Cédula ecuatoriana y guatita para Leylah Fernández tras el US Open
Los abuelitos de la tenista de raíces tricolores, segunda en el Grand Slam norteamericano, hablaron con EXPRESO y revelaron detalles de su vida
Las emociones por la final del US Open femenino aún se mantienen en la casa de Óscar Fernández e Inés Arellano, ubicada en el barrio Los Matías, en el balneario de Salinas. Ambos son los abuelos de la tenista canadiense con raíces ecuatorianas, Leylah Fernández, quien el pasado fin de semana logró el segundo lugar del abierto de tenis en los Estados Unidos.
“Parece mentira lo que está ocurriendo con mi niña”, precisa Inés, mientras junta sus manos para agradecerle a Dios por los triunfos que viene consiguiendo su nieta. Arellano asevera, sin miedo a equivocarse, que Leylah llegará a ser la número uno en el mundo en el tenis porque se trata de una deportista que cumple sus retos.
“Ella dijo que quería estar entre las 100 mejores de la WTA, y lo cumplió; después entre las 50 y también lo logró; no dudo que en poco tiempo llegue a ocupar el primer puesto”, comentó emocionada Arellano.
La alegría de la mujer aumenta cada vez que su esposo la alerta que su nieta está siendo entrevistada en una cadena televisiva norteamericana. “Desde la gran final del campeonato tiene una agenda muy copada, por eso aún no llega a casa, en Canadá. Por la cantidad de entrevistas le han contratado un vuelo privado para que pueda regresar a Montreal una vez que cumpla con todos los medios”, reveló Óscar a EXPRESO.
Los abuelitos rememoran la última vez que Leylah los visitó, fue en el 2019. La tenista llegó a Salinas y estuvo por más de un mes con ellos. En esa ocasión conoció algunos sitios de la península y le encantó el malecón. Ahí, entre los recuerdos que quedaron, tienen una tarjeta escrita por la joven en la que les expresa todo el cariño.
“Gracias abuelitos por cuidar a nuestra familia y por cocinar muchas comidas deliciosas. Los quiero mucho. Te voy a extrañar. Gracias por todo”, dice la misiva que la adorna con tinta de varios colores.
Los esposos Óscar e Inés, por trabajo, vivieron en Canadá 47 años; su hijo, Jorge, acudió a estudiar al país norteamericano y fue cuando conoció a la filipina Irene Exevea, con quien se casó y tiempo después nació Leylah, la mayor de tres hermanos, todos canadienses.
Óscar recuerda que desde muy niña a Leylah le encantó el deporte y, por su sangre latina, quiso aprender español. “Aprendió hablar y escribir el idioma haciendo el listado de víveres que íbamos a comprar a los supermercados. Ella (Leylah) pedía los productos en español”, señaló el abuelo.
Pero en el deporte hay un punto de inflexión en esta historia. En un inicio, Jorge Fernández, el padre de Leylah, anhelaba que su hija sea futbolista porque él era entrenador de ese deporte; sin embargo, pese a dominar muy bien el balón, fue el tenis la verdadera pasión de la chica. Don Óscar fue testigo del momento cuando Jorge le entregó por primera vez una raqueta de tenis a la pequeña.
“Fue algo indescriptible, se emocionó tanto e hizo varios movimientos de manos como si ya sabía jugar. Sin duda el tenis lo lleva dentro como algo natural. En ese momento coincidimos con mi hijo que el tenis sería el deporte para ella”, expresó.
Fue entonces que la inscribieron en una academia de tenis y Jorge (padre) se convirtió en su principal entrenador y motivador. Hoy el anhelo más grande de los abuelos es estar presente, junto a su nieta, en una final de Grand Slam como el Roland Garros, el Abierto de Australia, US Open o algún otro.
Inés describe a la tenista como una mujer de un corazón enorme. Asegura que siempre está pendiente de la familia y de manera especial de sus abuelos, con quien de manera permanente se comunica e inclusive tenía la ilusión de que viajen a los EE. UU. para estar en el cierre del torneo donde destacó, pero el viaje a ellos se les complicó porque la vacuna que se aplicaron contra la COVID-19 en el país tiene restricciones en Norteamérica.
Por la gloria que vive Leylah, en la casa de los Fernández-Arellano de Salinas también la actividad es intensa. Los teléfonos de los abuelitos no paran de sonar y en videollamadas Óscar e Inés dan a conocer a sus demás amigos y parientes la felicidad y orgullo que sienten por su nieta.
LEYLAH VENDRÁ A SALINAS
Los abuelos de Leylah la esperan en Salinas, a donde la tenista le gusta acudir a descansar, caminar o trotar por el malecón, que es una de sus actividades favoritas. Inés la esperará con un delicioso plato de guatita, guiso de lengua o sopa de leche que son sus comidas favoritas. Además, tienen previsto organizarle un evento especial como la última vez que estuvo en Ecuador, en donde se reunió gran parte de la familia y amigos. Inés agregó que a ellos no les gusta figurar que son los abuelos de una de las tenistas más grandes del planeta.
Tanto Óscar como Inés aseguraron que Leylah y sus hermanos han solicitado tener la cédula de ciudadanía ecuatoriana; al momento los trámites para aquello se han iniciado en el consulado ecuatoriano en Miami.