelona, en Borbón.
El presidente de la Comisión de Fútbol de Barcelona, Antonio Álvarez, comenta que desde Inglaterra ya se quisieron llevar al joven, cuyo pase está cotizado en unos $ 7 millones. Sostiene que Allen tiene mucho más por mostrar aún, “es un chico muy sencillo y con hambre de triunfo”, dice.
Obando tuvo que esperar 13 meses para cambiar la historia en el Ídolo. En el 2022 se comió un penal, en el 2023 ante el Deportivo Cuenca hizo un gol y le dio un pase para el 2-1; ahora Allen tiene dos retos: lograr más minutos y goles con los canarios y representar a Ecuador en el Mundial de Indonesia, en noviembre.